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Capítulo 10

 Oráculo


―¿A qué edad piensas asumir el reinado, Claire? ―me preguntó el rey Tyrone, con una chispa de curiosidad. El contorno de sus ojos estaba adornado con enormes pecas.

El lago bañado en estrellas del reino Ragnus estaba a nuestros pies. El ambiente era tan misterioso y tranquilo que ya me resultaba inquietante. Estrellas, luces y oscuridad. Lugareños con largas túnicas y pocas palabras, y otros que se las pasaban metidos en esos bares donde la diversión era algo perturbadora. Guerreros fuertes que parecían ser los que iluminaban el reino. Ancianas que con sus ojos podían leerte el alma, o esa impresión me daba. Un reina estricta, enigmática y fría. Ese era mi resumen del reino de las estrellas.

―No tengo pensado asumir el trono ―contesté simple y sincera, mirando las luces que flotaban en el agua.

Percibí la impresión de Tyrone a mi lado, y cuando volteé la cara hacia él, su rostro expulsaba consternación. Me hizo gracia.

―Eso sería fatal. Catastrófico ―exclamó con voz ahogada y con ambas cejas arqueadas.

―¿Por qué dices eso, rey Tyrone? ―Me giré por completo hacia él―. Tengo un hermano menor. Él siempre ha sido mejor para el liderazgo. ―Elevé los hombros y los dejé caer.

La expresión del rey se suavizó, y fue él quien se giró hacia el lago esta vez.

―¿Fue a tu hermano a quien escogieron para guardar un poder tan poderoso en su alma?

―No, pero él todavía no había nacido.

El rey Tyrone subió una de las comisuras de su boca.

―¿Tu hermano está aquí, salvando a tu madre y motivando hummons para la guerra más importante del siglo? ―Continuaba mirando hacia el frente.

Mis cejas se juntaron.

―No, pero...

―Déjame hacerte otra pregunta, mi querida Claire, ¿a quién pondrías tú en el trono? ¿A la princesa que dejó atrás su vida humana, para cumplir y proteger a los reinos de su poder, que se unió como voluntaria a la guerra para salvar a su madre, en cuyo camino ha motivado a incontables batallones con su valentía, quien se ha gastado gotas de sudor en entrenamientos mentales, y que en unos días estará liderando la batalla final...?

Me echó una fugaz mirada de astucia y yo chasqué la lengua. Me estaba dando demasiado crédito.

―¿O al joven príncipe que ha estado observando a su hermana mayor sin moverse del castillo de Atanea y que su máxima experiencia hasta ahora ha sido el haber cruzado a una extensión?

Rodeé los ojos una vez y me removí.

―Ethan podría tener más experiencia y estar preparado para el reinado si...

―¿A quién escogerías? ―me interrumpió e insistió.

Tragué. El rey Tyrone se giró hacia mí y apoyó su enorme mano en mi brazo.

―Tú y yo nacimos con un propósito escrito. ―Su mirada fuerte se intensificó―. Escapar de ello sería de cobardes... y tú de cobardía no tienes ni un pelo. Además ―añadió y elevó su gran mentón―, es indudable que deseas que los guerreros con los que estás luchando hoy, y sus familias, tengan una vida mejor. También sé que peleas por las causas justas y que una guerra no es tu vía para defender tus ideales. Y defiendes a los civiles lumbianos. ―Pestañeó y su sonrisa se expandió―. Todos eso depende de ti, y todas esas ideas que tienes en tu astuta cabeza hoy, podrían cambiar el mundo... para mejor. ―El rey alzó una mano, posó un dedo debajo de mi barbilla y la elevó tanto como estaba la suya―. No te preocupes por interrumpir, mi buen soldado ―le habló a alguien más, pero seguía mirándome―. La princesa y yo hemos terminado.

Princesa de sangreHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin