Capítulo especial -parte 13-

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—Meses después—

Luego de la operación de Jane, vivieron tres meses más en la casa de campo, antes de volver a una de las casas que Judas usaba más a menudo.

Era una casa enorme, lujosa, que él no quería llamar mansión, pero eso es lo que era... ¿Ahora tenía falsa modestia el narcotraficante asesino y psicópata de Judas?

Faltaban muy pocas semanas para el cumpleaños de Jared, y Jane no podía sentirse más feliz y plena. Sería el primer cumpleaños que pasaría con su hijo.

Luego de cinco meses, al realizar un nuevo estudio, pudo obtener tranquilidad de que el cáncer no había vuelto, pero debían seguir, obviamente, controlándola.

Pero Jane se sentía sana, fuerte. Ya no padecía esos horribles dolores, ni sangrados, que antes la tenían postrada en una cama.

Ahora podía hacer su vida con tranquilidad, ejercitarse, como tanto le gustaba, bailar, que era una gran distracción.

Bajó de la planta superior, sonriendo, en quince minutos tendría clases de salsa, y ya estaba emocionada. Al llegar a los pies de las escaleras, observó a Judas, sentado en el sofá y con su celular en la mano.

—Hola —le dijo pasando por su lado.

—Hola —pronunció el castaño sin mirarla.

Se paró a un lado de él, acomodándose la tira del bolso que llevaba en su hombro.

—Hoy tengo clases de salsa.

Judas levantó la cabeza, y la miró inexpresivo.

—Dile a Cesio que te lleve —le dijo volviendo la vista al celular.

—Sí, pero... Creí que quizás podrías acompañarme —murmuró, mirándolo insegura.

—Este lugar es seguro, no te pasará nada —pronunció sin mirarla.

—¿No temes a que intenta huir?

—En primer lugar no podrás hacerlo, segundo, no dejarías a Jared nuevamente. Y tercero —pronunció serio, dedicándole una gélida mirada—. Yo mismo te pondré una bala en la frente si lo intentas.

Jane lo observó aturdida, sintiendo un frío helado recorrerle el cuerpo entero. Aquello había sonado como una amenaza cierta, él realmente no había titubeando al decirlo.

Judas miró la expresión de terror de ella, y volvió su vista al celular.

—Estás enfermo —le dijo en un tono bajo.

—Como todos —respondió con simpleza, mientras ella se retiraba de allí.

***

Jane observó a su compañero, y sonrió divertida. Era un hombre más grande que ella, quizás rozando los cincuenta, pero se movía muy bien, y era simpático.

Sin contar con el hecho de que se entendían de maravilla al momento de bailar. Sus pasos siempre estaban sincronizados, al igual que sus miradas.

No hacían falta palabras cuando estaban juntos, era una química única.

Y él la miró a los ojos, sonriendo. Jane era una mujer hermosa, y algo en ella, le causaba ternura. Y no sabía si eran sus ojos, su estatura pequeña, su figura esbelta y modesta, o que.

Pero Jane comenzaba a atraerle.

La hizo girar, y en ese momento, se detuvo abruptamente por unos segundos, al cruzarse con una mirada que destilaba peligro puro.

JudasTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang