• XXXIII: Luxfero •

299 48 0
                                    

– Después de eso, volví a Inglaterra con Dietfried, lo hice pasar con documentos falsos. Me reuní con Karen y lo dejé con ella, le pedí que se encargara de cuidarlo y...le abrí una cuenta bancaria, a la cual cada mes depositaba una cantidad determinada de dinero. Cuando Hikari quedó bajo su cargo también, los crió a ambos como si fueran hermanos.

– ¿Dónde está él ahora?

– Sigue con Karen. Connor sabe de esto, pero su orden era sólo llevarse a Hikari.

– Así que ese niño está ahora en Inglaterra.

– Sí. Y no pienso devolverlo con los malditos de mis abuelos.

– ...Está bien. No soy L, no soy tu mentor, así que no voy a decirte qué hacer.

– ...Gracias, supongo.

Quedaron en silencio unos segundos.

– Como sea –dijo Near de pronto.–, ya no necesitarás esto –tomó el collar con la cámara.– Lo guardaré, puede servirme de nuevo.

– ...L de verdad... ¿Dejó un collar para mí?

– Lo hizo.

Near metió la mano a su bolsillo y sacó una cajita de terciopelo negro, más grande que la que le había dado antes, la colocó sobre la mesa y la deslizó hacia la castaña. Tn la miró unos segundos y luego la tomó, la abrió y observó aquel collar, el que L realmente había dejado para ella.

– Es... –murmuró.

El collar tenía una cuerda negra simple de algodón y su dije era dorado, una especie de llave con alas que tenía un ojo egipcio en medio dentro de un círculo y de este colgaba una cruz egipcia.

El collar tenía una cuerda negra simple de algodón y su dije era dorado, una especie de llave con alas que tenía un ojo egipcio en medio dentro de un círculo y de este colgaba una cruz egipcia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

– Es extraño –dijo el albino.

– ...Yo se lo di a él.

– ¿Ah?

– Me lo dieron cuando viví en Egipto. Tenía un maestro allá, él me enseñó mucho sobre la religión del antiguo Egipto y otras cosas más, me cuidó como a su hija y...un día me llevó al Templo de Lúxor y a la Necrópolis, caminamos mucho y me enseñó mucho más. Antes de volvernos, dentro de ese templo él me dio este collar –tomó aquella joya con una mano, sacándola de la cajita negra.– Es el símbolo de Imhotep, era un erudito y lo consideraban el dios de la sabiduría; era sabio, médico, astrónomo, y el primer arquitecto e ingeniero conocido en la historia –lo miró.– Yo se lo di a L tiempo después, cuando dejé de ser una rebelde como Beyond y comencé a trabajar como Babel. Aunque no lo creas, era muy importante para mí, así que se lo di a él...mi primer mentor.

– Interesante. ¿Cómo se llamaba tu maestro?

Makram Nasser. Él me nombró Amunet y me cedió su apellido. Me dijo que Amunet era una diosa primordial de lo oculto; "es el viento que no se puede ver, pero que se puede sentir", esas fueron sus palabras.

– Amunet...Es un nombre algo intrigante.

– Cierto –miró el collar.– L usaba el collar bajo su camiseta, lo sé porque a veces notaba la cuerda, o a veces se marcaba en la tela, en su pecho.

– L sabía que iba a morir, así que, sin que lo notaras, tomó ese collar y se lo dio a Watari, quien se lo envió a Roger junto a una carta. Nuestro mentor jamás sospechó de ti, nunca llegó a si quiera imaginar que tú eras quien estaba detrás de Kira, detrás de la libreta y de los shinigamis, que eras la mente maestra de todo ese plan...la guía del juego, quien ponía las reglas y podía ingresar o sacar jugadores a voluntad.

– Si lo hubiese sabido entonces no estaría muerto, pero me habría enviado a un reformatorio o alguna cosa así.

– No. Conociéndolo...te habría tenido bajo su cargo, habría tratado de enderezarte de nuevo y te habría protegido. Era tu mentor, te cuidaba como a su hija.

– ...Fui hija del mejor detective del mundo, y de un astrónomo y sabio árabe –rió.– Suena bien.

– Es un curriculum interesante, ciertamente.

– Sí...

– Eras como un ángel caído para él...Lucifer.

– L era un rey y yo una desertora, él era Dios y yo Lucifer, él Jesús y yo Judas...

Tn cerró los ojos y suspiró, luego volvió a mirar al albino.

– ¿Cuándo volveré a ADX?

– ...No te regresaré a ADX, Diklah.

– ¿Qué? –preguntó, confusa.

– Aunque todo este asunto de N-Kira fue por tu culpa debido a que tú lo planeaste todo...no voy a decir nada acerca de esto.

– ¿Hablas en serio?

– Sí. Creo...que es lo que L habría hecho.

– ...

– Como ya dije, en un caso así L te habría protegido y tratado de enderezarte. Así que eso es lo que haré yo también.

Near tomó su laptop, la abrió, tecleó algo y luego la giró hacia la contraria, mostrando como los videos tomados por la cámara del collar que le había dado se eliminaban por completo. Tn abrió los ojos con sorpresa, no esperaba aquello en lo absoluto.

Game over –cerró la laptop.– Le diré a la Interpol y a la Agencia Federal de Prisiones que me ayudaste mucho, y que estás mejor en cuanto a tu comportamiento. Voy a tratar de convencerlos de que te cedan la libertad condicional o que se haga una reducción de tu condena –enredó un mechón de su cabello en su dedo.– Una vez que quedes libre, podrás hacer lo que quieras. Volver a ser Nihil y Babel, volverte a Egipto con tu padre adoptivo y mentor, viajar por el mundo, conseguir otro empleo...no me importa realmente; claro, a menos que vuelvas a delinquir, en ese caso tendré la obligación de perseguirte y devolverte a ADX.

– ...Tú no eres así, Near.

– No, pero L sí. Ya te lo dije, esto es lo que L habría hecho y habría querido, yo sólo continuo su legado. Lo que pase con tu vida queda en tus manos, puedes volver a ADX o puedes continuar el legado de L como lo estoy haciendo yo.

– ...

Death Note: Dea 🖋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora