Capítulo 29

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La noche transcurría lentamente, como la sangre de Gaia en sus venas. Los guardias seguían frente a la puerta de su habitación de hospital y no le permitían salir de esta, aun cuando les había suplicado, dado el aburrimiento que estaba experimentando en aquel lugar. En ese punto de la noche se encontraba mirando el techo preguntándose si realmente era necesario que SHIELD mandara a agentes a cuidarla. Sabía que, así como el hombre que había ido a la universidad podrían haber más, pero, se le hacía un poco de más, incluso con las enfermeras eran demasiado bordes. En unas cuantas horas miró como dos enfermeras entraban temblando tras las preguntas y el comportamiento de los agentes, ellas solo iban a revisar que todo estuviera bien.

Gaia comenzaba a pensar si era buena idea saltar desde la ventana del lugar, tal vez eso le ayudaría a entretenerse un momento, pero recordó que tenía la intravenosa y el marcador del pulso conectado, así que sus planes se vieron severamente frustrados. Lo único que le quedó fue cerrar sus ojos y relajarse. Al relajarse comenzó a escuchar lo que sucedía a su alrededor. Escuchaba a varias personas quejarse de dolor, también escuchó a personas de avanzada edad que deseaban ya no sufrir más. Eso causó un pinchazo en su corazón, pues le hizo recordar a su abuela, la cual había fallecido hacía tres años, cuando ella tenía 15, unos meses después de su fiesta de cumpleaños. Nada había sido igual después de eso, la extrañaba como loca, pero sabía que ahora descansaba tranquila junto a su esposo.

Movida por ese sentimiento de tristeza y melancolía se puso de pie y caminó hacia la puerta, no sin antes tomar aquello que mantenía al suero. Al abrir la puerta se encontró con mismos agentes, los cuales volvieron a pedirle que regresara a su cama, pero a Gaia poco le importó y salió de ahí.

-Señorita, es peligroso que salga-dijo uno de los agentes.
-Si alguien viene a atacarme, lo hará dentro o fuera de la habitación, da igual-mencionó la pelinegra.-Solo daré una vuelta y regresaré, si quieren pueden seguirme, no me enojo-dijo con un toque cómico. Ambos agentes asintieron y la siguieron unos pasos detrás de ella.

Gaia miraba la puerta de varias habitaciones y después de pasarlas comenzaron a aparecer las camillas de pacientes sin habitación propia. La ojiazul miraba como en ellas se encontraban personas de todas las edades, incluso niños. Esto último llamó la atención de la joven, en concreto, llamó su atención una niña que parecía tener una sonda nasogástrica.

-Mami, quiero quitármelo-se escuchaba a la niña quejarse.
-Si dejas de moverlo, pronto podrás quitártela-respondió una mujer que estaba junto a ella, la pelinegra intuyó que se trataba de la mamá de la niña.
-Pero quiero quitarlo ya-se quejaba.

Gaia, sin poder evitarlo, seguía viendo a aquella niña de cabellos rojizos y largos. Esta pareció sentir la mirada atenta de la pelinegra, por lo que sus miradas se encontraron. La pequeña levantó su manita y saludó a Gaia, la cual le regresó el saludo con una amplia sonrisa.

-Mami mira, es la superhéroe-dijo en voz baja la niña, sin saber que Gaia podía escucharla aun cuando susurrara. La mujer, un poco confundida, volteó hacia quien su hija saludaba y efectivamente, se encontró con la "superhéroe" como la había llamado su pequeña. Gaia solo saludó con un asentimiento y siguió caminando, para dar la vuelta por el piso.

En los largos pasillos se escuchaban un sinfín de aparatos de medición del ritmo cardíaco. La ojiazul vagaba sin rumbo alguno dentro del hospital con los agentes detrás de ellas, aun cuando la joven les había pedido varias veces que regresaran a la habitación de ella, si es que ya se encontraban hartos, pero no lo hicieron.

Gaia había llegado al final de donde se encontraban las camillas, por lo que una enfermera le pidió que regresara a la zona donde le habían asignado quedarse. La joven, no muy contenta, asintió y se encaminó devuelta a su habitación, pero cuando iba hacia allá, miró como una señora de avanzada edad que se encontraba con un respirador estaba en busca de una enfermera que le ayudara, pero parecía que no había. Gaia supuso que habría muy pocas, por lo que se acercó a la mujer.

Mystic: The little AvengerWhere stories live. Discover now