Sinopsis.

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Su piel bronceada, su cabello largo y rojo como el mismo fuego, sus hermosos labios de fresa que yacían tapados por cinta plateada, las gotas pequeñas de sangre salpicadas que se expandian por su rostro creando preciosas pecas naturales. Y sus ojos, ahhh esos ojos... era lo que más me atraían de ella.

Esas dos esmeraldas nubladas por las lágrimas que me veían con terror. Ahhh, como me gustaba ver ese miedo, esa desesperación, esas esperanzas de seguir viviendo pintadas en su rostro, y ser aquel que las destruía, con cada cortada, con cada lamento, con cada minuto que pasaba, como perdían todo en cuestión de horas y era yo él que las llevaba a aquellos límites que hasta mi aparición ellas desconocían...

Tomé de la mesa una navaja y me acerqué de manera lenta, di pasos cortos tratando de alargar el momento hasta rodear su cuerpo, se veía preciosa con ese vestido azul ajustado y la espalda descubierta, que me provocaba hacerle tantas cosas en este mismo instante, pero antes de eso quería divertirme un poco más con ella. Pase suavemente aquel metal por la curva de su espina dorsal y su cuerpo entero se estremeció de miedo, y el mío de placer; intento quitarse las cadenas con las que la tenía atada, pero era obvio que no funcionaría, lo había intentado demasiadas veces que la piel de sus pies y manos estaba lastimada, era tan estúpido que lo siguiera intentando, pues su final estaba escrito en mis manos.

Fije mi vista al frente, había llegado él momento, el reloj marcaba la hora exacta, me acerque a su espalda, mi brazo rodeo su cintura e hice la primera cortada, suave, lenta y con cuidado, tenía que quedar perfecta, todo tenía que ser perfecto, para que cuando terminara fuera una hermosa obra de arte.

Entonces, sólo entonces me pertenecería.

Sólo así sería mía incluso después de la muerte.

Su existencia terminaba aquí conmigo, pero para mi,

este juego apenas había comenzado...




Butterfly (PRÓXIMAMENTE) Pausada temporalmente Where stories live. Discover now