06 ϟ La Copa de las Casas

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Hermione, Harry, Ron e Issa corrían a toda velocidad por Hogwarts subiendo desesperados los pisos hasta que estuvieron en el tercero, en donde avanzaron rápido y silenciosos hasta llegar a las escaleras movedizas que se encontraban puestas de una forma perfecta para llegar al lado prohibido de ese nivel. Una vez allí, entraron al tétrico pasillo y abrieron despacio la puerta con un sencillo hechizo, encontrándose inmediatamente a Fluffy durmiendo con la melodiosa música del arpa que se encontraba en el fondo de la habitación.

—Se nos adelantaron —dijo Issa algo molesta mirando al enorme perro—. Vamos —animo dando un paso cuidadoso hacia delante.

Sus amigos también se acercaron a la criatura y se inclinaron a tomar la pata que reposaba sobre la trampilla para, con fuerza, los cuatro lograr moverla y dejar libre el camino a la piedra filosofal. Viendo atentos a los ojos de Fluffy, los chicos bajaron la cabeza para levantar la tapa de madera y ver una caída totalmente oscura.

—¿Y ahora? —pregunto Ron en un susurro.

—A saltar —determino Hermione como si fuera obvio, aunque ella misma sonaba algo dudosa por eso.

Mientras discutían que hacer, Issa se dio cuenta de que algo había cambiado en el ambiente, no sabía qué, pero levanto la vista tratando de encontrar la razón y así noto que el arpa había dejado de sonar y la cabezas de los perros ya no estaban en el suelo.

—¡Salten! —grito de una forma tan asustada que Ron lo hizo por inercia sin importarle lo que hubiera abajo.

Hermione lo siguió rápido y en ese momento el gruñido de los perros sobre ellos se escuchó. Issa empujo a Harry y ella saltó cuando sintió el aliento de uno de los perros en su brazo y algo punzando de una forma que nunca había sentido, pero por el susto casi no sentía nada, la adrenalina había anulado cualquier cosa.

Ahora, los cuatro se encontraban sentados en una especie de red gruesa y negra, suave al tacto, aunque de una forma algo rara, era casi como acariciar plástico.

—¡Issa, tu brazo! —grito con horror la otra chica del grupo.

La nombrada se miro y vio que en un brazo una gran mancha roja se posaba en su piel, la cual aumentaba, notando que la manga larga de su uniforme había sido arrancado por uno de los hocicos de las cabezas de los perros que, en el proceso de querer detenerla, había roto su prenda y lastimado en la longitud de su brazo. De alguna forma, los limites de la herida se estaban colocando de color morado.

—Oh, vay... ¡Ah! —Issa no termino de hablar cuando esas "redes" en donde se sentaban comenzaron a sujetarlos de todas partes y a apretarlos.

—¿¡Qué es esto!? —exclamó Harry moviéndose furiosamente.

—¡Es lazo del diablo! Como dijo Sprout... lazo del diablo, lazo del diablo... —hablo Hermione forzándose por recordar—. El lazo del diablo, le gusta la oscuridad, humedad y tranquilidad —asintió a sus palabras.

—¡Entonces has un fuego! —gritó Ron tan desesperado como su amigo.

—Le gusta la tranquilidad, así que nadie hable y quédense tan quietos como puedan —ordeno Hermione y el de ojos verdes capto enseguida sus palabras.

El primero en ser soltado y llevado a otro lugar debajo de ellos fue Harry, para luego ser seguido por Issa, que no podía pelear demasiado por su brazo, y después Hermione.

—¡Chicos! —grito el pelirrojo totalmente desesperado.

—¡Tranquilo Ron! ¡Estamos bien, solo cálmate y seras liberado! —gritaron ellos desde abajo.

Paso un rato y Ron no fue soltado por no dejar de moverse, no hacia ni un mínimo esfuerzo de calmarse, por lo que Hermione hizo un hechizo que lanzó luz desde la punta de su varita y esta golpeo desde abajo a la planta, la cual se movió para esconderse dejando caer a Ron de cola al suelo.

𝐋𝐎𝐒 𝐌𝐄𝐋𝐋𝐈𝐙𝐎𝐒 𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora