ISAAC

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¿Qué terribles actos había cometido para merecer tanto drama en mi vida?

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¿Qué terribles actos había cometido para merecer tanto drama en mi vida?

Hace una semana había sido interrumpido en mi cortejo por una escandalizada Carlota, era una mujer que había visto de todo, por lo que el hecho de que ella encontrara la situación de aquella manera era de verdad alarmante. Sin dudar un segundo acudí a su ayuda con el asunto, que terminó siendo una riña bastante intensa entre mi mejor amigo Neels Vikander y Elizabeth Mountbatten; la joven duquesa no gozaba con una reputación de lo más afable a su persona, sobre todo por ser controladora y despiadada con las demás mujeres nobles, así que cuando ella estaba en problemas no era de mi interés. Pero si sus problemas incluían a un Neels alterado que la apuntaba violentamente y que gruñía más que hablaba, bueno, podía hacer una excepción solo por ésta vez.

— ¡Maldita zorra manipuladora!

Esas fueron las primeras palabras de Neels que pudieron ser entendidas por los demás presentes esa tarde, y vaya cuáles fueron a ser.

Por lo general, estaría de acuerdo con él, cualquier hombre y mujer en St. Marine (sin importar posición) ha pensado lo mismo de Mountbatten desde que la conoció, pero una cosa es pensarlo en la seguridad de tu cabeza, y otro muy diferente era decírselo frente a toda la realeza que algún día serán sus iguales o superiores en puestos políticos. Eso era degradante para cualquier persona, incluso para ella. Además, él estaba supuesto a ser el perfecto cabellero, es un príncipe heredero, debería poner el ejemplo de cómo no perder los estribos delante de los demás, independientemente de lo que hizo la otra persona para provocar.

Somos actores, pero de cosas que realmente importan, y con mucha más clase.

— Vikander.

Hice mi mejor intento de ser amenazante. Tenía veintidós años y mi amigo con veinte era mucho más autoritario que yo por demasiado. Yo era la desgracia de Rumania desde mi bisabuelo que se casó con una plebeya, dejando plantada a su prometida noble el día de su boda. Él era mi ídolo. Pero ahora mi dolor de cabeza era Vikander.

— ¿Qué pudo hacer Mountbatten para molestarte de esa manera?— intervino Carlota.

— Su brujería católica.

Ay, no. Todos sabíamos que la mujer más católica venía de México y medía uno sesenta y dos centímetros, ella había convertido más católicos aquí que todo el Vaticano, responderle así a Carlota era una guerra declarada para ella. También se sabía que una mujer de armas tomar. Además, Mountbatten ni siquiera era católica.

— De acuerdo, de acuerdo.— dije poniéndome entre ambos.— específica qué exactamente.

— Otra de éstas malditas cosas.

Neels me puso contro el pecho un pedazo de papel que no había visto antes, estaba arrugado y roto en ciertas partes, pero el material era imposible de no reconocer. Había recibido otra carta de los Ancianos.

The Royals © #PGP2020Where stories live. Discover now