A VECES ES NECESARIO MORIR PARA PODER VIVIR

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Sí llegue a notar mejoras con el tratamiento que seguía. Tenía días relativamente buenos. Aunque cuando eran mis días de melancolía me pasaba horas viendo dos o tres veces guardianes de la galaxia 2. -Lloraba cuando Yondu moría.-

Tenía más apetito y me acostumbre a ver películas graciosas, seguía sin poder dormir a pesar de tomar pastillas pero trataba de que eso no me afectará tanto. Una noche una persona me escribió preguntándome si era verdad lo que denunciaba. ¿Quién coño eres? No te conozco, -pensé-. Era tan insistentemente fastidioso. Era común encontrar personas que dudaran, pero nadie a parte de los del sistema judicial habían sido tan directos.Entonces, me envió unas imágenes. Eran unos Screenshot donde EL VIOLADOR respondía dudas a un grupo de compañeros. ¡Oh claro! Pero como se iba a quedar callado si estaban manchando su gran nombre-. Me llena de nostalgia saber que todo lo que él decía tenía sustento judicial. Estaba en papeles y yo solo tengo "mi versión" pasaron muchas cosas. Empezaron las pintas en los baños con escritos sobre mí. Los comentarios de profesores apoyándolo y la universidad seguía sin hacer nada. Ahora no solo debía convivir con mi violador sino tratar con quienes lo apoyaban. La UNAC se volvio el infierno.

Mientras revisaba mi cuenta de Facebook, en un mensaje, una señora muy amable me preguntaba sí ¿estaba bien? No recuerdo su nombre, pero si recuerdo porque me escribió. Su hija Denisse de 19 años, estudiante de la universidad San Marcos, había sido violada y asesinada en octubre del 2016 y aún no tenia justicia. Sus escritos transmitían mucha melancolía y resignación. Resaltaba el hecho de que su hija tuviera escrita con un objeto filoso la palabra "puta" en una de sus piernas. "La chica de San Bartolo" me dijo. Deseándome que mi caso tuviera mejores resultados. Para ese momento ella no había sido la única madre que se comunicó conmigo contándome la historia de su hija. -curiosamente, para el día de hoy. No conozco ni un solo caso del que yo hay tenido contacto, cuyo proceso haya finalizado en la sentencia del abusador-.

Así pasaron mis días, algunos buenos otros malos, con más y más contacto con personas sobrevivientes de violencia de genero. Académicamente me volví autodidacta. El CEM había enviado un documento a la universidad ayudándome a justificar mis faltas. Si no estaba en fiscalía o el juzgado, estaba con la psicóloga o la psiquiatra. Algunos profesores lo entendieron otros no. Me había esforzado mucho para avanzar mi carrera, pero era tan difícil hacerlo así.

Un día una amiga que conocí por azares del destino hace algunos años y quien siempre se mantenía pendiente de cómo iba mi caso, me invito a almorzar en su casa. Pase un lindo día, no me sentía tan cómoda de compartir con una familia desde hace tanto. Ella siempre me brindo su apoyo y conociéndola no me sorprendió que me levara con un periodista de canal 4 con quien conversé, pero no expuse el caso, no estaba lista aún.

Al regresar mi madre estaba muy incómoda, nunca le pregunte la razón de ¿por qué tanto odio?, me dijo muchas cosas demasiado dolientes. Ni siquiera pude responderle. Subí a mi cuarto mientras lloraba, volvían los pensamientos. Ya era hora de tomar la pastilla para dormir por eso fui a la cocina por un vaso con agua y regrese a mi cuarto. Tome 20 pastillas mientras me decía: ¡duérmete ya!, "pronto no sentirás nada".

Mi papá toco la puerta, entro y vio los blísters en la mesa. Me pregunto ¿si había tomado todo eso?. Ya no le pude responder, estaba inconsciente. Lo siguiente que supe fue que estaba en una silla de ruedas. Había otras personas en camillas en el mismo lugar. Una voz dijo: ¿Qué le paso a ella?, Otra dijo se ha tomado veneno. La respuesta sarcástica fue: que no le hagan nada, de frente hay que enterrarla, se río. Entonces pude ver con más claridad, estaba en emergencias del hospital Carrión.

No le tome importancia a mi estado, sabia que estaba indefensa y me sentí en riesgo. Tenía miedo de que cualquier desconocido se me acercara. Entonces mi papá llego y le dije que no me dejara sola porque tenia miedo. A penas y podía verlo. Dos enfermeras se acercaron me llevaron a un costado, una de ellas metió un tuvo toscamente por mi nariz, sentí la sangre caer mientras este entraba por mi sistema. Un líquido transparente empezó a recorrer por el tuvo y entrar a mi estomago luego sentí muchas ganas de vomitar.

Unas horas después ya estaba de alta. Estuve en cama por dos días y no fui a ese evento del que tanto habíamos hablado y por el que caminamos tantas horas buscando un vestido que le quedé genial. En verdad deseaba ir, solo que tenía mucha carga acumulada, mucho dolor y una vez más estaba pagando las consecuencias. Solo que esto era realmente importante. Era tu graduación. Lo siento mucho hermana.

ELLA, SOBREVIVIENTEWhere stories live. Discover now