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@ileamiller acaba de publicar una foto

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@gatenm123 😤❤️

@milliebobbybrown i love you 😍

Por fin era viernes y además hoy era un día soleado, mi alarma había sonado a tiempo y había cogido el bus bastante pronto, no veía ningún antecedente para tener que volver a llegar tarde como el resto de la semana, al subirme al autobus me fuí al final de los asientos y saqué los ariculares de los bolsillos, los desenrede fácilmente y conecté la clavija a mi teléfono.
Finalmente legué a la parada enfrente del instituto aún no había sonado el timbre y ví a todos mis amigos en la entrada conversando, cuando baje del autobús me quite los auriculares y los guarde en el bolsillo pequeño de mi mochila para luego ir corriendo con ellos.

—¡Chicos!—Grité saludando con una mano mientras iba corriendo en dirección a ellos.

Noah fue el primero en inmutarse al oírme gritar para llamar su atención, volteó la cabeza a la dirección en la que yo les había llamado, los demás fueron siguiendo a Noah al sonarles una voz familiar que dudaban que fuese la mía ya al llegar siempre tarde, era casi imposible verme a primera hora por la mañana antes de entrar a clase. Me miraron sorprendidos al verme llegar pronto a primera hora y aunque todo iba aparentemente bien no podía ser tan perfecto. De repente sentí tal pinchazo en el pecho que caí en seco al suelo en pocos segundos, en los que sentía aturdimiento, mi corazón iba como a mil por hora y tenía el pulso muy acelerado.

—¡LEA!—Vino corriendo a socorrerme mi amigo Noah entre los otros que fueron detrás suyo.

—¿¡Qué te pasa?!—Millie tiró su mochila llena de libros al suelo, se agacho y me cogió la cabeza para poder mirarla a los ojos.

—N-ecesito que llaméis a—Empezé a toser muy de seguido haciendo de aquella frase imposible de continuar.

—¡POR FAVOR QUE ALGUIEN LLAME A LA ENFERMERA!—Gritó uno de mis amigos al que no pude identificar al empezar a marearme.

No paraba de toser por aquel pinchazo, era como una sensación de «salto» en el pecho. Llegaron los enfermeros y me subieron a una camilla que se solían tener en caso de alguna emergencia. Todo el mundo se me quedaba mirando atónito por los pasillos, mis amigos estaban acompañandome a la enfermería en vez de ir a clase pero cuando llegamos no les dejaron pasar, decían que era tarde y que deberían estar en clase. Estuve un buen rato en un sala tumbada, se me había pasado el dolor pero tenía que esperar a que llegase el médico para hacerme una revisión, me ofrecieron de té mientras esperaba, cosa que yo no me tomé ya que odiaba tomar esas sustancias líquidas por mucho que me dijesen que me iba a ayudar a sentirme mejor, preferiría que fuese el doctor quien me diera algo para mejorarme. Menuda mierda, por un día que iba a llegar a tiempo a clase me pasaba esto y encima tenía filosofía a primera, era mi asignatura favorita y me la iba a perder. El espacio de aquella habitación no era muy grande tampoco había mucho que ver simplemente era una habitación casi vacía con la tipica camilla y mesilla de al lado, me fijé en el gran ventanal que tenía al lado, no había ni una sola nube en el cielo, un día perfecto para salir a jugar al fútbol con tus amigos antes de que empiece el invierno.
El médico había llegado, mucha gente ya lo concía, todas las alumnas de último curso se derretían por sus huesos y había oído varios rumores de chicas que fingían estar enfermas solo para ir a visitarle. El era un hombre joven rondando entre 20-25 años, tenía buen físico y una sonrisa muy carismática que dedicaba a sus pacientes

Tregua - Finn Wolfhard Where stories live. Discover now