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Research

JiMin suspiró otra vez frente a su laptop, con los dedos inmóviles sobre el teclado. Era como buscar sobre un resfriado, o una receta de cocina, o un complicado trámite que tuviera que hacer. Para eso existía el internet, ¿no es cierto? Para resolver nuestras dudas sin tener que preguntar a una persona física y pudiendo obtener respuestas de fuentes variadas.

placer por el dolor

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Tragó saliva antes de hacer click sobre las letras azules, mordiendo su labio inferior. La página tardó pocos segundos en cargar, mostrándole una enorme cantidad de resultados diferentes.

Masoquismo: dolor y placer en el cerebro.

¿Por qué puede ser placentero el dolor?

Algolagnia.

Cuando el dolor es un placer.

¿Por qué algunos dolores físicos causan placer?

Y muchísimos otros. Movió el mouse hasta la tercera opción, la palabra llamándole la atención al no entender su significado. Unos segundos después, el texto se mostró en la pantalla del ordenador, aunque la imagen a un lado llamó mucho más su atención: dos manos atadas juntas por un cinturón negro.

Algolagnia, proveniente del griego antiguo y usado para referirse al erotismo del dolor o placer sexual relacionado con sensaciones dolorosas. Se distingue entre pasiva o activa, dependiendo de si el erotismo lo provoca la recepción del dolor o el ejercicio sobre otros.

JiMin se detuvo en la lectura, algo sin aliento. Jamás había escuchado o leído sobre nada parecido, aunque de inmediato su cabeza comenzó a maquinar. Él nunca había sentido placer por dañar a otros pero la sensación que había obtenido en su cita para tatuarse, hizo que lo recorriera un escalofrío.

No debe confundirse con una parafilia aunque se la ha comparado al masoquismo; una persona con algolagnia disfruta del dolor aunque no quiera hacerlo, mientras que un masoquista desea el dolor pero podría no ser capaz de disfrutarlo.

Eso lo explicaba más aún y JiMin se inclinó hacia atrás sobre el sofá de su apartamento, sosteniendo la laptop sobre sus piernas para que no cayera. Sentir placer aunque no quiera. JiMin no disfrutaba el pensamiento de ser herido o que lo lastimen, pero aquella tarde...

Cerró la pestaña del computador en un impulso, cerrando también la pantalla y dejando la laptop a un lado, sobre el sofá. Tiró su cabello hacia atrás con una de sus manos, sacudiendo su cabeza y tirándose hacia atrás en el respaldo.

Maldita sea.