Capítulo 4

102 18 0
                                    


4

Me sentía muy cómodo y admiraba como se relacionaban no siendo padre e hija de manera biológica. Como lo prometió, Vicente compró unas pizzas exquisitas. Después de de reírnos un rato y que su padre constantemente dejara en vergüenza a Cristina con todas sus cosas de la infancia y cuando casi estuvo a punto de convertirse en carabinera, lo que nos provocó una risa incontrolable. No podía creer que a minutos, con el uniforme puesto para irse, se diera cuenta que no era su verdadera vocación servir a la patria como parte de las fuerzas armadas, así que optó por algo más convencional que ayudara más a la sociedad, al menos decía que siendo abogada, podría producir los verdaderos cambios en la justicia y ayudar a los más necesitados desde su vereda, si bien siempre fue su aspiración, intuyo que en parte fue influenciada por Vicente quien era uno de los mejores abogados del país. Cuando ya se hizo muy tarde, él optó por ir a dormir y se despidió de mí con un fuerte abrazo. Me sentí muy bien acogido. Nos quedamos los dos solos y al fin llegaba el momento que había esperado todo el día y para lo que realmente había ido a su casa... para conversar «De nosotros»

— Ha sido una buena tarde, muchas gracias por invitarme Cristina.

— Yo no te invité, fue mi papá, así que a él debes agradecerle, toda esto fue su idea.

— Se ve que es una gran persona, se nota que tienen una gran relación ustedes dos.

— No fue fácil en un comienzo, cuando lo conocí, yo era muy pequeña y no me acostumbraba, pero con el tiempo he pensado que fueron berrinches de niña.

— ¿Te puedo hacer una pregunta complicada? – Yo lo decía, pero a la vez me arrepentía.

— Dímela.

— ¿Qué pasó con tu madre?

— Martín, esa pregunta no es complicada y tampoco tengo problemas en contarte. Mi mamá murió hace seis años, producto de un cáncer al pulmón. Creo que si la hubieses conocido, le caerías muy bien. Era muy divertida, siempre tenía un chiste para contar o cuando tenía pena, siempre daba con las palabras precisas para hacerme sentir querida. Extraño tantas cosas; su comida, las salidas que compartíamos en familia entre tanto que realizábamos. Nosotros con mi papá ahora nos vemos mejor, pero fueron tiempos difíciles. Ahora vivimos solo hace un año en esta casa y en la que estábamos antes, era una casa familiar que pertenecía a sus padres. El cambio fue para descomprimir el ambiente, poder dejar de lado algunas situaciones malas y salir adelante juntos.

— Imagino que la debe extrañar mucho.

— Sí Martin, yo estoy segura que mucho, no lo dice, pero se amaban, nunca ese amor cambió, a pesar de que era algunos años mayor que él, pero estoy segura que es la mujer que más ha amado, intenta no mencionarla, no quiere decir que no la recuerde todos los días, solo que hablarlo, es abrir una herida en su corazón que nunca podrá cerrar, y te lo digo porque es lo que también me pasa a mí, ya lo vamos asumiendo con el tiempo y rearmando nuestras vidas.

— Muchas gracias Cristina.

— ¿Por qué las gracias?

— Por compartirlo.

— Está bien, cada cierto tiempo me hace muy bien contarlo. Oye pero no seas pillo, tú ya sabes muchas cosas de mí, pero yo no mucho de ti, así que cuéntame algo.

— No te preocupes, habrá tiempo suficiente para conocernos...

¿Será Muy Tarde?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora