Capítulo 19

32 6 0
                                    

19

Mi corazón se encontraba calmo, su presencia me hacía creer que me estaba curando de la última gran historia sentimental que tuve. Después de ese beso que nos dimos, todos nos celebraron y el jurado prometió darnos su voto para la siguiente edición de «Friday Night Karaoke». Luego el ritual señalaba que debíamos bailar, así que para no faltar al protocolo y que nos acusaran de transgresores, seguimos paso a paso lo que venía. Obviamente que mi pareja de baile fue Francisca. Mientras bailábamos, ninguno de los dos dijo palabra de lo que sucedió en el escenario y solo nos dedicamos a mover nuestros cuerpos al ritmo de la sonora . Solo pudimos hablar cuando la fiesta ya se había acabado y nos sentamos en una parte de la barra a seguir tomando cerveza:

— ¿Cómo la has pasado Martín? – Ella inició esa conversación y la verdad que se lo agradezco, no me salían las palabras.

— Bien ha sido mucho más entretenido de lo que imaginé.

— ¿No tenías muchas expectativas verdad?

— La verdad que no, pero hay algo que quiero aclarar. — Quería preguntarle por el tema de la inscripción, pero antes de que me dejara continuar...

— Si es por lo el beso que nos dimos en la canción... Nos dejamos llevar.

— La verdad Francisca eso es algo que quería aclarar después. Lo que quiero preguntar es acerca de que tú fuiste la que nos inscribió en el concurso de Karaoke, pero ya que mencionaste eso, no estoy seguro de que solo nos dejáramos llevar.

— ¿Crees que lo hicimos por voluntad? – Me preguntó Francisca mientras se bebía de un sorbo la cerveza y le hacía la señal al cantinero que le trajera otra y para no ser menos, hice lo mismo e hice la misma señal para que trajera dos.

— Seré muy honesto contigo Francisca y te quiero pedir que tú también lo seas conmigo ¿Podemos hacer eso?

— Sí, creo que puedo, no entiendo para donde va esta conversación.

— La verdad no lo sé, solo que me quiero aprovechar de este momento para pedirte disculpas.

— ¿Disculpas? – Mientras llegaban las cervezas que habíamos pedido.

— Sí, lo que escuchaste. Quiero pedirte disculpas.

— Hasta donde yo sé no tenemos algún tema pendiente.

— Lo tenemos Francisca. Sabes muy bien a que me refiero.

— Si lo colocas en ese plano... Te escucho Martín.

— La última vez que hablamos algo relacionado de nosotros, fue cuando conversamos el asunto del viaje y de las posibilidades que existían si yo no venía ¿Lo recuerdas?

— Lo recuerdo perfectamente.

— El caso es que por todo lo que ocurrió entre nosotros, nunca tuve la opción de disculparme. Tal vez lo que estoy haciendo es estúpido, pero si existe un culpable en todo esto soy yo, es por eso, que me aprovecho de este momento de confianza para decirte que me he sentido muy mal y ahora que llevamos un tiempo juntos, he tratado de evitarte porque no quería complicar las cosas.

— ¿Eso es todo lo que me tienes que decir? – Noté una lágrima en su mejilla, mientras me lo preguntaba y eso me confundió mucho.

— Y también que lo he pasado muy bien contigo esta noche. Eres demasiado simpática, no conocía esta faceta tan lúdica tuya. Me has sorprendido gratamente. – Trababa de distender el ambiente, puesto que era evidente que estaba triste y eso provocó risas y eso era bueno para el momento que se estaba dando.

— Eres un pesado, siempre soy simpática. Solo que soy algo llorona. – Se reía a la vez que se secaba sus lágrimas con unas servilletas de la mesa.

— ¿Puedo preguntar por qué estás llorando? – No podía hacer como que nada pasaba, más todavía que yo había iniciado la conversación profunda y no podía dejarla a medias y la verdad, me intrigaba saber lo que estaba pasando dentro de su cabeza que provocó el estado en el que estaba.

— Estoy llorando porque no puedo seguir haciendo como que nada me pasa, y tampoco puedo continuar engañándome. Es cierto, siempre me he mostrado como una mujer fuerte y me cubro de seriedad para que la gente no conozca lo que hay dentro de mí. Todo este tiempo he tratado de que tú tampoco te des cuenta, pero llevamos meses aquí y he tratado de controlar todo esto, pero no puedo. – Intentaba asimilar lo que me estaba diciendo o tratando de comprender hacia qué dirección se dirigía.

— ¿Entonces? – No se me ocurrió nada más inteligente que decir.

— Martín tú no me eres indiferente, no me das lo mismo. La vez que estuvimos juntos fue un momento en el que hice el amor contigo. – Se detuvo y quedó en seco sin decirme nada más.

— ¿Por qué no me lo dijiste antes? – Otra pregunta tonta que fue intencional, no se me ocurría nada para decir.

— ¿Cómo me haces esa pregunta? Tú estabas casado y alucinabas con Cristina, si bien nunca planifiqué que esa noche pasara, pensé que después de todo lo que pasó, tú no insistirías con ella, pero seguiste haciendo locuras para volver. Si hubiese aceptado estar contigo, lo más probable que tú no estarías aquí y probablemente nada de lo que conversamos tendría lugar en nosotros.

— Tienes razón en todo ¿Pero cómo sabes tantos detalles de lo que ocurrió con Cristina?

— No te lo puedo decir, pero lo sé.

— Debe haber sido María José la que te dijo algo, es a la única que fuera de mi círculo de amigos sabía lo que estaba pasando.

— Bueno, piensa lo que quieras, pero no te lo diré, de todos modos, no es relevante en este momento. - No quise decirle nada, seguir ahondando en el tema no tenía mucho sentido para los dos, es por eso, que me coloqué de pie, le extendí mi mano y le hice la señal para que nos uniéramos con nuestros compañeros a bailar. Por esa noche nos olvidamos de quien era el otro y nos compartimos como dos desconocidos que se venían conociendo, aunque, no podíamos negar que todo estaba siendo diferente entre nosotros.

¿Será Muy Tarde?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora