El Rey del Mar Profundo.

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— ¡Fuiste tú!— El grito de cierto héroe de clase C se escuchó por toda la zona.— ¿¡TÚ ERES EL IDIOTA RESPONSABLE DE DESTRUIR LA CIUDAD!?— Todos voltearon a ver de donde venia aquel grito.

Aquel sujeto que se hace llamar héroe, empezó a inculpar injustamente al pobre Saitama. Quien no decía nada para defenderse, sólo se quedaba quieto en su lugar escuchando a las personas unirse para intentar humillarlo y bajar su espíritu. Saitama más que enojado, estaba indignado por el hecho de que las personas creyeran que él lo hacía por alguna razón más que la de sólo ayudar a las personas que lo necesitaban. Y si su expresión era seria, era debido a la palabra utilizada por una chica en el público; "fenómeno."

Odiaba esa palabra, más cuando era dirigida a cierta persona que a él tanto le importaba. No soportaba escucharla, sabiendo lo que tuvo que pasar por el hecho de existir. En esos tiempos, esa palabra era como la gente solía describirla. Detrás de cada "es una genio" se escondía un "vaya fenómeno…"

No permitiría que la escuchara de nuevo, más sabiendo que podía volver a quebrarse si lo hacía.

Mientras un héroe miraba todo desde lo alto de un edificio que no había sido tan destruido, cierta joven heroína se encontraba en otro edificio cerca de hay viendo horrorizada el espectáculo.

Tío…— Murmuró con pequeñas lágrimas en sus ojos, su cabello ondeaba ligeramente con el viento, sostenía su listón negro con fuerza.— Tú… no eres un fenómeno…— Susurró con la voz algo quebrada, cerró sus ojos tratando de no seguir viendo, pero sólo consiguió que sus lágrimas estancadas de sus ojos cayeran con facilidad al suelo.—… yo …— Pequeños sollozos salieron de su boca, el sentimiento de culpabilidad y tristeza habían inundado su pecho en ese preciso momento. Era algo que ya llevaba conteniendo hace tiempo, pero ver a la persona que más quería en el mundo siendo inculpada y tratando de ser humillada, fue el colmo para ella. Quería ir y ayudarlo, pero lo mejor para él sería no hacerlo. Lo sabía y odiaba saberlo. Odiaba que supiera tantas cosas, y aún así, no pudiese ayudar.

Todo esto, no fue desapercibido por cierto hombre. Quien apretó sus puños al ver a su pequeña sobrina de 9 años llorar sola arriba de un edificio casi destruido.

¿En qué momento todo se había vuelto tan complicado?

¿En qué momento el estar juntos se había convertido en un desafío?

¿O siempre lo fue…?

— Venga Sensei.

—… sí.

Ambos héroes bajaron del edificio, y se acercaron al hombre.

— Ah, hola Genos, ¿qué tal?— Saludó Saitama girándose solo un poco para ver al mencionado con su típica expresión seria.

— Sensei… vámonos.

— Eh, sí, espera acabo con estos sujetos-…

— Sensei…— Saitama volvió a girarse, esta vez poniendo más atención al rostro del chico.— Vámonos.— Saitama se quedó callado unos momentos, poco después notó que Genos traía de la mano a su pequeña sobrina, quien con su manita libre trataba de secar los rastros de lágrimas en sus ojos. La observó detenidamente unos instantes, para después suspirar.

— Bien…— Empezó a caminar, cuando pasó al lado de la joven, tomó su mano sin previo aviso, haciendo que saltase la de Genos.— _____… regresemos a casa.

❝La Sobrina De Saitama❞ ❛One Punch Man&Tú❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora