Parte 15

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Extrañamente, Erik y yo continuamos hablando tranquilamente sobre cualquier tema hasta que el maître se acercó a nosotros.

-Señor, dos de los invitados acaban de llegar con sus correspondientes acompañantes. ¿Quiere que los traiga hacia aquí o prefiere que prepare la mesa del restaurante?-Preguntó de forma educada.

-¿Qué es lo que considera mi acompañante?-Me preguntó Erik con media sonrisa.

-La hora acordada ha sido ya dada, por lo que creo conveniente que preparen nuestra mesa mientras saludamos a los recién llegados.-Respondí con soltura.

Sin decir nada más, el maître se encaminó hasta las cuatro personas que se encontraban a unos veinte metros nuestra para después desaparecer de mi campo de visión.

Con rapidez, Erik se levantó y me ofreció su mano para ayudarme, cosa que acepté por educación.

Sorpresivamente, cuando me levanté, en vez de soltar mi mano, decidió afianzarla en su brazo para escoltarme mientras nos dirigíamos a saludar a sus invitados. Este gesto, comprado con los que había realizado hacia mí en el pasado, provocaba que quisiese reírme hasta morir, pero me contuve ya que no era ni el momento ni la ocasión idónea.

Una vez enfrente de ellos, el primero en hablar fue Erik, ya que al no conocer a nadie del grupo y al haber organizado la reunión, era el encargado de realizar las presentaciones.

-Buenas tardes caballeros y señoras, os presento a la princesa Ángela Victoria  von Hohenlohe-Langenburg y Marquesa de Salzmon.-Comunicó con solemnidad mientras el resto mostraba cierta impresión.

El que se encontraba más atrás, al momento de escuchar la presentación se adelantó con cierto brillo en los ojos para presentarse.

-Buenas noches soy Alfredo  De Saint-Paul. Estoy encantado de verla de nuevo. Seguramente no se acordará de  mí, pero soy un antiguo amigo de la casa de Hohenlohe- Langerburg. Sus abuelos son mis padrinos. La última vez que la vi tenía cerca de siete años.-Dijo con una sonrisa mientras tomaba mi mano para besarla.

Su actitud no me agradó del todo, pero no parecía una mala persona, por lo que recordando cual era mi finalidad dentro de esta fiesta, hice gala de una de mis mejores sonrisas falsas.

-Encantada de volverle a ver. Lamento decirle que no le recuerdo, pero no dude que trasmitiré sus saludos  y su cordialidad a mis abuelos.-Respondí con tranquilidad.

-No habría cosa que me satisficiera más. Le presento a mi esposa, la señora Ane De Saint- Paul.-Dijo sin más tomando de la mano a su esposa para que se presentase.

-Encantada de verle de nuevo, señor Erik, y encantada de volverla a ver, señorita Doña Ángela. Espero que vuestras familias gocen de salud.-Se limitó a decir con una sonrisa como la mía.

Sin poder evitarlo, noté lo cómico que era la situación, y tuve que retenerme otra vez para no reírme, ya que la señora de Saint- Paul estaba claramente en la misma tesitura que yo. No le gustaban este tipo de situaciones y se había decantado por un saludo lo más breve y formal posible. Al contrario de su marido.

-Ahora le presentaré al señor Lucas De Derby y a su esposa, Marta De Derby y Aranjuez.-Dijo Erik con tranquilidad.

Esta vez, fue la mujer quien se acercó primero a saludarnos, por lo que supuse que ella era la que llevaba las riendas tanto del patrimonio familiar como de su casa. En grandes palabras, a pesar de que su marido era la cara de sus negocios, claramente la última decisión pasaba por ella. Y no lo pensaba porque sí, era porque mi abuela la había calificado así más de una vez. A ella nunca la había caído bien, seguramente porque eran demasiado parecidas.

NicotinaWhere stories live. Discover now