5. Cuando La Primavera Vuelve.

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Hace apenas una semana había decidido ir con Steve a mi antigua casa, aquella que albergaba recuerdos oscuros y sombríos; pero que a la vez me hacía recordar a los grandes amores de mi vida, mis padres.

Tal vez comencé muy rápido al decir esto y no narrar algunos detalles más relevantes; como que Peter ha crecido rápido y que Steve y yo vivimos juntos con el en Nueva York. Pero siento que todo se resume a este instante. Donde estoy frente a una gran casa, una gran casa blanca que se alza ante mi de manera casi gutural haciéndome temblar de pies a cabeza. Respiro con pesadez limitandome a admirarla sin tocarla.

Siento que mis dedos se entrelazan con los de alguien más y volteo a ver esos ojos azules que me tenían enamorado, sonrió y me animo a dar los primeros toques. Pareciera que volviera a ese instante en donde llegue herido a casa.
La ironía de la vida no termina de asombrarme, pero ahora yo era más fuerte, no estaba solo, no más.

La puerta se abrió lentamente y espere encontrarme con los cabellos claros de mi madre, pero lo único que Vi fue una mujer pequeña y canosa viéndome con confusión.

- ¿Se le ofrece algo? - preguntó malhumorada.

- Oh...yo..me equivoqué de dirección creo..- intenté dar media vuelta pero Steve me sujeto y negó.

- Buscamos a María y Howard Stark, ¿Podríamos pasar? - una sonrisa radiante por parte de Steve brillo sobre nosotros dos, dejando a la señora ligeramente aturdida y embobada.

- Ellos..emm..ellos salieron - dijo saliendo de aquel trance - ¿Quiénes son?

Medite la pregunta un momento, era un genio, un filántropo, un padre, un enamorado, un hombre que no dejo de luchar, un Omega; sonreí al entender que todo iría bien.

- Yo soy Anthony Stark - un pequeño rubor carmesí surgió en mis mejillas.

Ella pareció tan impresionada que soltó un grito de asombro haciéndonos asustar a Steve y a mi.

- ¡Jhon! ¡Ha vuelto! - grito hacia dentro de la casa -, sírvase pasar joven Stark.

Vi los interiores de la casa, aquel aroma típico que siempre tenía, el aroma de mi madre y padre impregnado por todos lados me hacia inevitablemente remontarme a aquellas épocas donde reíamos y bromeabamos entre nosotros; las ridículas peleas adolescentes que tenía con ellos por cosas insignificantes, todo parecía volver a el mismo instante donde baje aquellas escaleras decidido a no ser un estorbo.

El dolor que pasaron ¿Los hará odiarme?

Un aroma familiar golpeó mis fosas nasales rápidamente haciéndome asombrar, claro que conocía quienes eran los causantes de ello. Con lentitud voltee mi cabeza y pude ver a mi madre parada en el umbral de la entrada acompañada con mi padre.

Se tapó la boca con las manos mientras la mandíbula de padre parecía caer al mismísimo suelo del asombro, de los ojos de mi madre comenzaron a caer lágrimas y se acercó tropezando sus piernas al hacerlo para abalanzarse sobre mí y abrazarme con una fuerza profunda.
No pude guardarlo más y me ubique entre su cuello y hombros para olfatear su aroma de Omega maternal que tanto extrañaba y llorar en sus brazos.

— Mamá..perdóname yo-..— no pude seguir debido a que me interrumpió.

— Cariño no...no tienes que decir nada — se separó y con sus manos tomo mis mejillas limpiando las lágrimas que escurrían de ellas —...estás aquí...después de tanto no puedo creerlo...

La volvi a abrazar fuertemente, mirando de reojo pude ver a Howard observando la escena parado a nuestro lado y con mi mirada suplique que se acercara y fundiera en esa aura de cariño y amor que tanto habíamos añorado todo este tiempo, tantos meses de lágrimas, temporadas de soledad interminable; pero ahora estábamos aquí, unidos una vez más, y nada parecía poder evitarlo, nisiquiera un meteorito o un Titán loco.

My Sunflower.Where stories live. Discover now