O c h o

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La cabeza de JiSung palpitaba. Era horrible. Sentía como que en cualquier momento podría explotar, solo con escuchar un ruido.

Fue por eso que se despertó. Casi da un salto al sentir un brazo alrededor de su cintura, de una forma posesiva. Se dio la vuelta lentamente, tratando de no despertar a la persona que se encontrase detrás suyo, y se le olvidó respirar al ver a MinHo, con los ojos cerrados y soltando pequeños ronquidos, casi inexistentes.

Se soltó luego de presenciar la obra de arte que tenía frente suya. El dolor de cabeza estaba matándolo, por lo que buscó entre las estanterías alguna aspirina que pudiera calmar lo que sentía.

Se felicitó mentalmente al encontrarlas. Las tomó con un vaso de agua, y dejó una afuera para MinHo, quien seguramente despertaría con el mismo dolor de cabeza.

Apenas podía recordar cuando empezaron a tomar los vasos. No tenía ningún otro recuerdo que le dijera como habían terminado en el piso, con miles de vasos a su alrededor y fotos desparramadas por la mesa.

Esperen, ¿fotos?

JiSung caminó en silencio a la mesa del centro, tomando la primera imagen que vio. Abrió los ojos y la soltó de inmediato, sintiendo sus mejillas calentarse.

Luego dio un vistazo rápido a las otras, sonrojándose cada vez más.

Frente a él, alrededor de veinte fotos en distintos lugares de la cocina se encontraban adornando la mesa, burlándose de él y revelando lo que había ocurrido hace tan solo unas horas.

En una, estaba MinHo y JiSung sonriendo a la cámara, los dos muertos de sueño. Esa no era la peor. De hecho, era tan linda que el peliazul la guardó en el bolsillo de su pantalón.

Seguían otras donde los dos hacían muecas extrañas, sacando la lengua o rodando los ojos.         

Tampoco eran las peores.

Pero luego llegaron las que hicieron a JiSung sonrojar. La primera que había tomado, era sobre el cuello de alguien, cubierto de marcas rosadas y mordidas. Se veía claramente el cabello azul de un chico, así que supo que era él mismo. Se pasó la mano por el cuello, preguntándose si aquellas marcas seguían allí o ya se habían esfumado.

Luego, el cuello de otro chico. En esa se veía el cabello de MinHo, y las mismas marcas que JiSung tenía en el cuello. Juntó las cejas al ver las marcas, porque seguramente él no las había hecho.

Estaba equivocado.

La siguiente foto delató quien se hizo las marcas a quién.

Estaba JiSung, ya que se veía claramente el pelo azul que él tenía, en el cuello del más alto. No se alcanzaba a ver la cara que tenía MinHo, pero habría pagado lo que fuera para verla.

Y la otra foto era lo mismo, pero esta vez los roles se cambiaban. Ahora era MinHo quien estaba en el cuello del peliazul, mordiendo todo a su paso.

—¿JiSung?

Dio un salto y miró por su hombro, observando al castaño sentarse en el suelo de la cocina.

—¿Tendrás alguna aspirina?

—Sí, sí, claro—respondió rápidamente y apuntó a un lado de él, donde la pastilla blanca descansaba.

MinHo se levantó de un salto, pero luego dejó salir un suspiro por la rapidez. Caminó hasta llegar al lado del peliazul y tomó la pastilla de la misma forma que JiSung lo había hecho, con un vaso de agua.

—¿No te duele la...? Wow.

El castaño caminó un par de pasos sin quitar la vista del cuello de JiSung. Luego tocó delicadamente provocando una mueca en el rostro del peliazul.

❝Femenine❞『•MinSung•』Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora