Prólogo

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Dios creó el mundo en siete días. Este giraba alrededor del Sol, el centro del universo según dicen. Pero para ti, eso solo es una burda mentira. El mundo empieza a existir cuando naces. Y cuando mueres este desaparece. No físicamente claro. Pero sí lo que percibimos. El mundo nace y muere contigo, por lo menos, tu mundo.

Lo que nunca esperas es un motivo para vivir en él. Por suerte, Matt encontró el suyo a los 18 años. O eso creía él. Conoció a Lucy. Una chica encantadora, amable y preciosa en todos los aspectos. Era su motivo para creer en el mundo que le había tocado, e incluso tenían planeado un futuro juntos. Era muy bonito.

Lo era. Al menos para él. Sin embargo, para su mejor amiga, Nadine, no lo era tanto. Ella estaba muy feliz por él, pero sabía que Matt lo pasaba mal. No porque Lucy fuera mala con él, si no porque conocía a su amigo más que nadie. Sabía que él se esforzaba al máximo para intentar hacer sentir bien a todo el mundo, y sobretodo a esa chica. Vivían juntos, Nadine y él, y ella siempre acababa preocupada. 

Pero la cosa no duró mucho, poco antes de cumplir los 21, Lucy y Matt decidieron separar sus caminos. Ambos eran iguales, tanto que acabó perjudicando a su relación. Así pues decidieron seguir siendo amigos. Lucy fue feliz con la decisión, sin embargo Matt no lo fue tanto. Se deprimió bastante. Él que era fotógrafo, dejo de fotografiar. También dejó de escribir. Algo que se le daba de maravilla. Fue un golpe muy duro para él, pues ahora tenía que replantearse los dos últimos años de su vida, y decidir qué hacer para el futuro. Y todo con el apoyo de Nadine. Le apoyó en cada momento y no se fue de su lado nunca. Matt, agradecía cada momento que Nadine le ayudaba, y sin él saberlo fue recuperandose poco a poco, mientras ella se hacía hueco en su corazón. Es aquí donde empieza la historia. Un lunes 18 de marzo. El día que se dio cuenta de que sin saberlo se había enamorado de Nadine.



Dulces RecuerdosWhere stories live. Discover now