Capítulo 2: 21 de Marzo (Matt)

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Un comunicado en perfecto francés resuena por todo el aeropuerto, intentas entender lo que dicen, pero poco puedes entender ese idioma. Siempre has hablado español, y entiendes el inglés casi perfectamente, pero en ese aeropuerto ni un alma habla ninguno de esos idiomas.

Los pasajeros que sí han entendido el mensaje se apelotonan frente al mostrador para reclamar algo. Aunque parece que la respuesta que le han dado no le ha contentado y se va enfadado.
Sacas la aplicación de la compañía aérea con la que viajas, y buscas el número de tu vuelo. Resulta que se ha quedado sin combustible, y tardarán media hora más para repostar.

No es preocupante. No tienes prisa. Pero aún así, estás nervioso por el vuelo. Y como siempre que estás nervioso, te duele la barriga.

Juegas a las cartas con tus amigos mientras esperas que abran el acceso. No estás muy centrado y pierdes varias veces tal cómo empiezas la partida. ¿Por qué? Por un motivo. Sigues pensando en ella. 
A estas alturas, ya deberías haber dejado de pensar en ella. Pero no. Tu cerebro sigue dándole vueltas a aquella visión que tuviste en el Parc Monceau bajo el sauce llorón. Esa sonrisa que no ha existido en realidad sigue clavada en tu subconsciente. Y pensaste que no era posible, pero durante el concierto pensabas que todas las canciones iban dirigidas hacia ella. Igual que todo te recordaba a ella. Así que cuando al fin dan el aviso de que puedes proceder a embarcar, solo puedes pensar que cuando llegues la verás y no serás capaz de mirarle a la cara. 

Tras dos horas de vuelo y una hora y media de camino a casa, estás hecho un manojo de nervios, y de verdad piensas que todo va a cambiar. Pero cuando abres la puerta de casa, te la encuentras allí en el sofá, dormida abrazando un cojín. Te sorprendes mirandola y disfrutando de cada pequeño movimiento que hace su cuerpo. Mientras dejas tus cosas, te sientas un minuto para observarla, y te das cuenta de mil cosas en las que nunca te habías fijado. Empiezas a fijarte en las pequeñas cejas perfiladas por los bordes pero ligeramente frondosas hacia el centro. Te fijas en su boca más que nunca. Es pequeña y fina. Y sobre su labio tiene una peca que por algún motivo te vuelve loco. Te percatas de que con un brazo abraza el cojín, pero con el otro se acaricia el pelo. Es muy bonita, y cada vez que la miras descubres algo nuevo. Aún así prefieres dejar de mirar por miedo a que se despierte y te pille in fraganti mirando. También es cierto que no quieres pensar en ella de forma "romántica", pero tampoco quieres pensar en ella de esa otra forma, y conociendote quizás habrías bajado los ojos un pelin para fijarte en cierta zona que gracias a Dios no has querido mirar. 

Una vez salido de tu embelesamiento, y con tu vuelta a la realidad. Dejas las cosas en la mesa tranquilamente y evitando hacer ruido le pones tu chaqueta encima para que no se resfríe. Quizás es raro, pero al verla así, tu mismo cerebro te dice que pese a que es preciosa, y te guste un poco, lo mejor es no pensar en ello. Tenéis una amistad muy bonita, y joderla por un sentimiento sería lo peor. 

Así que decides que por mucho que te acabe gustando, nunca le dirás nada y disfrutarás de su compañía al máximo.

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⏰ Last updated: Jun 26, 2019 ⏰

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