EPÍLOGO

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Le doy gracias a mi desespero por regalarme el obsequio de la soledad una vez más. Mi ingenuidad se avergüenza y se embriaga en desprecio tras la burla del realismo. Sucesos desafortunados y susecivos como una avalancha de infortunios me sumergen en un sin número de realidades y maldigo el momento en el cual me dejé rozar por la suave brisa de la esperanza. Pero no lo niego, lo disfruté, y a pesar de ahora citar mi tintero de lágrimas en mi sosiego tatue el papel con mis mejores sentimientos melosos e incrédulo desconocía mi ser benévolo pues en mi subconsciente sabia que mi actuar reciente era pasajero, porque mientras mis ojos se perdían en la nada mi mente se sumergía en el todo.

INFINIDAD Where stories live. Discover now