Nina

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Se encontró de nuevo, admirando los exteriores de la Mansión, situada en algún punto de lo que habían sido sus jardines. Aquel lugar era aún más terrorífico de lo que lo recordaba. Todo en aquel onírico mundo era desolador. Cubierto bajo una pátina grisácea, los inexistentes colores parecían agonizar. También la falta de luz, apenas los últimos rayos antes del ocaso, pero la oscuridad absoluta nunca llegaba. Aquel ambiente conseguía transmitirle una extraña inquietud, sintiendo constantemente una sensación de amenaza, de algo que no llegaba nunca a suceder.

O quizás lo que temía era no poder escapar de allí.

Sin saber muy bien que hacer, extrañando ya la presencia del otro, echó a andar, pero su camino la llevó hacia aquel yermo esta vez, alejándose de la construcción. Sus pasos sobre la tierra eran todo el sonido existente. Por supuesto, sin tener en cuenta aquel viento, que parecía no cesar nunca. Anunciando una tormenta que tampoco parecía alcanzarlos nunca.

Por primera vez advirtió aquel silencio que la rodeaba. Tal era, que el sonido de sus pasos se tornaba estruendoso. Uno tras otro, se alejó de la Mansión, sin saber muy bien hacia donde se dirigía, como si una fuerza ajena la guiara. Sus ojos no cesaron un instante de escrutar los alrededores, buscándolo, cada vez con mayores ansias. Deseaba su presencia. Aunque poco después lo descubrió, con amargura, que lo que tanto ansiaba era la barrera que él constituía, protegiéndola de aquel onírico mundo, y sus efectos sobre su psique. Aquel miedo, la desolación, la ira... pero sobretodo aquella sobrecogedora soledad. Las emociones parecían respirarse en aquel ambiente.

Parecía que en el mundo solo estuviéramos Anna y yo, y nadie más.

Una vez llegado a cierta distancia su camino se desvió un cuarto de vuelta. Se giró, buscando la Mansión, y en ella algún tipo de guía, pero no encontró nada. Aquel edificio, simplemente había desaparecido. Se mordió el labio, su corazón encogiéndose.

De repente estaba en medio de la nada. Lo buscó, desesperadamente, deseando con todas sus fuerzas encontrarlo allí de pie, en su habitual posición, observándola.

Nada.

Vuelve...

Un intenso nerviosismo de apoderó de ella. Sus pasos se aceleraron, aunque su camino fuera totalmente errático. Constantemente sus ojos peinaban los alrededores, buscando. Y, entonces...

Allí estaba.

El color de la sangre era tan brillante que parecía poseer luz propia. Se deslizaba lentamente, amenazadora, expandiéndose en todas direcciones. Y él estaba allí, tendido en medio. Su cuerpo ligeramente volteado, dándole la espalda, su cabello ligeramente alborotado, tiñéndose.

Como olvidar aquella estampa. Aquella victoria y aquella derrota. Su hermano moría con la bestia, sin aceptar aquel perdón que durante tanto tiempo había anhelado. Se acercó, lentamente, rodeándolo hasta alcanzar su rostro. Hilos de sangre se deslizaban desde aquella horrible herida, desfigurando sus rasgos. Pero lo peor eran aquellos ojos, que agonizando, se negaban a cerrarse. Clavados en algún punto, no la vieron, tan azules. Y la sangre tan roja.

Tan roja.

Tan roja...

-Hubiera sido tan sencillo como esperar el desenlace final. Lo que habías deseado, durante tanto tiempo, -la voz de él la sobresaltó. Al girarse lo encontró junto a ella, observando con extraña atención su propia muerte. Intentó dilucidar qué podría reflejar aquel rostro, pero no encontró nada claro-. Pero aquel, tampoco fue mi final...

Se giró levemente para mirarla. Sonreía, de alguna forma lo conseguía, odiarse de aquella forma.

-Muero... una vez... y otra... y siempre vuelvo a la vida. Pero cada vez queda un poco menos de mí y un poco más de este vacío, -no intentó apartar el tacto de ella, cuando sus dedos alcanzaron la sien de él, deslizándose con infinito cuidado hasta aquella herida, que parecía haber sanado completamente. El rostro de él seguía apacible, apático, observándola con furiosa intensidad, sin ser capaz de inclinarse por el odio, o amor, lo que reflejaban aquellos ojos. Aunque lo más seguro es que fuera una combinación de ambos.

In all conscienceOnde histórias criam vida. Descubra agora