Último intento

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A partir de ese día, todos y cada uno de los "regalos" que recibió Steve de Tony eran obsequios marcados por una connotación especial; cada uno de ellos representaba un momento vivido.

Recibió aquellos lápices que le prestó en una ocasión al castaño, una foto de aquel trabajo que hicieron juntos, el vídeo de la obra en la que tuvieron que actuar los dos, el cuaderno de dibujo que le rapto, una fotografía de los dos sonriendo y otra fotografía de un escritorio donde aparecía esa fotografía enmarcada, una fotografía de aquel paseo escolar donde los pusieron juntos, que mostraba a un inocente Steve completamente dormido y a un Tony sonriente, entre otras*.

Cada uno escondía una historia detrás que hacía sonreír a Steve, recuerda perfectamente el día que le prestó los lapiceros al castaño y la lucha que hubo después para que se los regresará, aquel trabajo que no quería hacer con Tony, pero que al final hicieron y fue el mejor de su curso, la obra en la que se vieron obligados a actuar como protagonistas, su cuaderno de dibujo en octavo grado, por el que estuvo tras los pasos del castaño por un día completo, esa fotografía que se tomaron por una estúpida apuesta con alguien que los reto a aparecer como si no se quisieran matar todo el tiempo y la fotografía de ese paseo. Recuerda que cuando le pregunto a Tony que estaba haciendo, este le dijo que quería tener una fotografía del chico más molesto que había conocido, motivo por el que se enojó en demasía con él.

Todos aquellos viejos recuerdos evocaban memorias en Steve que le mostraban los momentos en lo que había sido feliz con el castaño y le hicieron recordar por qué discutían tanto entre ellos, sin embargo, él, por más que aquellos obsequios calentarán su corazón y le hicieran creer que lo que sentía Tony era real, se negaba a creer que todo fuese cierto. Algo en el le decía que no cayera, que no le creyera al castaño, porque, en el momento en que lo hiciera, este jugaría con su corazón y lo rompería en pedazos.

*****

—no quiere creerme que lo que siento por él es real... ¡Maldición!— maldijo el castaño con sus manos sobre su rostro, deslizandolas hasta su cabello para tirar de él.

Había hecho de todo y a pesar de ver la fractura allí, Steve se negaba a creer y rechazaba al castaño, hiriendo a su alfa y haciendo que doliera su corazón.

—¿Seguro que ya intentaste todo?— preguntó la pelirroja a su lado, viendo el estado abatido y derrotado de su mejor amigo.

—Pep, no le he llevado flores, porque se que a él no le gustan y es alérgico a ellas, pero le he enviado chocolates, le escribí poemas, le he enviado la mayoría de cosas que tengo de nuestros recuerdos juntos, le he escrito infinidades de cartas confesandole lo que siento y nada parece dar resultados— respondió derrotado el castaño, ocultando entre sus brazos su miseria.

—es extraño, para todos aquí es de conocimiento popular su evidente y mal disimulada atracción, y se que Steve se siente de la misma forma que tú, no entiendo que pudo haber pasado— comentó la pelirroja, haciendo rodar los ojos del castaño al principio. ¿Por qué, al parecer, para todos era completamente evidente su atracción, menos para ellos mismos? —¿No tienes idea de algo que pueda causar que Steve rechace tus avances?— cuestionó con seriedad, mirando fijamente al castaño, quien sacó la cara de su escondite y rebuscó en sus memorias algo que pudiese ser el causante de su fracaso con Steve.

Estuvo así por dos minutos, hasta que la memoria llegó de golpe a su cabeza.

—¡Lo tengo! Steve, por alguna razón cree que le estoy mintiendo y que todo se trata de una absurda apuesta— respondió el castaño, causando un resoplido de la pelirroja.

—si hubieras mencionado eso desde el principio, no estaríamos aquí perdiendo el tiempo y de seguro tú y él ya serían pareja— explicó la mujer, causando que el castaño frunciera el ceño.

—explicate, Pepper— pidió el castaño sin comprender a que se refería su amiga.

—que si hubieras empezado por ahí, hubiera sido más fácil aclararle las cosas a Steve y en este punto, ustedes ya serían pareja— respondió la mujer con seriedad, molestándole la mirada confusa en el rostro del castaño.

—no entiendo cómo el haberte dicho eso en un principio hubiese hecho que Steve y yo fuésemos pareja en este momento, Pepper— cuestionó el castaño, causando que la mujer resoplara y se llevará una mano a su rostro, preguntándose internamente como este hombre era un genio.

—mira, Tony, te lo voy a explicar con manzanas. Steve piensa desde el principio que tu apostaste con alguien que podías conquistarlo, por eso, todos los avances que haces con él, en lugar de acercarte a él, te alejan, porque él ya piensa que todo lo que haces es por una apuesta, así que entre más intentos hagas con él, más estará pensando que esto es una apuesta que estás desesperado por ganar y que al final te vas a burlar de él, de ahí el que te rechace— explicó la pelirroja, viendo cómo aterrizaba la comprensión en el rostro de su mejor amigo.

—¡Oh! Ya veo... ¿Que puedo hacer en este caso entonces?— preguntó el castaño con incertidumbre y sabiendo ya donde se encontraba su falla.

—tienes que demostrarle que esto no se trata de una apuesta, debe ser algo lo suficientemente grande, que le pruebe de una vez por todas que esto no se trata de ningún engaño y que tus sentimientos son completamente sinceros— respondió la pelirroja con seriedad, mirando a su amigo, quien se encontraba pensativo, hasta que una idea tuvo luz en su cerebro.

—tengo una idea. Pero es un movimiento arriesgado y tengo que moverme muy rápido se quiero terminar a tiempo— respondió con seriedad —voy a jugarle el todo o nada. Es probable que después de todo esto, Steve me termine odiando de por vida o termine siendo mi pareja— agregó, ante la confusión en el rostro de su amiga.

—¿Que tienes en mente?— preguntó con curiosidad y renuencia.

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*: Reviví mis épocas jóvenes de colegio y recordé una anécdota graciosa. El que fue mi crush de colegio, tenía la extraña costumbre de raptarme cosas. Cogía mis bolígrafos, mis lapiceros, mis carpetas e inclusive un día, de una prueba en otro colegio, me quito un juego de lápices que me dieron por participar. Después de que las cosas se calmaron y de que nos hicimos amigos, yo fui a su casa y tenía una fotografía de cuando yo era pequeña (la saco del Facebook de mi mamá seguramente) y una colección de mis objetos hurtados.

El próximo es el último capítulo 😉

No podrás escapar de míWhere stories live. Discover now