Capítulo 2

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Por CandyPecosa & Jari Grand.

—¿Qué pasa? —preguntó ella, temblorosa y con el corazón latiéndole en los oídos.

—No sé. —Estaba pegado a la puerta, mirando a través del pequeño espacio que dejaba la hoja de madera entreabierta.

El eco de unos pasos lo hizo dar un respingo y cerrar la puerta un poco más.

—Quizá debamos ir a ver qué sucede, alguien podría necesitar ayuda y…

—Yo iré a ver qué sucede —cortó él, mirándola brevemente por encima del hombro, sin descuidar lo que sucedía en el pasillo.

—Soy enfermera, ¿recuerdas? Seré de más ayuda que tú. —Cruzó los brazos bajo su pecho, sintiendo que había ganado este lance.

—Iré solo, y antes de que te pongas a discutir —continuó al ver que tomaba aire para hacer valer su opinión—, te aclaro que no pienso ceder. Regreso en un momento. —Y salió sin darle oportunidad de refutar.

Candice escuchó el click de la cerradura y supo que la había encerrado con llave.

—Autoritario arrogante —farfulló entre dientes.

Observó a su alrededor y por primera vez cayó en cuenta sobre lo comprometedora de la situación. Estaba en la habitación de un hombre, y en un cuarto de hotel nada menos. Cuando decidió buscarlo no había pensado en los alcances de su impulsiva decisión, o quizá no quiso hacerlo. Sin embargo, ahora que veía la inmensa cama medio revuelta sentía que a lo mejor se había precipitado. Apartó los ojos de la cama y se topó con la camisa que estaba tirada en el respaldo de un sillón.

La puerta se abrió y sobresaltada soltó la camisa. ¿En qué momento sus pies se movieron hasta el sillón y tomó la prenda? ¿Era ese olor embriagante el aroma natural de Terrence?

El actor se cruzó de brazos y la observó, una sonrisilla irradiaba en su mirada.

—¿Qué sucedió? ¿Hay algún herido? —preguntó ella, más por desviar la atención de su acción que por interés real; en ese instante no tenía cabeza para nada más.

A Terrence se le borró la sonrisa, la visión de ella oliendo su camisa lo había hecho olvidar lo ocurrido en el sexto piso.

—Nada de lo que preocuparse —restó importancia al asunto, tendría que estar demente para permitir que Candy saliera de esa habitación con un posible asesino suelto en el edificio.

—¿Estás seguro? Porque soy perfectamente capaz de encargarme de una emergencia médica, por si no lo sabes, estuve en la guerra.

—La segunda insensatez más grande que has cometido.

Indignada, Candy iba a decirle que ayudar al prójimo no era ninguna insensatez, no obstante, solo pudo decir:

—¿La segunda? —Su corazón, que apenabas comenzaba a acostumbrarse a la presencia del actor, retomó su ritmo vertiginoso.

Terrence se alejó de la puerta en dirección a la respuesta que llevaba tantos meses esperando.

—La primera fue pensar que podría ser feliz sin ti —confesó a escasos centímetros de su rostro sonrojado.

—¡Candy! —el grito venía del pasillo y, muy a su pesar, Terrence perdió la distancia que había ganado segundos antes.

La puerta se abrió de golpe. Lorena estaba parada en el dintel, su respiración estaba agitada por haber subido corriendo los siete pisos. Tras ella apareció Robert Jr.

—Pellízcame y dime que no estoy soñando —susurró la morena para que solo Robert la escuchara. En el poco tiempo que estuvieron en el bar del hotel, él supo con lujo de detalle lo medio loca que estaba por Terry.

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⏰ Last updated: Jul 01, 2019 ⏰

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