.ू 1st Réquiem

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 ✲゚。.✿ • .ू • ❁.。ू *゚✲゚• . *。 𝒯𝒽𝑒 𝓈𝑒𝑒𝒹.  𝒫 𝓇 𝑒 𝓁 𝓊 𝒹 𝑒


El transcurrir de las horas de clase era lento y pesado.
La voz del señor Aizawa se escuchaba distante y tenue, como si estuviera, y no a la vez. ¿Porqué el reloj corría tan despacio? ... Quería huir. Ella quería escapar del obsesivo tic de mirar en aquella dirección una y otra vez. Esa nuca...
¿Y qué fue todo eso del otro día?

" Eres una mujer rara. "

"¿Eh?" Respondió confundida. La ronca voz masculina se aislaba en seco en el espacio de entrenamiento, y su tono cortante le ponía los vellos de punta.

"Lo que oíste, mierda. Primero muestras esa cara, con tu estúpida sonrisa de niña buena emanando toda esa jodida aura rosa y esa impresión de fragilidad... Pero cuando combatimos siempre es igual. Te vuelves una maldita bestia imparable que nunca se rinde; incluso al tope de tu límite ese fuego en tus ojos no se apaga. "

No dijo nada. No pudo... simplemente la fiereza de sus palabras la había dejado sin habla... incluso sin aliento. Entre abrió los labios dispuesta a decir algo, pero...

"Tch. Eres jodidamente molesta. "

" ¡¿Heh?!"

"Pero no me disgusta."

Y de la nada le dio la espalda. Llevó una mano a su nuca sacudiendo un poco el sudor de su cabello crespo, con el codo descansando sobre su rodilla ahí sentado en aquel pedazo de escombro que voló durante la lucha de entrenamiento. Y la castaña nunca antes sintió tanta ansiedad por una espalda... Una ancha y marcada espalda. ¿Qué demonios?

Luego de ese mínimo intercambio de palabras él no dijo más ni la miró de nuevo a los ojos o a la cara como había hecho mientras decía todo lo de antes. Simplemente se puso de pie y se marchó, dejando tras su paso únicamente una botella de agua a medio beber.
La chica se quedó impávida unos instantes. De nuevo esa molesta ansiedad atacó su corazón palpitando de modo tan intenso que casi lo sentía golpear contra su piel, y se sentía extraña. Molesta, pero ansiosa.
Se puso de pie y tomó entre ambas manos la botella, mirándola con inexpresividad y embelés.

No tenía idea de si tomar aquello como un cumplido, o simplemente como la aceptación del hecho de que el rubio la estaba reconociendo como una oponente digna; si bien era cierto que ambas cosas no distaba mucho lo uno de lo otro, para ella la diferencia en significado era abismal.
El "no me disgusta" resonaba en su mente insistente, suplicándole que diera vueltas al asunto, y quería hacerlo pero a la vez no, porque tenía miedo de llegar a una conclusión comprometedora.

━ Uraraka.

━ ¡¿Eh?!

Todos la miraron salvo una persona. ¿Porqué le seguía evitando así? ¿Y porque eso le molestaba tanto a ella?
Pestañeó un par de veces esclareciendo su mente, pues estaba segura de saber lo que el señor Aizawa decía allí a lo lejos de su cabeza, pero el siempre agotado hombre no tenía humor de esperar que recordara.

━ Siéntate y presta más atención.

Procuró alejar su mente de esos fastidiosos pensamientos. Estaba cansada, pero el reloj seguía en su contra, sabiendo que lo único que quería era correr a su habitación, prender la tele y no pensar más en nada. Y es que sabía que ese era su problema; pensaba demasiado.

No había absolutamente nada escondido en sus palabras o acciones.

Katsuki Bakugou era simplemente un tipo extraño que si bien no era una mala persona -y de eso estaba segura-. no sabía en qué medida podía ser bueno.
Sus recientes muestras de consideración quizá eran sólo su compromiso con ser mejor héroe, y no porque tuviese algún asunto con ella en especial o porque fuera importante... Eso pensaba, eso quería estampar en su cabeza; pero ver al de hebras cenizas igual de arisco con el resto le obligaba a dudar.

━ ¡Ahhh, rayos! ¡¿Porqué me pasa de nuevo ésto?! ¡Sólo tengo que pensar en mamá y papá!

Estaba al tope. Ella jamás pidió o se permitió sentir nada de eso. Ni pensarlo; porque tal como antes estaba decidida a dejar esa estorbosa carga emocional y centrarse en lo verdaderamente importante.

Se lanzó a la cama y hundió la cara entre la almohada como si buscase refugio en el pecho de su madre ausente, y lloró.
Lloró con ira por no ser capaz ni siquiera de dominarse a sí misma.
¿Cuándo fue que comenzó?... Pensó que lo había visto diferente desde aquella vez que la hizo sentir como una verdadera guerrera. Un tipo excéntrico y bullicioso. Presumido, orgulloso y grosero.

Apasionado, determinado, inquebrantable.

No, esas cosas ya las había notado desde antes, desde el momento mismo en que lo vio reventar casi con placer aquellos robots durante el exámen. "¡¿E-esa es la competencia?! " Pensó alarmada.
Realmente tendría que esforzarse y superarse mucho para alcanzar ese nivel y destacar como quería ¡quería ser así de fuerte y segura!, y mira bien, fue gracias a eso que alguien como Gunhead la buscó y aceptó.
Ella lo contemplaba de algún modo desde antes, aunque en su mente y corazón estaba en dilema porque pensaba desear una mano suave y gentil... quizá no es lo que necesitaba.

━ ¡No, basta! No pienso ceder ante esto... Vamos, vete...

Porque lo sabía. Inconscientemente ya sabía que algo estaba creciendo dentro de ella desde incluso antes que eso. Antes del festival deportivo, de todo. Odiaba admitir que alguien cómo él también despertaba su admiración, y cuando cerraba sus ojos visualizaba una semilla en el vacío de su interior; una de la cual brotaba un retoño que crecía y se expandía peligrosamente con sus enredaderas llenas de tonos rosa, perfume suave, envolvente.

Y la atrapa desde adentro, la ataba, cundía su ser.

Una semilla que ya estaba plantaba, y finalmente comenzaba a florecer.

Tumba de floresWhere stories live. Discover now