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capitulo: Respuesta.

El chico bajo corriendo las escaleras, el barullo alerto a sus hermanos y a su madre, la menor estaba en la puerta impidiendo el paso. 

—¿Vas a algún lado hermano?— su sonrisa inocente y mejillas rosadas brillaron en ese mismo instante. 

—Hima, hazte a un lado tengo que salir ya— protesto el rubio —tengo prisa.

Desde el pasillo tanto la voz de su madre, como la mano de Kawaki lo llevaron de regreso al interior, frustrando sus planes —Boruto antes de salir tienes que desayunar. 

—¡Mamá! comeré después— rezongo sin conseguirlo mientras era arrastrado. 

—Ya la oíste— la cara de Kawaki indicaba que no lo dejaría escaparse y salir con la suya. 

La deliciosa comida de Hinata estaba dispuesta en la mesa, como si fuera decoración, la ama de casa cuidaba todo detalle, y aparte de ser deliciosa venia con una excelente presentación. Seco sus manos y se sentó a la mesa con sus hijos, con su cándida sonrisa, le bajo las ansias a Boruto, quería pasar tiempo en familia, el chico texteo debajo de la mesa, para avisar que se retrasaría. 

...Voy tarde, mamá quiere desayunar con nosotros...

...No hay problema, tómense su tiempo, me avisas... 


Llevaba ropa corriente, no había puesto mucho esfuerzo en vestirse, pero tampoco se puso lo primero que encontró, se aferro al tirante de su bolso, inhalo una bocanada grande de aire y exhalo por la boca, iría por un helado para aguardar, debió ser clara y concisa ese mismo día, esa misma noche, habría sido mejor para todos. Ya con su helado tomo asiento en aquel parque, cuando una voz familiar la llamo. 

—Sarada, buenos días, te ves bien. 

La sonrisa amplia de Sumire la reconforto levemente, hasta que aquella palabras grabadas a fuego saltaron a su mente —Buenos días Sumire ¿dando un paseo?

Rió levemente —no yo vivo en ese edificio de allá tras— le indicó, sostenía una bolsa con consumibles. La Uchiha lo reconoció de inmediato, dándose cuenta que era demasiado cerca de donde vivía Mitsuki, sus mejillas enrojecieron, movió su mano para darse aire fresco y bajarse el sonrojo. —¿Le diste asilo en tu casa?

—Si, me sentí culpable de meterlo en este embrollo, es amigo de ambos y lamentable ya quedo en el medio— suspiro —gracias por venir a mi primero en vez de Boruto. 

La chica de cabello violeta se sentó en el asiento —me preocupo, solo porque es un vecino tranquilo me di cuenta, de lo contrario...— miro con orgullo así adelante —¿ya le diste tu respuesta?

—Estoy en ello— suspiro —¿quieres comer dangos en la tarde? 

—Claro, le diré a las chicas, hace un tiempo que no vamos todas. 


Casi al medio día llegó Boruto, desde aquella distancia podía verlos y escuchar la conversación, puso mucha atención a las reacciones del rubio hasta que le picaron el hombro, miro en esa dirección. 

—¿Preocupado que vaya a cambiar de parecer?— dijo disfrutando de aquel malestar efimero. 

—Debería preguntarte eso a ti, siempre has sentido algo por Boruto. 

Continuo viendo la escena, sabia que Sumire estaba sonriendo, ella estaba llena de confianza, sabia como terminaría todo de antemano. El rubio había traído otro presente, esta vez flores, se estaba esmerando demasiado, solo para recibir una negativa. 

Primer amor: AgridulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora