07: Dile A Tu Amado.

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El día anterior había sido demasiado pesado, tanto así que Abril se maldijo a sí misma por ser tan responsable. Sus pies aún le pedían descanso a pesar de haber dormido siete horas.

Su cabeza no estaba lista para otro día. Sus brazos no querían cargar más. Literalmente su cuerpo estaba en guerra con ella misma.

Como pudo, tomó su uniforme, guardó lo que necesitaba y salió de su departamento sin ganas de existir por el momento. ¿Debería decirle a su jefe si podía vivir ella también arriba?

Al salir del edificio fue a la parada de autobús y esperó a que llegara. No quería ir a trabajar, sólo quería dormir y rogaba a todos los dioses existentes para que el día de hoy fuera tranquilo.

(...)

La cafetería estaba abierta, Abril entró y grande fue su sorpresa al ver a Nyaru con trapo en mano limpiando la barra con el uniforme puesto.

—¿Nyaru?—. Llamó la chica a su amiga quien le sonrió al verla.

—¡Buenos días!—. Respondió Nyaru.

—¿Vuelves a trabajar?—.

—Algo así—.

En ése momento, Chiara apareció por la puerta del almacén y sonrió al ver a Abril quien iba a los vestidores para ponerse el uniforme y empezar a trabajar.

(...)

Sophie aún no llegaba, y eso les estaba preocupando. No había avisado que no podría ir, no sabían nada de ella. Es más, nadie tenía el número de su casa.

—¿Ya la intentaste contactar?—. Preguntó Nyaru a Chiara.

—No, no tengo su número—. Dijo un tanto indiferente mientras buscaba el contrato entre los muchos papeles que Iván guardaba desordenadamente en una carpeta.

—¿Y tú, Abril?—. Nyaru giró su banco hacia la dirección de la chica quien negó.

Chi no encontraba nada en ninguna de las dos carpetas que estaban repletas y hasta al punto de explotar.

—Estúpido Ivi, no puede ordenar ni su vida y ahora que necesito encontrar algo no lo hago—. Se quejó Chiara.

(...)

Nada, ni un rastro de Sophie. Las chicas ya estaban atendiendo a unos cuantos clientes y en lo que se desocupaban trataban de buscar más papeles.

—¡Maid, otro café, por favor!—. Pidió un chico hacia Nyaru quien fue corriendo con la jarra de café tratando de no derramarlo.

—Chi, no encuentro nada—. Dijo Abril buscando los papeles por debajo de la barra. Chiara se asomó por la cocina mientras agitaba la mezcla para el omelette.

—Busca bien, debería estar ahí—. Respondió la chica agitada.

La campana sonó y Abril se paró de inmediato para saludar al nuevo cliente. —Buen día, amo—. Dijo sonriente y al ver al chico le pareció demasiado atractivo.

Lo condujo a una mesa libre y le entregó un menú. Al alejarse no podía quitarle los ojos de encima.

—Abril, toma—. Nyaru le llevó un vaso enorme y vacío.

—¿Eh, para qué es esto?—. Cuestionó.

—Puedes babear ahí lo que quieras—. Respondió la chica echándose a reír. La menor la miró mal y se lo lanzó.

—¡Auh!—. Se quejó Nyaru.

—Merecido lo tenías—. Dijo mientras limpiaba la barra y recogía los platos.

—Está lindo—. Dijo Nyaru.

—Creo que me gusta—. Abril comentó sonriendo. ¿Lo había dicho o lo pensó?

—¿¡QUÉ?!—. Dijeron las tres al mismo tiempo.

—¡AAHHH!—. Gritaron Abril, Chi, y Nyaru.

—¡AAHHH!—. Gritó Sophie. —¿Por qué gritamos?—.

—¿Cuándo llegaste?—. Cuestionó Chi.

—Hace unos minutos. Y he de decir que me siento indignada porque no me recibieron como reciben a los otros clientes—. Dijo dramática.

—Bienvenida, ama—. Dijo Nyaru. Sophie le sonrió y abrazó a todas para después ir a cambiarse.

(...)

La tarde pasaba. Los clientes se iban y llegaban otros. Excepto aquel chico que Abril no dejaba de ver de vez en cuando. Tenía lindos ojos marrones y un cabello un poco largo. Estuvo frente al computador toda su estadía ahí.

—Tu amado aún no se va y no ordena nada más que sólo café—. Dijo Nyaru.

–¿Y qué quieres que haga? No puedo obligarlo a comprar algo más.

—Sólo ve y habla con él—. Insistió la chica. Abril la miró y con valor acomodó su falda.

—¡Espera!—. Dijo Nyaru. Fue directo hacia ella y subió la falda de Abril. —Así llamarás su atención—. Le guiñó.

—¡Nyaru! Odio las faldas cortas—. Respondió Abril bajando de nuevo su falda. Nyaru se encogió de hombros y siguió revisando su libreta de órdenes.

Abril se preparó, tomó una bocanada de aire y caminó hasta él. Se veía muy concentrado.

—Hola, ¿puedo ofrecerte algo más, amo?—. Si no fuera parte del protocolo hubiera evitado decir esa palabra.

El chico sonrió mirándola fijamente. —Eres bonita—. Dijo. Abril se sentía morir y su cara parecía querer delatarla.

—G-gracias—. Abril desvío su mirada. ¿Qué pasaba con ella?

—¿Puedes traerme otra taza de café y una rebanada de pastel de chocolate? Por favor, preciosa—. Abril lo anotó y se alejó tratando de no verse tonta por su actitud.

—Así se hace, tigre—. Dijeron Sophie y Nyaru casi al unísono. Estaba segura que se habían quedado viendo la escena.

(...)

La hora de cerrar ya estaba cerca y él seguía ahí.

—Abril, dile a tu amado que ya vamos a cerrar—. Dijo Chiara y sus dos otras compañeras echaron a reír. Ése día había sido molestada por Sophie y Nyaru. Jamás creyó que Chiara se uniría.

—¿Quieren callarse? No sé ni su nombre—. Dijo avergonzada.

—Ni yo el tuyo—. En ése momento Abril sintió la piel de gallina y deseaba morir. —¿Pueden darme la cuenta, por favor?—. Habló dirigiéndose a Chiara quien fue a la caja registradora.

—Me quiero morir—. Les susurró Abril a sus amigas quienes trataban de no reír.

—Por cierto, me llamo Quito, Esteban Quito—. Habló aquel chico de hermosa sonrisa. Abril estaba a punto de morir.

° ° °

I've been running through the jungle 🎶
Okno

Holih~

Espero les haya gustado y perdón si fue fome xD

Ahora sí me pegó la inspiración y bien bonito uwu

Kiabby-Abby quería un crush en la historia, así que aquí está hermosa ♥

En fin, díganme qué les pareció y nos leemos en el próximo capítulo ;D

Byee~

LA BIPOLARIDAD DE LAS FALDAS.Where stories live. Discover now