Capítulo VI: Conocimiento.

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Unas manos permanecen sujetas, unidas junto a una fría humedad causada por el impacto de la lluvia sobre cierta pareja perpleja.

Hipo y Y/N persisten recargando su peso sobre la corteza del árbol, jadeando por aire. Se miran fijamente, ambos poseen ojos completamente abiertos de sorpresa y cierto cansancio. El cabello liso un tanto alzado de Hipo se ha hundido por completo debido a la tormenta... Al igual que la cabellera de Y/N.

-Hipo...

-Ya lo sé... Tampoco sé cómo explicarlo...- La joven logra sentir el breve apretón de una mano ajena sobre la suya mientras el chico desvía su mirada en un punto vacío, tal vez siguiendo su intento de relajarse. Ellos se sientan sobre el musgo ciertamente seco sobre sus pies, sin romper el contacto. El silencio vuelve a permanecer durante un largo momento, reinando solo el sonido de la lluvia chocando contra la gruesa copa del árbol que los cubre; hasta que la chica decide hablar.

-Creo... creo que deberíamos volver, Hipo. Ya será hora de la cena y Bocón estará buscándonos por todos lados.

-...- Sigue inerte, sin contestar.

-¿Hipo?- La mano libre de Y/N sujeta el hombro de su amigo.

El muchacho logra captar el cálido contacto sobre su cuerpo, hace un salto leve y finalmente voltea un poco perdido.

-¿Eh? Ah, si. Si, volvamos a... Ah...- Sin embargo, su respuesta es interrumpida por un evidente estornudo.- ¡Ay, no! ¡Por Odín! ¡Odio estar resfriado! ¡Bendita lluvia!- Maldice mientras se limpia la nariz con la manga de su muñeca.

-Ven aquí.- Sin pensarlo dos veces, la joven sujeta en el interior de sus palmas las manos de Hipo y, después de inhalar profundamente, da una exhalación cálida entre el par de manos; enviando una sensación de alivio al chico casi muerto de frío enfrente suya. Estos amigos lo ven como algo normal, lo han hecho cientos de veces; sin embargo, el chico no puede dejar de sentirse un poco incómodo por la considerada cercanía entre ellos. Sus mejillas de inmediato se tornan en un rosa pálido y tiembla ahora, no sólo por su baja temperatura, sino también de nerviosismo. En cuanto a ella, su rostro presenta facciones enigmáticas o de indiferencia, incluso de tranquilidad...- Hm... Tranquilo, no muerdo.- Muestra una sonrisa que inspira una segura confianza, aún si centra su mirada en la manos de Hipo; así que logra relajarse gracias a ello, disminuyendo el temblor de sus manos. La chica perdura cierto tiempo calentando las manos de su amigo.- Fuuuu... Estás helado, Hipo.

La temperatura corporal de Y/N siempre ha sido extraordinaria y raramente cálida, por lo que el chico logra no solo sentirse cómodo, sino seguro. Hasta que en cierto punto, el apretón en sus manos resultó ser algo exagerado por parte de su amiga; más fuerte.

-E- estoy mejor, Y/N... Y-ya puedes soltarme.- Intenta zafar el agarre, pero falla totalmente. Al mínimo tacto en que sus manos son alejadas de ella, inmediatamente se aferra aún más mientras su vista aún permanece fija en la conexión física. Por consecuente, la incomodidad de Hipo vuelve a aumentar e incluso hay un pequeño rastro de preocupación al alzar de nuevo su voz.- Y/N... ¿Estás bien?

Un silencio ahora igual de incómodo que el muchacho se hace presente... Ninguno de los dos se mueve. Su amigo trata de nuevo:

-Y/N, ¿Qué-

-Sólo me alegro de que estés bien.

De inmediato, la curiosidad de Hipo aumenta y Y/N finalmente suelta sus manos. Él las baja lentamente, sin desviar los ojos de ella.

Cómo entrenar a tu dragón (Hipo x Lector insertado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora