Las Siete Hermanas Pléiades #TodoDekuWeek2k19

II. La Intimidad de ESTÉROPE ~Στερόπη~

"Él sabe cómo ocultarse pues inventó un hechizo que lo hace invisible, y se esconde en el aire.

¿Me puedo esconder ahí también, en el aire con él?

Quiero buscar consuelo en su santuario."

—"Hidden Place" Björk

Durante toda su vida, lo único que Todoroki había aprendido sobre los sentimientos era que, entre más escondidos estuvieran, mejor.

Su padre se lo recordaba durante sus entrenamientos por las noches: "Si te nublan los sentimientos a la hora de actuar, jamás podrás llegar a ser el Héroe Número 1", decía de vez en cuando.

Si bien había aprendido a sobrellevar la terrible presión que su padre significaba en su vida, aquellas premisas sobre los sentimientos se habían insertado dentro de él, como verdades absolutas que ni siquiera había que revisar, pues eran incuestionables.

No sólo su padre se lo había enseñado. Aquél horrendo accidente con su madre le había reforzado la misma lección. "Las emociones deben estar ocultas siempre". Habían sido las mismas emociones que sentía por su madre las que habían hecho que ahora llevara una horrenda cicatriz en el lado izquierdo del rostro, recordatorio constante de aquellas verdades incuestionables que seguían rigiendo su vida.

Las lecciones aprendidas en su pasado una y otra vez, habían moldeado la forma en que era: Shoto no era una persona de amigos, no era una persona gregaria, ni siquiera era un buen conversador. Durante toda su vida (y tal vez sin saberlo), había construido paredes alrededor del corazón, erigidas con el propósito de evitar que alguien más le hiciera daño por culpa de sus emociones.

Y, aun así, ahí estaba. Almorzando a solas con Midoriya.

Por lo general almorzaba a solas. Y nunca le había parecido extraño. Al otro, sí.

—No tienes que estar solo todo el tiempo. Ven, vamos a almorzar tú y yo —le había dicho varios instantes atrás.

No se había negado pues no había por qué hacerlo.

Era extraño compartir espacio con alguien más, después de todo, durante toda su vida había habitado un espacio íntimo que compartía consigo mismo. Y con nadie más.

Midoriya acaparaba toda la conversación, Shoto era mejor escuchando. Le estaba contando algo sobre un gato, un árbol y una anciana que le había pedido ayuda, él parecía estar muy emocionado por la anécdota. Según él, los actos heroicos que se hacían en lo cotidiano, eran los que más importaban.

—Y tú, Todoroki, ¿qué haces para ayudar a los demás en tu día a día? —preguntó, curioso.

—No mucho, realmente. Entrenar para poder salvarlos en el futuro. —contestó con toda naturalidad y siguió comiendo.

Al otro no parecía haberle convencido la respuesta, pero no la cuestionó.

—Todoroki-kun, eres muy centrado. Quisiera ser así, yo soy muy distraído. —soltó una risa por lo bajo.

Para Shoto, Midoriya era de lo más curioso. En un momento podía ser el héroe más feroz de todos, dispuesto a sacrificarlo todo por aquellos a quienes consideraba sus amigos; y al otro era el fan número 1 de All Might y el héroe que rescataba gatos de los árboles.

Era extraño.

—No es eso. Así soy. Desde siempre. —no sabía que más responder, era malo para las conversaciones. Eso no le molestaba, esperaba que al otro tampoco.