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- ¿Qué color es este Yerim? - Preguntó Irene emocionada a la pequeña mostrándole una tarjeta. Desde hace rato que ambas estaban sentadas sobre una manta en el suelo, Irene le enseñaba los números, formas y colores.
- Dhojo. - Contestó Yerim sin vacilar, aunque su pronunciación estaba mal.
- Así es, eres una niña muy inteligente. - La pelinegra la abrazó y siguió enseñándole los colores, Yerim se sabía la mayoría.
- Sehun... - le llamó Joohyun insegura, el pelinegro contestó desde el otro lado de la habitación. - ¿Por qué Yerim aún no va al kinder? - Preguntó mientras revolvía las tarjetas de colores, Sehun se acomodó los lentes y cambió la hoja de los documentos que leía. - Ya tiene tres años.
- No le hace falta.
- Es una bebé muy inteligente, estoy segura que muchos de los niñitos de su edad...
- No es obligatorio que los niños vayan al preescolar. - Le interrumpió ya con una pizca de molestia en su voz.
- Hay... Muchas cosas que ella puede aprender. - Irene siguió insistiendo, aún no se había fijado en el tono de voz de Sehun. - También podrá hacer amigos.
- Irene, Yerim no va a ir al preescolar si es lo que quieres insinuar. - Él la vió con seriedad cuando hubo dejado de lado las hojas.
- Pero ¿por qué no? - Joohyun dejó de revolver las tarjetas mientras que Yerim ya se había entretenido con un cubo de plástico. - Yo pienso que ella debería ir, va a ayudarle mucho y además...
- ¿Es hija tuya o mía? - A propósito o no, Sehun había alzado la voz, estaba cansado de que en varias ocasiones Joohyun le dijera qué hacer con su hija. - Es una niña pequeña y no quiero que se exponga a todos los peligros que hay allá afuera, ¿a caso no sabes lo podrido que está el mundo en estos días? ¿crees que la malicia de las personas se detiene porque son sólo niños? No, no creo que lo sepas. - Él sonrió levemente de lado, para poder pronunciar las siguientes palabras con satisfacción. - Porque tú no eres madre.
Pero Sehun no sabía el dolor que provocaría a Joohyun con sólo esas cinco palabras.
- Lo siento. - Joohyun dejó las tarjetas en el suelo y se puso de pie para luego salir de la habitación.
A pesar de la distancia, Sehun notó su nariz sonrojada y sus ojos cristalinos, pero tan sólo suspiró viendo como Yerim volvía a jugar con las tarjetas de colores. Quizás había exagerado pero de seguro que con eso Joohyun dejaría de entrometerse.
Irene había ido al baño. Desde que Yifei llegó a verla se había prometido que no lloraría más. Pero su corazón todavía dolía y con lo que Sehun había dicho le llevaría más tiempo en sanar.
