Capítulo seis 2/2.

8.9K 670 256
                                    

—Yo, la traicioné, padre... Dañé ocho años de relación... Y justo ahora no tengo idea de dónde está —me liberé de a poco de su tacto paternal.

Preferí omitir la parte en donde me descubría cogiéndome a su mejor amiga. La parte en donde yo me humillaba para tener su perdón. La parte en la que me desmayaba por un ataque de nervios. Me miró con confusión, y alejó la vista.

—¿Y cómo yo te puedo ayudar? —propuso, pareciendo aceptar cualquier costo.

Miré con profundidad sus ojos oscuros, tal cual los míos.

—Necesito... que me des su ubicación... Solo te hará falta teclear algo y lo tendrás...

Su mirada se declaró poco convencida. Por supuesto que tenía más que pedir.

—¿Y?

Me giré, deseando no decir lo que tenía que decir.

—Una transacción a mi cuenta bancaria... y... que... —perdóname Nanamo, pero tú sabes que te amo, te dije que haría lo que sea por ti—. Que llames a tus contactos para... cancelar las cuentas de Nanamo, y q-que se le impida obtener dinero, que rechacen su hoja de vida en caso de que quiera buscar trabajo, que cualquier empresa de aviones le niegue el servicio, que se le prive de todo.

—¡¿Qué?! —me miró perplejo—. ¡Qué carajos sucede contigo, Jungkook! ¡¿Planeas dejarla sin dinero, sin escapatoria?! ¡¿Para luego qué?! ¡¿Sobornarla, extorsionarla o amenazarla?! ¡¿Para decirle que si te deja, le harás la vida infeliz?!

—¡Haré lo que sea necesario, padre! ¡Lo que sea! ¡De igual forma, no sería capaz de dejarla así, por lo menos no si la tengo, y sé que la voy a tener!

Negó varias veces, sorprendido por mis palabras.

—Te desconozco, hijo... —exclamó perdido.

—No, padre, no. Este soy yo. A quien crees conocer es al hombre perfecto para Nanamo, pero no yo.

Sus ojos brillaron en tristeza.

—¿Todo siempre ha sido por ella? —me observó con decepción—. Dejaste tu carrera de ingeniería informática por ella, rechazaste tu presidencia en mi empresa, ¿solo por ella?

Me mantuve en silencio, y eso no le impidió seguir.

—Incluso cuando eras un adolescente, Jungkook, cambiaste de repente, tus gustos, tu vida, cambiaste todo, ¿por ella? Pretendías ser tan... correcto, tan puro, dejaste de lado esas bandas pesadas que te gustaban, esa manera rebelde de ser..., ¿solo por ella?

No contesté. Al parecer mi cuerpo ya estaba más tranquilo, así que me acerqué a su estantería, y agarré el vodka que hallé, sirviéndome apenas un trago.

El silencio fue respuesta.

—No tuve más opciones, padre. Estaba decidido a ganar. Y eso... fue lo que jamás cambié de mí. Esta determinación que tú y cualquier Jeon tiene, esta insistencia tan abrumadora que heredé de ti.

Me giré con los ojos seguramente rojos, y el corazón en un puño.

Fue el costo que pagué por tenerla solo para mí. Y mira lo mucho que conseguí, padre. Ocho años de relación, y su mano asegurada. No podría pedir más.

—No puedo.

Dijo por fin, y mi cara se desfiguró.

—¿Cómo que no puedes?

—No te ayudaré a arruinarle la vida, no cuando te di una mejor educación. Nanamo te acabó, y eso nunca se lo perdonaré. Puedes irte olvidando de ella.

Lo miré desafiante, y no le negué nada. Ya estaba decidido, entonces. No me quedaban cartas por mostrar.

—Bien, bien —sonreí—. Entonces despídete de tu hijo, porque yo no pienso seguir viviendo sin Nanamo a mi lado —me acerqué decidido—. Porque no voy a vivir sin ella. A Nana ya se lo avisé, ahora te lo aviso a ti.

—No eres capaz, Jeon Jungkook, tienes mucho por delante como para dejarlo por esa mujer-

—¡POR MI MUJER, DIRÁS! ¡YA SABES A LO QUE HE LLEGADO POR ELLA! ¡¿CREES QUE NO DUDARÉ EN MATARME! ¡ESO SERÍA MÁS FÁCIL QUE ACEPTAR QUE LA PERDÍ!

Empujé la estantería, rompiéndola en mil pedazos, así como estaba yo ahora.

—¿Crees que no deseé alejarla de mí mucho antes? —mi voz se sofocó en mis lamentos—. ¿Antes de perder la cordura? Si no pude en ese entonces, ahora jamás podré..., ya es tarde, ya no puedo dejarla, porque eso implicaría la muerte para mí.

Su boca se abría, pero no emitía sonidos. Solo estaba esa horrible mirada de desaprobación, de decepción. Su único hijo estaba loco, enfermo, siempre lo estuvo.

—No caeré en tus manipulaciones, ya me has dejado todo claro, hijo. Lo mejor es alejarte de Nanamo, la lastimarás, y tú terminarás lastimado igual.

Vi la determinación en sus ojos, y la sentí en sus palabras. Me agaché y tomé un vidrio del suelo para ponerlo en mi cuello. Él no conocía mis límites, ni un céntimo de mi manipulación. Mi vida se basaba en manipular, solo yo me conocía a mí.

Mi padre soltó un jadeo, pero no se movió. Sin dejar rastros de duda, rasgué mi piel con cierta fuerza, haciendo que de mi cuello unas gotitas de sangre salieran.

—Jungkook, por favor —la voz de mi padre sonó desesperada.

—¿No te gusta... ría ver a tu gran de-decepción desaparecer, padre? —apenas dije, pues mi cuello quemaba. Y se supone que no lo hacía profundo, apenas un roce.

—¡Basta! ¡¡¡Basta, Jungkook!!! —soltó con impresión, porque la sangre se desesperaba por salir—. Deja eso de lado, yo... llamaré para que te curen, cumpliré lo que me has pedido, pero, por favor, ¡basta!

Tiré con fuerza el vidrio, y tapé la zona afectada, quemándose, hirviendo del dolor. Estaba completamente loco.

Con rapidez mi padre actuó, y llamó al hospital. Fue estúpido e irracional mi actuar, pero necesitaba esto, necesitaba su palabra.

—Escúchame bien, Jungkook, si piensas... amenazar a esa mujer que te controla, no quiero problemas, no quiero que manche el nombre de mi empresa, ni mucho menos que te lastime, esa es mi condición.

Con los ojos borroso asentí.

—Luego de que le advierta, seremos silenciosos. Solo necesito una amenaza, no la lastimaré, nunca lo haría —jadeé, agotado de hablar. Eso me jodía bastante.

Sin evitarlo, él corrió hacía mí, y me levantó del suelo. Pronto se hizo presente un hombre en el cuarto, vestido con ropa elegante, y un gran maletín, quien decía estar disponible para curarme.

Yo solo necesitaba hacerlo todo lo más rápido posible.

CULPABLEWhere stories live. Discover now