Capítulo XXIX: La mejor vista del mundo.

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Eso prometió el día en que su vida se arruinó.

Freya se despidió de su hermano pero antes le susurró algo, solo para asegurarse de que nadie que estuviera de curioso los descubriera.

Y después de ello ambos se marcharon a sus respectivas habitación.

Mañana el plan se echaría en marcha.

Kuro por primera vez no logro conciliar el sueño. Tenía demasiados sentimientos negativos los cuales le oprimían el pecho y no le permitían calmarse.

Decidió dar una pequeña caminata fuera de la carpa y se encontró con alguien que no sé esperaba.

El castaño que lo hacía suspirar de amor estaba sentado en la cerca (o media cerca) de madera que rodeaba solo una parte del circo.

Parecía que este miraba el cielo nocturno, por lo que decidió hacerle compañía.

- ¿Qué hace un niño despierto tan tarde?-

Mahiru se sobresalto pues no esperaba encontrase con Kuro a esas horas, pensaba que probablemente este estaría dormido. Un pensamiento también mutuo para ambos.

- Ya te lo dije, no soy un niño. Casi cumplo 16 años, así que pronto voy a madurar..-

- ¿Más? Creo que eres la persona más madura de aquí, claro en ciertas ocasiones. Pero aún eres un niño, no te avergüences de ello-

Hubo un silencio muy largo y un poco incómodo.

- ¿Quieres ver algo increíble?-

Kuro simplemente asintió ante la pregunta del castaño y este lo llevo a un campo cerca del circo, el cual encontraba bastante relajante y cálido, a pesar de lo frías que eran las noches.

Mahiru se detuvo en cierto lugar donde había bastante maleza y al pasar su mano por esta, unas cuantas luciérnagas salieron volando lentamente a su alrededor.

Este tomó la mano del peliceleste y la acercó para hacer la misma acción, ocasionando que más de esos brillantes insectos saliera y les diera la mejor de las vistas nocturnas.

Aunque para Kuro la mejor vista era su bello castaño.

Las luciérnagas le hacían parecer como un ángel. El brillo de sus ojos ámbar y además esa linda sonrisa acompañada de un leve rubor en sus mejillas. Simplemente era divino para el mayor.

Sin mención alguna Kuro se acercó a Mahiru y lo abrazó, dándole un cálido beso en los labios rosados.

Al principio el niño se sorprendió, pero a los pocos segundos correspondió con mucha ternura y nerviosismo.

Cuando el aire se les acabo de vieron obligados a separarse de los dulces labios de su contrario. Aunque se mantuvieron abrazados y con la punta de sus narices rozándose.

- Pensé que algo malo te pasaría, tuve miedo de que ese hombre te tocara..-

- Pero no pasó nada malo Kuro, estoy bien, en cambio a ti te dejaron una marca, ¿no?-

El mencionado se sorprendió ante el descubrimiento del chico, pues supuestamente había ocultado ese chupetón para no causar malos entendidos de nuevo.

- No te preocupes por ello. Pronto desaparecerá. Además tú mejilla está golpeada así que también tienes una marca-

Cuando Kuro llegaba a tocar suavemente la mejilla lastimada del chico este solo soltaba un pequeñísimo brinco acompaña de una mueca de dolor, también pequeña.

Eso no era nada comparado con lo que tenía que vivir ahora. Esas marcas que su infancia le dejaron no desaparecerían. Serían un recuerdo de lo miserable que puede ser la vida de un pequeño huérfano.

- Bueno, eso no es la gran cosa. Estaré bien.-

La bella sonrisa del castaño tenía cautivado al mayor, era tan preciosa ya fuera de día o de noche.

- ¿Y que me dices de mi respuesta? Estoy muy impaciente por escuchar que dirás-

La respuesta.

Mahiru la tenía, aunque no sabía si sería correcto decirla en ese instante.

- Pues, lo he estado pensando mucho y...creo que..-

Continuará...

Recién veo que el capitulo es súper corto. Pero bueno, espero que el siguiente ,lo reponga y les guste mucho.

¿La vida en un Circo es así?Onde histórias criam vida. Descubra agora