Capítulo V El día que esperaba.

155 9 0
                                    

«¡Ezequiel! «, grité en mi mente a todo volumen pues lo vi de espaldas enfrente mía.

- En que necesitas ayuda. – Le respondí a ese tonto despistado.

Temblando como una gelatina me pregunto si íbamos a la misma escuela y siendo honesta conmigo misma, la forma en que me lo dijo... ¡Me pareció ADORABLE! Pero le respondí altaneramente que tenía el uniforme, la credencial y además que estaba registrada en ella y que en conclusión si estábamos en la misma escuela, haciéndolo ver como un idiota y pensaba que se enojaría conmigo por mi forma de decirle las cosas, pero en vez de eso su mirada se clavó fijamente a mí haciéndome sentir una pieza de carne a punto de ser devorada por un... ¡lobo feroz! No quería que Ezequiel me besara o hiciera algo peor en público, solamente en pensarlo me avergonzaba y de la nada él dijo "¿Qué si le podía guiar a la escuela?" Obviamente no quería ser considerada una chica a la que podía tener tan fácilmente así que le dije ¡De que puedo, puedo, pero que quiera es otra cosa!

Mordió sus labios y un sonido adorable de él pensando se hizo, ese sonidito me hacía querer abrazarlo, apapacharlo, acariciar su cabello, era tan mono, coqueto, "¿Quieres guiarme" pregunto nuevamente haciéndome flaquear en mi dureza de no ser tan fácilmente atrapada por él "Te advierto que, si dices que no, cargaras en tu conciencia con un estudiante perdido" Esas últimas palabras rompieron mi caparazón de firmeza « Nunca dejaría que Ezequiel se perdiera y menos si puedo hacer algo al respecto « -¡Está bien, no quiero cargar con eso en mi conciencia, sígueme!- Fue lo que le dije a mi querido Ezequiel, quien respondió "Gracias, sin ti estaría perdido", ese hermoso idiota, como podía decir algo tan vergonzoso.

Felizmente dije, ¡que era una alegría!, él haberlo encontrado. Se puso roja su cara, «¿Le habrá sonrojado mi cumplido? aún sin tener recuerdos míos, sigue siendo el Ezequiel que amo tanto «, pensé.

- ¿Estás bien? - Le pregunte a Ezequiel mirándole fijamente para que se avergonzara más.

Nunca se me pasaría por la cabeza que su excusa sería porque hay calor, ambos estamos expuestos a la misma temperatura y obviamente no hace tanto calor como él dice, pero le seguí el juego... porque lo amo.

Inesperadamente, Ezequiel me pregunto "¿Cuál es mi nombre?" Eso me entristeció, pero lo disimule respondiéndole inmediatamente ¡Que cruz! Un nombre que me invente en ese momento. Estoy casi segura de que le debe parecer raro ese nombre, porqué en él aún debe haber recuerdos de nosotros, antes que ocurriera su pérdida de memoria, por esa misma razón me atreví a decirle que de seguro pensaba que mi nombre es raro, esperando una respuesta de afirmación.

"lees las mentes ¿Puedes adivinar cuál es mi nombre?" Pregunto mi pequeño trozo de azúcar sin saber quién era yo, al decirme esas palabras creí que me alegraría porque él sabría que yo tenia en mis neuronas bien escrito su nombre, pero... me enfade, no quería aceptar que me había olvidado y le dije ¡Que quizás podía! Esperando a que me dijera "No hay necesidad, pues yo sé quién en verdad eres y la historia que tenemos juntos " Pero en vez de eso, me reitero que si yo quería adivinar su nombre y ya toda enfada le conteste que ¡No! Y el muy sin vergüenzas me afirmo que no sabría su nombre, sé que no debo enojarme con él porque no tiene memoria de nosotros, pero ¡AAAGh! Es tan injusto ser olvidada por quien amas.

Recompuse mi calma y le propuse una apuesta, "se explicita" Dijo él mordiendo el cebo que había plantado.

La apuesta estaba para que él la ganara, si es que podía recordarme y enserio yo esperaba desde el fondo de mi corazoncito que tuviera un recuerdo, ¡uno! Es todo lo que pedía. Si él decía el que realmente era mi verdadero nombre, obtendría comida por todo un año y así pudiéramos volver a conectar... pero si se equivocaba... tenía que encontrar otra formar de unirnos, así que pedí tres favores a cambio por si él perdía, utilizaría mis favores, para que me recordara.

Él accedió, no dudo ni por un segundo en decirme Cruz y eso me mato por dentro, quería gritarle ¡FUIMOS NOVIOS POR TRES AÑOS! ¡RECUERDA, POR FAVOR! Pero lo único que le podía decir a él era – Me debes tres favores. – No me rendiría, le haría recordarme, le haré amarme nuevamente, que sepa, que ambos somos uno para el otro. Mi tierno Ezequiel, me hacía desvanecer esa tristeza que ocultaba yo con sus reacciones de confundido, dudoso, apenado, enojado. Él mismo me causaba este dolor, pero también lo desvanecía. Ya me tenía que marchar y él no me quería dejar ir, me decía mentirosa y que debíamos de tener una apuesta justa, pero tenía que irme y lo deje ahí... Sin embargo... le susurre. – Nos volveremos a ver. – 

Quiero ser tuyo que tú seas yo y yo ser túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora