Capítulo 2

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...You’re sweet as the honey from the rock...
(

Eres tan dulce como la miel de una roca)

- ¡¡Eres una cobarde!! Me dejaste sola, con un montón de chicos sexys y calientes. - comenzó en tono acusador, pero lentamente vi que salivaba.

Ayer había muchos extranjeros en el bar, y muchos , debo admitir, si estaban muy guapos. Y no es que ellos no me hubieran contactado o me hubiera buscado para hablar conmigo, simplemente si un rotundo no a todo y me encerré en mi oficina por el resto de la noche.

- Susana: No. Me. Interesa. - digo rotundamente. Me niego a salir con alguien más. ¡Tengo el corazón roto! Y por más que insista, no es como si de la noche a la mañana mi corazón vaya a sanar.

- Okey... Pero no me hago responsable de las telarañas vaginales que tengas, y mucho menos de todos aquellos orgasmos que no tendrás en tu vida por miedosa.- Me dice molesta.

Susana camina fuera de la barra, con rumbo a la nevera industrial del bar. Cierra la puerta fuerte y yo me doy la vuelta resoplando.

- ¿Que?- pregunto a Charly. Uno de los meseros, que mientras está acomodando los vasos y las copas, estaba mirando con una sonrisa nuestra plática. O más bien, el reclamo de Susana.

- Te duele, pero la chica tiene razón. - dice con una mueca de aceptación.  Y solo ruedo mis ojos, por qué sé que así es.

Todos seguimos trabajando para tener todo listo por la noche. Unos barren, otros limpian la barra, otros rellenan las servilletas, las botanas y acomodan todo para las mesas. Siempre ponemos un poco de más esfuerzo para la zona VIP

Yo me encargo de lo administrativo entre semana, pero los días en los que canto, me dedico a ensayar con los chicos de la banda. Por lo que eso hago durante media hora. Media hora que nadie ha visto a Susana.
Desde el escenario, veo que no soy la única que la busca, por lo que todos nos ponemos a la tarea de dar con ella .

Han pasado ya más de treinta minutos y no tenemos ni idea de dónde demonios está Susana.

No es para tanto. Ella siempre desaparece cuando está enojada, pero ¿Treinta minutos? Eso es más que exagerado.

Así que le llamamos a su celular. Cuándo digo todos, es todos. Cada uno de los miembros en el bar, llamamos, pero no nos contesta.

Mierda, si no fuera mi mejor amiga, juro que la corría.

" Aquí estoy..."

- ¿Oyeron eso? - Pregunto cuando paso por la parte de atrás de la bodega de congelación.

- ¡¡¡Aquiiiii estooooyyyy!!!- Se escucha de pronto más fuerte por el refrigerador industrial.

Abro la puerta de la bodega, y sale de ahí una congelada Susana. Llorando.

- ¡¡Me iba a morir congelada!!-  grita y después se desploma.

****

- ¿Otra taza de chocolate caliente?- le pregunta Charly a Susana, quien tiene  puesta mi chamarra de cuero  y una manta que siempre tengo en mi oficina.

- Más de esa cosa y me da un coma diabético. Mejor dame ron o wisky. - dice molesta, lo bueno es que ya no tiembla

Charly, hace una señal de rendición con ambas manos y se retira. 

CarolinaWhere stories live. Discover now