32: ¡Despierten!

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-Ande Blue, entra. -Le dije divertida.

-¿Por qué no entras tú mejor? -Me preguntó alzando una ceja.

-Porque siempre vas tú primero. A menos que tengas miedo. -Me crucé de brazos.

-Sabes que no.

-Eres una gallinaaaaaa. -Le dije en burla.

-Gallina tú.

-¡Pfff! Calle no merecía a alguien tan cobarde. -Me recosté de la pared y comencé a verme las uñas.

-Atrévete y dilo. -Me dijo seria y yo sonreí.

-Calle no merecía a alguien tan cobarde.

-¿Y te merecía a ti?

-Ella merece lo mejor. -Me gustaba hacer enojar a Blue, era una labor que hacía comúnmente Uva, pero me podía acostumbrar a hacerlo.

Y de un momento a otro Poché me derribó como si estuviese derribando a un jugador enemigo a punto de llegar al área de puntuación en Football Americano.

-¡MAMÁ! ¡BLUE Y LIMÓN SE ESTÁN PELEANDO!

-¡BLUE Y LIMÓN! -La voz de mamá o el grito de mamá.

Poché me dió un golpe en las costillas y yo le di un cabezazo.

-¡MAMÁ! ¡COSA UNA Y COSA DOS SIGUEN PELEANDO! -Uva nos volvió a acusar.

Poché se detuvo y yo también. Habíamos pasado de estar en el pasillo a estar en la sala.

Miré a mi alrededor. Mamá estaba parada de brazos cruzados y una chancla. Aunque mi vista estaba en ella sabía que en el TV estaba dando "El Corre Caminos".

-"Si estando en la carretera escuchas un bip bip..." -Uva bajó las escaleras cantando muy feliz.

-María José Garzón y Gabriela Garzón. ¿Se puede saber por qué pelean aquí? -Mamá estaba enojada.

Ella solo nos llamaba por nuestros nombres cuando estaba muy, pero muy enojada.

Cómo la vez que dejé caer su colección de vajillas.

Cómo la vez que Poché usó su traje favorito para secar a Mango y Pina.

Cómo la vez que Uva se lanzó del segundo piso de la casa hasta la piscina mientras mamá tomaba el sol justo en la piscina.

O como la vez que las tres nos enredamos a pelear en medio del centro comercial y mamá, luego de nombrarnos hasta con los apellidos de nuestros bisabuelos, llamó al señor de seguridad y dejó que nos castigará sentándonos quince minutos en el pasillo al lado de la oficina de guardias del lugar.

Poché de inmediato se paró y usó esa pose de: recta, cabeza firme y manos unidas al frente.

Yo me levanté y corrí hasta mamá. La extrañaba tanto que por abrazarla no me importaba recibir otro regaño.

-Las tres sentadas. -Nos dijo firme señalando el sofá grande.

-Pero yo no hice nada. -Se quejó Uva.

-Dije las tres. -Y las tres nos sentamos de brazos cruzados.

-Es increíble que aunque tenemos veinticinco aún nos regañe como si tuviéramos diez. -Murmuró Uva.

-Te escuché... y ustedes son mis hijas. Tengo el derecho de reprenderlas aunque sus hijos tenga nietos. -Nos señaló.

-¿Nos vas a castigar? -Preguntó de manera muy tímida Poché.

A Un Click: Siempre Tú Y Yo EDITANDOWhere stories live. Discover now