Capítulo XXI: "El único hombre"

234 26 8
                                    

Rami.

Tan molesto estuve después de hablar con Sebastián y por varios días me debatí entre si era cierto o no lo que había confesado. Muy en el fondo quería creer que no era cierto y me negaba a que ellos dos estuviesen juntos. Estaba tan desesperado y necesitaba respuestas, tanto que no pude esperar ni un día más, así fue entonces que viaje de regreso a casa de mi hermana. Ahí todo era un caos total, mi sobrino había desaparecido, mi cuñado estaba vuelto loco por el trasplante y mi hermana preocupada por su hijo. Le dije que yo le ayudaría a buscarlo, entonces fui al primer lugar donde se me ocurrió que estaría, y más bien deseaba que no estuviera ahí, ya que quería hablar a solas con Layna.

Al verla, mi corazón se estrujó por un momento, estaba más delgada, y su rostro y sus ojos enrojecidos. Por dios, me dolía tanto verla así, y cuando ella me miró, una chispa de luz broto en sus ojos, y aunque me moría por abrazarla, besarla y consolarla, tenía que sacar este coraje que traía atorado por dentro, al mismo tiempo esperaba equivocarme, y que lo de la apuesta solo haya sido una mentira de mi sobrino.

-¿Qué ganaste?-pregunté. Su sonrisa se borró y me odié por eso.

-¿Qué?

-Por la apuesta que hiciste con Sebastián, ¿Qué apostaron?

-Yo... --pauso temblorosa-nunca quise involucrarte, Rami, lo intente, créeme, pero ya no pude controlar mis sentimientos, y cuando me di cuenta que tú también sentías algo, solo me dejé llevar-lloró-de verdad lo lamento.

-Solo dime una cosa-pedí-¿También huiste después de que te dijeran que te querían? ¿Buscaste chicos que sabias que sentían algo por ti y los utilizaste?

-No, no fue así, fue una estúpida apuesta, yo estaba molesta con Seb porque pensaba que yo no tenía lo suficiente para enamorar a cualquier chico.

-¿Y te importaba mucho lo que pensara él? Él lo hizo por ocultar que estaba enamorado de ti, pero ¿y tú? ¿Acaso también lo amas?

-Nunca podría amarlo de esa manera.

-Él me dijo que estaban juntos, me dijo todo, incluso los chicos con los que te acostaste.

-¡¿Qué?! No, de eso no se trataba la apuesta-exclamó muy sorprendida-Solo eran besos y ya, contigo fue diferente-tomo mi mano-Entre Seb y yo no puede pasar nada porque... --tomo aire profundamente-él es mi medio hermano.

-¿Qué?

-Su padre también es mi padre-estaba totalmente atónito y sin habla, con los ojos bien abiertos me quede sin movimiento por unos segundos, procesándolo hasta que caí en cuenta.

-Te necesito, Rami. Siempre te necesite y eres el único que puede evitar que me desmorone en estos momentos-sollozó-Eres el único hombre que de verdad amo.

-Oh, Layna-masculle cuando nos acercamos y nos besamos-Te extrañé demasiado.

Rápidamente nuestros besos tiernos se convirtieron en besos apasionados que parecían salir humo de nuestras bocas. Sin separarnos, cerré la puerta tras de mí y caminamos hacia la primer habitación, ahí, sin decir nada nos despojamos de nuestra ropa.

Aquella sensación de estar juntos de nuevo, era como vivir un sueño que había tenido la noche anterior, como si lo que estuvieses pasando ya lo hubieras visto o sentido, solo que no fue así en realidad. Ese sentir me gustaba y estremecía todos los músculos de mi cuerpo.

-Te amo-confesó ella una vez acostada sobre mi pecho y solo nuestras agitadas respiraciones inundaban el lugar.

-Yo te amo-respondí sonriendo.

-Huyamos-dije después de casi un minuto de silencio.

-¿Qué?-me miró con asombro.

-Escapemos a algún lugar, solos tú y yo, por unos días.

-Pero ¿y mi hermana?

-Ella estará bien. Tu padre no permitirá que nada le pase-bajo la mirada-Lo lamento.

-No lo lamentes, creo que puedo llamarle padre, después de todo siempre estuvo presente en mi vida y fue muy bueno conmigo-hubo un corto silencio-¿Y a dónde iremos?-sonreí y la besé en la frente.

Después de discutir un rato a donde podíamos ir, nos quedamos dormidos. No sé cuanto rato lo estuvimos, pero a ambos nos despertó el sonido de nuestros celulares. Al tomarlos, tuvimos dos noticias muy impactantes que decir.

-Mi hermana despertó del coma-dijo ella con una sonrisa, leyendo su mensaje. la miré.

-Sebastián tuvo un accidente-su sonrisa se desvaneció.

Vestida de azúcar 《Rami Malek》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora