Conocidos Ahora Desconocidos

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"Porque descubrí que no estaba mal amarte"

¿Preparados para un capítulo que los enojará? Bueno, disfruten, y no me odien.





Pov Calle

Oscuridad, eso era lo que veía y escuchaba, no se oía nada, y no podía comunicarme con Lucía, no sabía nada del mundo, solo sentía mi cuerpo astral vagar por una oscuridad inmensa, no veía nada y eso me aterraba, siempre le tuve miedo a no ver las cosas, ni siquiera sé dónde estoy, si sigo en la comodidad de mi casa en Los Ángeles, o si me llevaron a alguna parte. Pero lo que más me preocupaba, era Poché, no sé si se la llevarían a Bogotá, o si se la llevarán a otra parte para que no pueda encontrarla.

De repente, empecé a sentir mi cuerpo pesado, así que me acosté, cerré los ojos tratando de que esa pesadez despareciera, era una sensación horrible. Cuando vuelvo a abrir los ojos, ya no había más oscuridad, ahora veía el techo de una habitación; vi a mis lados y encontré a Poché acurrucada en una cama más allá, se veía tan tierna, y me encantaba como le quedaba el cabello rosa, pero prefería a mi peliazulada. Traté de levantarme, pero al hacerlo un tirón en mi mano se hizo presente, la voltee a ver, y vaya sorpresa me encontré. Mi mano estaba esposada a la orilla de la cama >>¿Es en serio? ¿en serio me esposaron a la cama?<< sentí la ira invadirme, pero me calmé. Me senté a la orilla de la cama con cuidado de no lastimarme, para tener una mejor vista de la pelirosada. Se veía tan hermosa y vulnerable, pero algo me llamó la atención. Ella también estaba esposada a la cama.

No lo puedo creer ¿cómo pudieron caer tan bajo?. No sabía dónde estábamos, reconocía la habitación, pero mi mente no quería esforzarse, no ahora, no quería reconocer el lugar.

EL sonido de unas llaves llamaron mi atención, estaban abriendo la puerta, quería saber quién era. Cuando la puerta se abre, me deja ver a un Juan casi muerto, tenía ojeras enormes, los ojos llorosos, su cabello estaba despeinado, lo único normal era su ropa. Presté atención al pasillo de atrás, instantáneamente lo reconocí por el cuando del lobo y la luna de atrás.

- ¿En serio te atreviste a encerrarnos en nuestra casa?¿En la casa que compramos todos? - le escupí, estábamos de regreso en Bogotá, en la casa que abandoné unos meses atrás.

- No hables Daniela - decía mientras caminaba hasta la cama de Poché para sentarse y verla, estaba a punto de tocarla

- No la toques - le dije, se paró en seco para voltearme a ver

- ¿Tú quién eres para decirme que no hacer? - pregunta con socarronería, me enojó la forma en la que habló

- El amor de su vida, ¿y tú? eres solo un amigo, ni quiera su mejor amigo o su hermano - le di dónde más le duele, pude ver el dolor en sus ojos

- Cállate Daniela - se levantó bruscamente - no me hables así - se acercó amenazadoramente a mi, pero no me daba miedo

- No intentes aparentar algo que no eres Juan Pablo - dije tratando de levantarme, pero recordé que tenía esposas

- Tú ya no me conoces Daniela, cuando te fuiste todos cambiamos - me dijo enfadado

- ¿Ese es mi problema? - le contesté, el suelta una risa que no reconocía

- Siempre preocupándote solamente por ti, nunca te has preocupado por los demás - me dice con una sonrisa macabra, me daba miedo ahora si, se acercó a mi con lentitud

- Aléjate de mi Juan Pablo - intento hacerme para atrás, pero las esposas no me lo permitían

Cuando sentí un dolor punzante en mi mejilla, supe que no estaba tratando con el mismo Juan que conocía hacía meses, este era alguien totalmente diferente, el Juan que conocía, era tierno y juguetón, dispuesto a ayudar siempre a los demás sin hacerles daño. Lágrimas comenzaron a recorrer mis mejillas, no por el dolor de mi mejilla, si no porque la única responsable de su cambio de actitud, soy yo.

- No le pegues Juan Pablo - dice una voz calmada desde el umbral de la puerta, volteo a ver y me encuentro con el pelo corto rosado de Juana 

- Ella no tiene el derecho - Juan parecía un monstruo, me estaba en verdad asustando

- No, no tienes derechos en esta casa, pero eso no te da el por qué pegarle - dice Juana calmada

- ¿No tengo derechos? - pregunto tomando mi mejilla, seguía doliendo

- No, solo te trajimos porque no querías estar lejos de ella - señala a Poché - no por gusto, si no te hubiéramos abandonado por ahí - dice ella despreocupada, me dolió que me dijera eso

- ¿Qué les pasó? - pregunto con un nudo en la garganta

- Nada es lo mismo Daniela, cuando Poché desapareció, la chispa del grupo se fue con ella, y tú lo sabes - asentí, eso era cierto - y cuando nos abandonaste, lo que quedaba del grupo se fue contigo - me está echando la culpa

- Osea que yo soy la única responsable - le contesto con enojo

- Así es, tú eres la única culpable de poner una barrera entre nosotros - 

- Ustedes no entienden - 

- No Daniela, tú no entiendes, no entendiste cuando queríamos ayudarte, en vez de eso, te largaste a Los Ángeles, sin querer vernos, y ahora quieres que regresemos a tu vida, no jodas - me responde con cierto enfado

- Eso no les da derecho a tratarme como una maldita basura - escupo

- De hecho, si nos da el derecho, después de que tú nos trataste como una - yo nunca los traté como mierda

- ¿Y qué van a hacer? ¿tenerme esposada el resto de mi vida? - pregunto con ironía

- Si, eso es lo que haremos, vámonos Juan - dice ella dándose la vuelta

- Son unos idiotas - murmuro

- Vete al diablo Daniela - contesta Juana para salir con Juan y azotar la puerta, poniéndole llave a esta.

Genial...







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Perdón!! Sé que les dije que todo mejoraría un poco, pero se me ocurrió una idea, y tengo que poner las cosas mal, al menos peor de lo que ya están, así que todavía no mejorarán las cosas. Espero y cuando lleguemos a esa parte no me odien, por favor, no me odien. Los quiero...

Como Si Fuera La Primera Vez - TERMINADA -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora