Parte sin título 2

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Lupita. Lupe, te llevaste una parte de mí. Ya no estás. Te pienso. Rememoro episodios de antaño junto a ti. ¿Acaso fue ayer? Es como si hubiera sido así. ¿Volverás Lupita? ¿Los muertos vuelven? Te fuiste antes de lo acordado. Prometiste irte junto a mí. Lupita. Te pienso. Te pienso. Te extraño.

Lupita, mi núbil nínfula. Viviremos en la eternidad. ¡Espérame! Estaré pronto junto a ti. La noche. La noche estrellada me pide a gritos recordarte. Diablos por qué tuviste que morir Lupita. Tus recuerdos vienen a mí. Me atrapan. Me chapan del cuello y me sacan del mundo. Durante las noches como esta deambulo sin un rumbo definido. Una. Dos. Tres. A más horas pululo. Por aquellos lugares nuestros. Las calles cobran vida y te veo caminar junto a mí. Cogidos de la mano mientras te cargo entre mis brazos. Soy feliz al imaginarte, ¡NO SABES CUANTO!

¡Ay, querida mía! Pero te fuiste. Te cortaste las venas hasta desangrarte por completo. Sufrías por dentro. Te consumías día y noche a través de esa llaga abierta. Las heridas brotaban y no sanaban. No supimos escucharte. El teléfono sonó una y mil veces y nadie respondió. Pedías ayuda y cuando más la necesitabas nadie, ABSOLUTAMENTE NADIE TE LA DIO. Y de pronto. Luego de tantos intentos fallidos, al fin. Al fin uno exitoso y moriste. Estabas tan familiarizada con la muerte, desde que tu padre se colgó de una soga. "Es algo genético supongo", me decías. Llorabas desconsoladamente mientras me lo contabas. "Abrásame y no me sueltes", musitabas con un tono desesperado.

Ahora, es como si viviera entre muertos, porque desde que partiste algo cambió. A diario tengo que darme cuerda para mantenerme vivo. Indudablemente, te llevaste una parte de mí.



***

El recuerdo está tan presente. ¿Fue ayer? Veo el prado por donde Lupe y yo caminamos. Ella sonreía mientras el viento del prado agitaba suavemente sus cabellos. Las hojas de los árboles se balanceaban lentamente mientras ella caminaba por delante mío. Ladeaba la cabeza y se dejaba ver aquellas pequeñas orejas suyas.

−¡Pedro! No te quedes ahí. Quiero mostrarte algo

La seguí. En medio de unas palmeras se encontraba un pozo. Era completamente profundo

−¿Lo ves?

−Sí –respondí−. Pero... no entiendo.

−Nadie lo entiende. Ese abismo soy yo.

−¿Abismo?

−Sí. Durante las noches me siento extraviada –dijo ella−. Es como caer en un precipicio que no tiene fin. Caes y sigues cayendo. No tiene cuando acabar. Por más que grites nadie te escucha –descansó sus brazos en mis hombros y me susurró al oído−: Está una atrapada en ese profundo abismo y completamente sola. No existe nadie más. No hay ningún tipo de ayuda.

−Suena aterrador

−Lo es, pero una llega a acostumbrarse –dijo Lupe−. O al menos aparentar que todo está bien. Ten cuidado en no caer al pozo. Si lo haces no volverás a ser el mismo.

Esas palabras se me quedaron. Vienen hacia mí y no me dejan tranquilo. Durante las noches despierto asustado mientras un líquido diáfano cae de mis pupilas. El mismo recuerdo se vuelve a repetir una y otra vez. El olor de la hierba del prado, el viento gélido de invierno reviven sus recuerdos

Ai ajuns la finalul capitolelor publicate.

⏰ Ultima actualizare: Jul 26, 2019 ⏰

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