Capítulo 61 ♡

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    Los tres días han pasado rapidísimo, salidas con Adrien, salidas con amigas, risas y llantos previos, y despedidas; y más risas, y más llantos. Aún no se ha acabado el ciclo escolar, quedan… sólo cinco minutos.

    Toda la clase se encuentra en silencio, contando los segundos que pasan, y mirando la hora del celular como si el hecho de permanecer con la vista fija ahí fuera a apresurar el tiempo, o quizá a detenerlo.

    No es como los otros años, esta vez, sonará el timbre que anuncia el fin de las clases, y no será sólo por tres meses, será para siempre.

    Observo mi celular. Un minuto.
Soy de las que quisieran detener el tiempo, para darme un poco de espacio para asimilar los fuertes cambios que se avecinan.

    Las risas compartidas con las chicas, y los chicos, sentados en mesas de a grupo. Los recreos, aquellos momentos entre amigas en nuestro lugar predilecto. El bufé donde infinidad de veces he estado. La biblioteca, mi espacio de paz… todo eso desaparecerá, dejará de ser parte de mi vida cotidiana.

    Exhalo aire en el preciso momento en el que el estruendoso timbre resuena por todo el instituto y a la vez mis compañeros gritan alegres y eufóricos.

—Bueno se ha acabado— murmura Adrien en mi oído.

    Volteo la mirada hacia él, y me da un rápido beso en la mejilla.

—Anda guarda tus cosas, es hora de hacer desastre.

    Entorno los ojos, pero accedo a lo que me dice que haga.

    Todos guardan sus cosas apresurados, y salen casi corriendo del aula, cantando y gritando.

—No puedo creer que ya no vamos a volver— dice Karol, pasando por al lado de mi mesa y deteniéndose para darme un abrazo. Correspondo a su abrazo, y me pincha un poco más la nostalgia, tampoco yo puedo creer que al año siguiente no vayamos a volver.

—Justamente por eso, te ofrezco despedirnos a lo grande— le dice Adrien a Karol, sacando de su mochila una pistolita de juguete.

    Karol arruga el entrecejo y me mira, pero yo me encojo de hombros. No tengo la más remota idea de lo que se trae.

—¿Y para qué es esto? — pregunta ella.

—Para divertirnos un rato— le dice Adrien tomando de mi mano y conduciéndome fuera del aula— ¡Ey vamos, que es nuestro último día!

    Se me forma un pequeño nudo en mi garganta al oírlo.

    Él está contento, se le nota. Y yo, también… pero a la vez me entristece que sea este el último día.

    Me cargo el bolso al hombro y Adrien toma de mi mano, para salir juntos del aula. 

    Karol nos sigue, y en la puerta nos encontramos con Vic y Malena.

—¿Por qué se tardaban tanto?— nos reclama Vic.

—Liz estaba guardando sus cosas— le explica Karol.

    Caminamos juntos hacia el patio, y estamos por llegar cuando Karol le dice a Adrien.

—Sigo sin comprender para qué me has dado esto…

    No termina de hablar, y tampoco es necesario que lo haga, ni bien pisamos el patio nos recibe un baldazo de pintura color verde fosforescente.

    Chillamos las tres a la vez, y escucho la risa de Adrien.

—A esto me refería con hacer desastre— nos dice.

    Veo al resto de todos los alumnos de último año,  han desatado una batalla campal con pintura de colores, en medio del patio.

Mirarte Dolía |CompletaOnde as histórias ganham vida. Descobre agora