Enfermo. [Bakutodo]

6: Amigos Molestos.

Katsuki despertó con un dolor en la cabeza, claramente lo hizo gruñir de molestia, hace mucho que no quedaba resfriado y para el era un puto infierno.

Como te lloraban los ojos, el dolor de cabeza, lo débil que te puedes llegar a sentir, sí, era horrible para el pobre Katsuki, apenas y podía entender como había sobrevivido el estúpido Mitad/Mitad tanto tiempo. Pero claramente no le diría a nadie sobre su odio a los resfriados, quería verse fuerte, y que un simple y apestoso resfriado no significara nada para él.

— ¡Bakugo!¡Bro!

Tal vez su día iba a ser más tranquilo, si no fuera por la visita que había recibido.

— ¿Qué mierda quieres?

— ¡Te traje estofado!¡Seguí la receta que hiciste para Todoroki!...es que no soy muy bueno en la cocina...— rió algo avergonzado.

— Cómo sea, callate y sientate.

— Y, ¿Ya estas mejor?

— ¿Tú que mierda crees?

— Realmente no lo sé.

Ignoró la respuesta de Kirishima y se dedicó a comer el estofado, no era tan bueno como el suyo, pero era comestible así que no presentó mucha queja.

— Bakugo... estas llorando.— Se escuchó un gruñido frustrado de Bakugo.

— No sé puede ser tan imbécil, ¡No estoy llorando! Es el puto resfriado.

— Oh, pero yo no lloro con resfriados.

— Yo sí inútil.

El pelirrojo soltó un suspiro y se recostó en un pequeño sofá que había en la habitación.

— Oye, idiota.

— ¿Qué?— Volteó atento, sonriente como siempre.

— ¿Sabes... si Todoroki esta bien?

Se escuchó como se golpeó la puerta con delicadeza.

— ¡Kacchan! Soy yo, dejame pasar porfavor.

Se escuchaba algo inseguro, realmente cuando se trataba de Bakugo, Izuku no tiene muy asegurada la manera en la que morirá.

— Vete de aquí, peste.

— ¡Bakugo no seas así! Midoriya, pasa.

— G-gracias.

Entró tímidamente con un té en la mano.

— Te hice esto... Es té de limón, Todoroki-kun me tuvo que recordar que tenía que agregarle agua, siempre me pasa lo mismo.

Rió levemente, y Bakugo mostraba clara molestia, siempre odio la estrecha relación de amistad que tenían Izuku y Shoto, desprendía ese aire de compañerismo que le parecía desagradable, o al menos el quería creer eso.