Capítulo 17

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- ¡Mimi que no voy a discutir más! - se baja del coche dando un sonoro portazo y la rubia hace lo mismo con fastidio.

- Ruth que tampoco fue para tanto Joder. ¡Estáis haciendo todos un mundo de nada!¡Yo estaba allí! Sabré yo como fue.

Entran en casa cuando Ruth rodea a Mimi e ignorándola abre la puerta buscando no seguir discutiendo.

- Mimi llevamos discutiendo desde el hospital y no quiero seguir.

- ¿¡Quieres escucharme un minuto!? - pide desde la entrada elevando el tono cuando la ve alejarse y dejarla atrás.

- Te he escuchado pero no estás siendo objetiva en esto. Te empeñas en minimizarlo y otra cosa no Mimi pero la hostia que tienes en la espalda es de todo menos pequeña.

- No, no me has escuchado. Ni tú, ni la psicóloga, ni el médico. No me habéis escuchado ninguno.

- Mimi que ya - gira y da un par de pasos hacia Ana mirándola con cansancio - que la medicación de Ana está bien como está. Te lo he dicho yo, te lo ha dicho Mónica y te lo ha dicho su médico. ¿Qué más quieres? Querías que hiciera más terapia y está yendo dos días a la semana pero lo demás esta bien como está.

- ¡Se queda dormida por los rincones!

- Es preferible eso a que te vuelva a romper la muñeca Mimi - cuadra la postura como más odia Mimi que lo haga. Le chirría todo cuando su prometida adquiere esa actitud de tener la verdad absoluta y le habla desde el más puto dogmatismo.

- Que no fue nada - repite sin saber cuantas veces lo ha dicho ya con cansancio - estáis dándole una gravedad que no tiene... que fue un segundo... Yo misma puedo enfadarme y actuar así..

- Mimi no digas tonterías al menos. Ademas que ya está. Déjalo estar - sé dirige a las escaleras dando por zanjada la discusión por su parte. Subiendo los primeros escalones dando por acabada una conversación que no lo está.

- ¡No!¡No está! - levanta la mano amenazante señalándola - ¡Ruth que no me des la espalda cuando te estoy hablando!¡Ruth, ni se te ocurra! - grita ya con el cabreo por la suficiencia de la morena y la impotencia desbordado.

- No me estás hablando - gira su cuerpo pero sin mover ni un músculo en dirección a Mimi -me estás gritando y yo no aguanto los gritos así que si quieres seguir, hazlo pero yo no voy a escucharte - sube los escalones haciendo enfurecer a la rubia más si cabe.

- ¡Odio que me dejes con la palabra en la boca! - grita con la fuerza suficiente para que la escuché aún estando arriba y golpea con sus manos cerradas la isla de la cocina arrepintiéndose al segundo al notar en su muñeca recién desvendada un tirón - ¡Joder!

Se lleva la mano a la muñeca y comprueba que aunque se haya pasado de bruta no se ha hecho daño cuando puede mover sin problemas la muñeca. Termina de recoger la comida de Ana mientras se hace un té y calma su enfado. O al menos lo deja a un lado de momento.

Ella y Ruth fueron por la mañana al hospital para que le revisarán la venda a Mimi. La rubia no quería dejar a Ana sola pero ella insistió en quedarse porque no tenía ganas de salir de casa y tampoco tenían otra opción para no dejarla sola. Mimi no podia ir sola, no podía conducir con la mano así aún. Ademas que había insistido en hablar con los médicos de Ana para que le bajasen la medicación. Hacia casi una semana del accidente que habían tenido y Ana seguía sin conseguir mantenerse despierta. Supuestamente solo estaría así los primeros días que los ansioliticos eran más fuertes. Después de unos días su propio cuerpo se adaptaría y luego le irían bajando la medicación hasta quedar eliminada cuando Ana pasara el síndrome de abstinencia. El plan para Mimi consistía en tenerla sedada con una cosa impidiendo las reacciones de su cuerpo para que fuera más fácil para todos. Y no pensaba que eso fuera a ayudar a Ana. Pensaba que solo retrasaría lo inevitable y que era vergonzosos que los médicos evadieran el problema al primer conflicto.

Yo nunca quise llegar a esto, AnaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora