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—sigue la conmoción por la tragedia del vuelo 1771 de Pacific Southwest Airliness, que volaba desde Los Ángeles con destino a San Francisco, aún quedan por reconocer algunos de los 42 cuerpos, incluido el del secuestrador. Se estima que...

Jhonny despertó escuchando entredormido aquella noticia radial. Una claridad proveniente de uno de los ventanales, lo hizo despertar por completo. Por un momento no recordó que pasaba pero luego, al ver de espaldas al joven y alto sujeto, recordó todo.

—¡Dios mío...! —susurró Steven al tiempo que bajaba un poco el volumen de la radio, luego siguió cocinando algo que se olía simplemente delicioso.

El joven rockero se sienta en la cama, se sintió levemente mareado, ello no impidió que por unos minutos, observara por detrás a Steven, sobre todo su hermoso trasero.

La mirada perversa de Jhonny, recorrió de abajo hacia arriba el cuerpo del joven, este voltea y se sorprende:

—¡Oh Jhonny, haz despertado al fin! Ya es mediodía y pues me disponía a cocinar, ¿cómo te sientes? —le preguntó con una dulce sonrisa.

—Como una mierda a punto de ser pisada —profirió Jhonny sacando un paquete de cigarros de su chaqueta. Encendió uno y sin expresión alguna, Miró a Steven, este borró su sonrisa al instante.

—¡Ehm... no te sientas así, hoy hay un aire festivo...! 

—¿La maldita Nochebuena? Ah si, no me interesa, es un día más para mí —lo interrumpió. 

—¡Hey, no seas tan pesimista! —dijo Steven colocando un plato sobre una pequeña mesa—. Ven a almorzar, espero que te guste.

— ¿Actúas como una amable ama de casa con cada sujeto desconocido que traes aquí?

—No, ¿qué dices?,  solo intento ser amigable contigo. 

—¿Solo conmigo?

—¡Vamos ven a almorzar...! —insistió el amable chico tratando de evadir el pesimismo de Jhonny.

El joven camina hasta la mesa, y no pudo evitar comer con voracidad aquel manjar, ante la dulce mirada de Steven.

En un instante, terminó de engullir el último vocado. Steven se sienta a su lado:

—Si quieres hablar sobre algo, aquí estoy para escucharte, y si puedo ayudarte en algo...

—¿Ayudarme? —lo interrumpió Jhonny—. Tú no puedes ayudarme en nada. 

—¿Cómo qué no puedo?, esta mañana lo he hecho y lo volvería a hacer.

—¿Quién mierda eres? ¿Qué demonios hacías a esa hora en el puente?

—Pues... volvía de trabajar. Trabajo toda la noche, y siempre cruzo el puente a esa hora. Hace un año que vivo aquí en San Francisco, siempre oí hablar de historias de personas que se lanzan por el puente, pero nunca en mi vida pensé que me tocaría vivir algo así tan de cerca.

—Claro, y justo hoy te vino perfecto para realizar tu pequeño milagro de Navidad, ¿no?, mira no debiste hacerlo, mi vida es una completa mierda, si ya estaba arruinado, tú te encargaste de arruinarme aún más.

—Pero... esa no es la solución, todos pasamos por momentos muy difíciles en la vida, aún así pienso que es maravilloso vivir.

Jhonny rió y encendió otro cigarro.

—Tú no sabes nada de lo que yo pasé y paso en mi vida. No durarías ni un segundo estando en mis zapatos. 

—Escucha yo...  yo también pasé por momentos muy difíciles, mis padres me echaron de casa, solo y sin casi nada de dinero, me vine a vivir desde Manchester a San Francisco. Siempre escuché que esta ciudad era muy tranquila para vivir, sobre todo para personas como yo. 

—¿cómo tú? ¿Y qué demonios tienes de especial? —rio Smith. 

—Soy homosexual. 

Hubo un silencio...

—¡Ahh, no me equivoqué entonces, te sienta muy bien tu apellido de marica!

—¿Podrías parar con eso? —se molestó un poco. 

Jhonny fumó sensualmente sin dejar de mirarlo.

—Pues no te alarmes "Douglas" A mí también me gustan los penes —rio.

—¿Cómo... en qué sentido?

—En todos los sentidos posibles, yo también soy homosexual, además un maldito depresivo, sin trabajo, sin hogar. Estuve medicado por un tiempo pero por falta de seguro médico, no seguí con mi tratamiento.

—¿Tratamiento?

—Antidepresivos, eran una completa mierda, no podía dormir durante días, ya me estaba volviendo loco, intenté tomarme un frasco entero pero no habían suficientes píldoras. 

—Maldición, Jhonny...

—¿Asique eres de Manchester?  Ahh Manchester...  mi madre era de ahí, ella se vino hasta aquí porque se enamoró de un cliente. 

—¿Cliente? ¿Quieres decir que ella...?

—Así es, era una prostituta, cuando vino aquí junto a ese tipo se hizo adicta al crack. Se embarazó, el maldito la dejó ya sabes, la típica historia... un cliente de ella me contó que incluso yo nací adicto. Consumió esa mierda durante todo el embarazo, y cuando yo nací temblaba como una maldita hoja, necesitaba que me dieran más mierda... casi moría pero aquí estoy, una vez más, gracias a un maldito marica igual que yo que me salvó la podrida vida.

—Entonces... ¿que pasó con tu madre?

—¿Ella? Ahh, se suicidó cuando yo tenía 12 años, en un hotel mientras uno de sus clientes dormía.

—¡Por Dios...! —susurró Steven.

—Si, por Dios... —dijo sarcásticamente Jhonny. 

Ambos se miraron por un momento a los ojos.
No pudieron evitarlo.

Gracias por un mes [LGBT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora