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Había pasado una semana de aquel encuentro en el puente, Steven dejó que Jhonny se quedara en su hogar.

Habían pasado una acogedora Nochebuena. Incluso dejó de lado a sus amigos y pasó las fiestas con su nuevo amigo.

Trataba con todas sus fuerzas de darle aliento a Jhonny, y mostrarle que siempre había una oportunidad para cambiar y ser una persona diferente.

Ese 31 de diciembre, comenzaron a beber desde las 19 hs. Por supuesto que Steven no debía trabajar esa noche asique sería perfecto.
Para la medianoche ya estaban ebrios, pero concientes de sus actos en un 50 %.

-¡Hey Jhonny, ven a ver esto...! —le dijo asomándose al ventanal.

La vista nocturna era preciosa, adornada por los coloridos y brillantes fuegos artificiales. 🎇
Allí a lo lejos se contemplaba también el Golden Gate en todo su esplendor.
Jhonny se puso a su lado con una copa de vino, ya era medianoche.

Miró de forma amorosa a Steven.
Este lo miró también a los ojos.

—¡Feliz año nuevo! —le dijo abrazándolo.

Un estremecimiento recorrió sus cuerpos.

—¡Felíz año! —le contestó Jhonny y lentamente juntó sus labios con los de Steven. 

Se besaron apasionadamente, no pudieron evitar quitarse la ropa y no, no tuvieron sexo. Hicieron el amor. Aquello que se percibía en el aire y entre las sábanas, era amor y no otra cosa.

Por fin Steven sintió que el amor había llegado a su vida de la forma más impredecible posible.

Pasaron dos semanas más, y la relación de ellos ya se veía con futuro prometedor. Se amaban con la locura típica de las primeras semanas de noviazgo.
Jhonny intentaba ahora ser más optimista. Pero su salud mental se iba deteriorando a pesar de el apoyo que tenía de su ahora novio.

La última semana de enero, tendría una entrevista de trabajo, la primera en mucho tiempo.
Aún así, cada día Steven lo encontraba en un rincón de la pequeña casa, llorando desconsolado con sus manos cubriendo su rostro.
No había opción, la semana entrante, y con el acompañamiento de su amado, Jhonny iría con un psiquiatra. Ya todo estaba planeado.




24 de enero de 1988. 7:45 AM.

Steven despertó sobresaltado, sintió que su novio no estaba a su lado, se precipitó al baño, pensaba que quizás lo encontraría allí llorando como tantas veces pero no. No estaba por ningún lado.

Un escalofrío le llegó hasta los huesos. Desesperado observó a su alrededor, para quizás, encontrar una pista de dónde podía estar su novio, hasta que vió un papel en la pequeña mesa.
Con todo el temor del mundo, caminó lentamente hacia allí y tomó el papel.


Mi amado Douglas, perdóname ya no puedo más con todo esto, me siento preso dentro de mi cuerpo y necesito ser libre. Fuiste una persona muy importante para mi, fuiste mi novio. Nunca pensé que conocería a alguien que de verdad me amara tal y como era yo, una completa mierda.

Me odio, odio todo lo que me rodea, odio a todas las personas pero a ti te amo. Te amaré por siempre.

El puente me espera denuevo, debo partir, pero debes saber que siempre te llevaré dentro de mi alma. Te amo Steven, gracias por este hermoso mes, gracias por amarme en el último tramo de mi vida.
Mi mente ya no puede más con todo, siempre sufrí de alucinaciones que nunca te conté para no alarmarte, hoy decidí que es el fin.

Dejaré colgada mi chaqueta en Golden Gate para que tú la recojas y la tengas. Conservala.

Adiós por siempre.

Jhonny.




Gracias por un mes.








Steven se vistió tan rápido como pudo. Corrió con todas sus fuerzas hacia el puente.
Al llegar vió unas dos patrullas de policía.
Comenzó a llorar desconsoladamente, justo ese día se cumplía un mes exacto de que se habían conocido.

Un mes dónde el había sentido que había conocido al amor de su vida pero no fué así.
Allí a un costado, pudo ver una chaqueta de cuero tirada. Caminó hasta ahí destrozado.
La negra chaqueta de cuero aún poseía su aroma. El la rozó sobre sus mejillas inundadas en lágrimas.

Algunas personas se agolparon para ver cuando sacaran el cadáver, pero fué en vano, a pesar de el trabajo de los rescatistas, no lograron recuperarlo.

Las heladas aguas lo habían tragado para siempre.

El joven volvió en llantos hasta su casa y se recostó sobre la cama abrazando la chaqueta fuertemente.
No quería soltarla jamás.
Le sería muy difícil pasar por aquel puente y verlo tan hermoso como antes lo veía.

Aquel lugar era tan mágicamente perverso, tanto que daba la falsa visión de una muerte romántica.

El joven Steven, a pesar de que el tiempo iba pasando jamás olvidó a su primer y trágico amor de San Francisco.

Años después al pasar por allí en automóvil con su nueva pareja,(un empresario de turismo), no pudo evitar mirar hacia el lugar donde se había lanzado su novio a la eternidad. No pudo evitar pensar en que su cuerpo aún estaba allí en lo más profundo del frío mar.
No puedo evitar, con sus ojos inundados en lágrimas, decir en su mente él también... gracias.

Gracias por un mes.



















Y al final...

"Más personas escogerán terminar sus vidas en el puente Golden Gate, que en cualquier otro lugar del mundo."


Gracias por un mes [LGBT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora