Llamada

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—Mamá… no me dejes… mamá…— brotan lágrimas por sus ojos y me suelta.

Le miro tristemente y acaricio su cabello.

—No te dejare solo Eiji, yo me quedaré a tu lado.

Me quedo sentado un rato más mirándolo dormir.
Pasados algunos minutos despierta.

—Me he quedado dormido— dice para si rascandose los ojos.
—Vamos Eiji, levantate y ve a darte una ducha.
—Si, tienes razón. Ash también deberías darte una.
—No, solo tengo esta ropa. Me bañaré llegando a casa.
—De ninguna manera. En cuanto salga, tu te darás una ducha. Tengo algo de ropa extra.

Caminamos hacia la sala. Eiji entra en su habitación y me entrega un juego de ropa y toallas.

—No la he usado mucho, y me queda grande, supongo que te quedara bien.
—¿Que es esta cosa?— señaló al dibujo.
—Es Nori Nori. ¿Verdad que es lindo?
—Esta horrible— frunce el ceño hacia mi— ¡Me encanta!
—Me alegra escucharte Ash. Me dare una ducha. Luego sigues tu.

Entra a la habitación y me quedo en la sala mirando la camiseta.

—La verdad es que esta horrible esta cosa. Los japoneses y sus gustos raros.

Mi teléfono comienza vibrar y contesto.

—Ho, ¿que hay Shorter?
—Ash, vamos a beber esta noche.
—No puedo, estoy agotado. Además ayer bebiste suficiente.
—Vamos, quiero saber como te fue con tu chica.
—Que no es mi chica, y no insistas con eso. Adiós.

Espero hasta que Eiji finalmente sale de la ducha.

Me limpio el cabello mientras abro el refrigerador

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Me limpio el cabello mientras abro el refrigerador. De repente el celular de Ash comienza a sonar. La pantalla dice Shorter, así que cojo la llamada.

—¿Hola?
—¿Ash?
—No, Ash no se encuentra disponible en este momento ¿quiere dejarle un mensaje? Yo puedo decírselo cuando vuelva.
—Gracias, solo dígale que lo espero afuera de su casa para ver a su chica y llevarle la serenata que planeamos ayer, estoy seguro que vendra corriendo con eso jaja
—¿Ash… tiene novia?
—Aun no, pero por lo que me dijo, le gusta bastante. Gracias. Adiós.

Dejo el teléfono sobre la mesa y mi respiración se esta cortando… él… él tiene a alguien especial…

Por alguna extraña razón han comenzado a brotar lagrimas de mis ojos. Entro a mi habitación y me tiro sobre la cama. ¿Porque me duele tanto el pecho?

Era algo inevitable después de todo… quien se fijaria en un moribundo como yo… alguien como Ash… un chico como él tiene toda la vida por delante.

Creo que era mejor darme cuenta de esto… al final tengo mis días contados. Lo que siento… lo guardaré para mi.

 Lo que siento… lo guardaré para mi

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Termino de ducharme. La playera ha quedado perfecta. El aroma de Eiji sobre mi piel me hace sentir tan cálido. No quiero quitarme esto nunca.

Guardo mi ropa y toco a la puerta de Eiji.

—Eiji, debo irme, gracias por la ropa, mañana te lo devolveré— digo pegado a la puerta.
—Si— responde de forma muy sutil.
—¿Esta todo bien?
—Si… ya puedes irte.
—Entonces… me retiro. Hall·Tr a su servicio— hago una reverencia frente a la puerta y salgo de su casa.

A menos de media cuadra de mi departamento, Shorter saluda.

—Vamos Ash, hay que darnos prisa. Unos chicos me ayudaran con los instrumentos. Como la canción, yo guitarra y tu maracas.
—¿De que diablos estas hablando?
—De la serenata hombre, ¿que no te dijo el chico?
—¿Chico?
—Si, hace como hora y media te hable al teléfono pero lo contesto un chico de voz suave—caigo en cuenta que habla de Eiji— me dijo que te daría el mensaje.
—¿QUE LE DIJISTE A EIJI, QUE LE DIJISTE?— lo tomo frurioso del cuello de la playera.
—A-ash calmate, solo le dije…
—¡QUE!
—Q-que te dijera que iriamos a dejarle serenata a tu chica.

Lo suelto y comprendo porque su actitud tras despedirme… el malinterpreto todo. No puedo dejar que piense esto. Corro de regreso a la parada.

—Ash espera, ¿a donde vas?

Subo de inmediato al autobús. Llamó a casa de Eiji pero no contesta.

La espera me esta matando. Ya no me importa Hall·Tr, ya no me importan las reglas… él tiene que saber lo que realmente significa para mi. Que es él a quién quiero, a quién extraño. Que a su lado me siento completo y que quiero tenerlo por siempre junto a mi.

En cuanto frena, salgo disparado hacía su casa. Toco el timbre varias veces.

—¡EIJI, EIJI EIJI, ABRE LA PUERTA!— grito dando grandes golpes a esta pero no contesta.

Llamo al teléfono. Me asomo por la ventana. La luz de su habitación aún está encendida.

Doy vuelta y miro por la ventana de habitación. Eiji se encuentra tirado en el suelo.

—No… No… ¡NO! ¡EIJI!— GRITO DESESPERADO CON LAGRIMAS EN LOS OJOS.

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Hoy es el día de Eiji, así que felicidades a mi bebé :3 se que con este capítulo uno no puede disfrutar pero ya los compensare 7w7

Recuerden que esta historia esta participando en los premios Wattys 2019, agradezco su apoyo y esperemos que esta historia llegue a más personas <3

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Recuerden que esta historia esta participando en los premios Wattys 2019, agradezco su apoyo y esperemos que esta historia llegue a más personas <3

Hall·Tr [Wattys 2019]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora