Capítulo 13

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ᴘᴏʀ ᴠᴇʀᴛᴇ sɪᴇᴍᴘʀᴇ

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ᴘᴏʀ ᴠᴇʀᴛᴇ sɪᴇᴍᴘʀᴇ

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—Atrapa.

—Voy— contestó la pelirroja acercando el plato donde creía que la tortita que Natalia había lanzado iba a caer —Mía— contestó haciéndole un gesto con la otra mano una vez hubo caído.

Estaban todos reunidos en la cocina. Juan estaba tan concentrado en pasar todas las fotos al portátil que por un momento olvidaron que estaba allí, hasta que Jose le salvó de una tortita que había comprado un billete de vuelo directo a su cara. Emilia, triste y apoyada sobre su mano removía una y otra vez la taza de café, a pesar de odiar este, sin quitar la mirada de él. Andrea y Natalia hablaban, sobre algo que tenía que ver sartenes, más tarde Jose se les unió a la conversación.

—¿Vas a estar así todo el día?

—Probablemente

—¿Y de verdad crees que es lo mejor?— volvió a preguntar su amigo sin levantar la mirada del ordenador.

—Probablemente no

—¿Podrías ampliar un poco tu vocabulario?

—Probablemente— reafirmó la pelinegra tras haberse encogido de hombros.

—Oye— dijo bajando levemente la pantalla del ordenador para ver a su amiga —¿Me estás vacilando verdad?

—Probablemente— respondió esbozando una pequeña pero visible sonrisa en el rostro. Juan le sonrió de vuelta aunque ella no pudiera verle y volvió a su trabajo con el ordenador.

Emilia levantó por un momento la mirada de aquella taza justo en el momento en el que Jose pasaba tras ella. Ninguno se dirigió la mirada, ni siquiera cruzaron palabra alguna desde que se habían despertado, ni siquiera el día anterior a este. La pelinegra se llevó las manos a la cabeza y se dejó caer sobre el respaldo de la silla, la misma que debido a la fuerza de la gravedad cayó al suelo. Las que quedaban allí le ayudaron a levantarse, era el momento de dejar la cocina y prepararse para salir de la casa, no podía estar toda la semana de aquella manera.

Esta vez dejaron el centro histórico para caminar un poco más allá de La Torre de la Pólvora hasta la considerada zona comercial. Allí habían innumerables tiendas y algunos restaurantes de todo tipo.

Delante caminaban Jose, Juan y Natalia. Detrás Andrea observaba a su alrededor justo al lado de Emilia la cual no dejaba de mirar al suelo. —La otra noche...— comentó la pelirroja —¿Paso algo importante? Tengo un vago recuerdo, supongo que debería estar más atenta a vosotros en vez de quedarme en mi propio mundo.

Emilia levantó la mirada. Andrea la observaba con una expresión triste. —Es... Bueno en realidad no sé lo que es. Hay tantas cosas pasando por aquí— se pasó las manos alrededor de la cabeza exageradamente y suspiró, dejándolas caer por su propio peso. —No se si nada de lo que hago es una buena idea— respondió a la mayor tratando de forzar una sonrisa.

El Pintor De EstrellasWhere stories live. Discover now