Capítulo 8

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Pensar me viene mal, ¿razón? Soy una bipolar de mierda. Al día puedo llorar tres veces, reírme como una desquiciada cuatro veces más y ponerme filosófica a las cuatro de la mañana.

Efectos colaterales de estar en la maravillosa edad del pavo.

Y mirarme, cada mañana me despierto, me arreglo y voy al colegio. Tal y como haría una persona normal...

Fascinante.

Cuando somos pequeños, lo que más deseamos es crecer para poder hacer cosas de mayores.

Ejemplo: a)Ser más altos (aunque la mitad de nosotros no lleguemos ni al metro sesenta), b)Encontrar el amor (todos moriremos solos. Menos Elvis, por ser Elvis). Y ya está, cuando somos pequeños no tenemos más aspiraciones.

Trágicamente la infancia es una etapa llena de mocos y libros para colorear.

Sí, creo que necesito urgentemente una taza de café, antes de que siga soltando tonterías. Lo mejor de todo es que odio el café, un sabor repugnante y un olor delicioso ¿Qué clase de brujería es esa?

Mejor no tomar nada.

Y por mi espontaneidad matutina, hoy pasaría del desayuno. Lo mejor será ir pensando una escusa para decirle a mi madre. -Mamá, tus desayunos están deliciosos pero de tan solo pensar que estamos a miércoles y que tengo colegio, me entran nauseas- sería una buena escusa, pero de todos modos me obligará a tomarme un festín propio de un guerrero vikingo.

No me quejo de mi madre. Quiero decir es mi madre, obligatoriamente la tengo que querer -y aguantar-  al igual que ella tiene que cargar conmigo.

Ya en la cocina me dijo:

-Tienes quince años, tienes que desayunar

-Bueno, y tú tienes cuarenta, ¿alguna aclaración más?

-Desayuna-amenazó alzando su taza de té.

-Sí mamá.

No soy muy buena debatiendo. Como tampoco soy buena haciendo puzzles. Hellen de quince años, está desayunando mientras confiesa que no sabe hacer puzzles.

Mi vida se basa en llevar la contraria a la cordura.

(...)

-¡¡Hellen!!- gritó por enésima vez mi amada madre.

- No hay tiempo mamá. Me tengo que ir al colegio.

-Si, Quentin está ya en la puerta. Invítale a que pase a desayunar.

-Mamá, Quentin es como los gatos callejeros; una vez que les das comida ya no se van.

Y con eso salí de casa como alma que lleva el diablo. No soy de la clase de personas que desean -Un feliz día- Un día me levante y pensé: Oh, soy una hipócrita por desear un feliz día a los demás. Fin.

Demasiadas anécdotas para tener quince años... Pero como digo constantemente: Soy una octogenaria encerrada en el cuerpo de una adolescente.

-Que te pille un autobús Hellen, he oído la cutre comparación de los gatos.

-Hola Q, ¿cómo te va?

-No me quejo, tengo casa, padres y ropa interior limpia.

-Un triunfador en toda regla.

-Lo sé, lo soy.

-Sí, me demuestras que sigues sin pillar el sarcasmo.

-Vale, sí. Cállate-dijo aspirando todo el aire que sus fosas nasales le permitieron.- Hellen...

-¿Qué?

-Eres un tanto borde, te voy a preguntar algo serio y me contestas un ''qué'' muy borde...

-Perdón, pero si tengo alguna duda suelo decir un qué.

-Ya, bueno el caso es que... ¿QUERRÍASSERMIPAREJAENELBAILEDELCOLEGIO?

Bien, meditemos. Quentin, el mismo Quentin del grano en la mano, ¿me ha pedido ir al baile con él? No sé si sentirme halagada, avergonzada o asqueada. ¡DEMONIOS ES QUENTIN!

-¿Qué clase de sustancia tóxica has mezclado con el desayuno?

-No bromeo- susurró limpiándose las gafas.

-Sabes que odio los bailes. Los odio a muerte.

-Lo sé, lo sé. Pero míralo por el lado positivo, soy yo- sonrió de lado.

-Lamento decirte que no veo nada positivo en eso. Tendrás que alquilar un esmoquin, y yo comprame un vestido- dije mirando a mis pies.

-A las chicas os gusta eso de ir de compras. Y tengo el esmoquin de la boda de mi primo Carl.

-Se lo dices a la que usa el mismo jersey en diferentes colores durante todo el invierno. Y ¿qué primo tienes tú que se llame Carl?

-Ni idea, pero la tarta estaba buena... Por favor Hellen, me haría ilusión compartir ese momento tan importante con mi mejor amiga- contestó sonriendo ampliamente.

Oh, manipulador de las narices. Como sabe tocar la fibra sensible el asquerosito. Pero yo soy débil y él una nenaza que sabe convencer.

-Que conste en apta que no llevaré ningún vestido rosa o que se asemeje a ese color.

*Nota de autora*

Siento mucho la tardanza, y lamento que el capítulo sea tan corto pero he tenido dificultades.

Agradezco mucho a las personas que leen mi humilde novela, animáis a esta escritora de cuarta a continuar ^-^

Don't Bother MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora