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Park Hayle.

—¿Porqué se irán? —odiaba mucho cuando mis padres deben irse, y dejarme sola.

Pero por eso, Jimin saldrá esta noche, claro, es estúpido ogro si sabía. —Es esas fiestas de negocios cariño. —mi padre sobaba mi cara, cubriendome toda con su mano grandota.

—Debes quedarte con los pequeños. —no era mala idea, amo muchos a esos pillos, y era mejor que estar sola. —¡Genial!

Mamá bajo las escaleras, con un vestido blanco, y una cartera roja, demasiado bella. —Adiós preciosa cuidate. ¡ADIÓS JIMIN! —este bajo corriendo para despedirse de los mayores.

—Cuidas a tu hermana. —claro, y se irá de fiesta.—Obvio.

Mis padres ya habían salido junto con mi tía, y no pasó más de unos tres minutos, Jimin estaba arreglado, perfumado, y muy guapo. Sus amigos estaban esperándolo. —Adiós—beso mi frente. Y giraba las llaves, para poner seguro. —Adiós ogro. —sonreí.

—¿Qué haremos? —voltee a ver a los pequeños. —¡Películas! —gritaron.

Corrimos a mi cuarto, y mis pequeños habían puesto "Ralf el demoledor" había hecho palomitas, y un poco de té, con tostadas. Veía mi celular a cada rato, y un poco asustada, estaba sola, con dos niños a mi cargo.

Pero siempre me he quedado sola, y nunca ha pasado nada, entonces no creo que tanta mala suerte tenga.

—¡Trae más Hayle! —Joul estaba de rodillas suplicando. —¡Ay! Claro bebé.

Baje corriendo a la cocina y traer más palomitas, mi casa estaba con un silencio agradable, y tenía un poco de relajación en mi. Sintiendome un poco en libertad, serví un poco de jugo para mi, estaba con demasiada sed, y al momento de que mi lengua absorbiera un poco de este, me daba vida, y un sabor exquisito.

Subí las escaleras con las palomitas, con cuidado de que estas no se cayeran, sería un completo desastre. Cuando llegue a mi cuarto, Baek y Joul estaban dormidos, los pequeños desastres estaban como unos angelitos, tan tiernos. Y se habían robado todo el espacio de mi cama. Me acerque a ellos, y los calenté con mis sabanas rosas, y muy suaves. Tomé el control de la televisión, aplaste el botón verde, y la pantalla negra apareció. Cerré levemente la puerta, intentando hacer el menor ruido posible para que no despertaran.

Entré al cuarto de Jimin, no sabía donde dormir, el cuarto de mis padres es algo extraño, y el de huésped está ocupado con las maletas de mi tía. El cuarto de Jimin siempre está desordenado, y pesado. Me recoste en su cama, con sus cobijas negras, y solo miraba mi celular, la hora daba la una de la mañana y Jimin aún no llegaba, cuando estoy sola, a esta hora  ya se dormir, y no me daba tanto miedo como ahora. Mire por todos lados, y diferentes manchas de manos pequeñas de color amarillas. Y en eso sonreí, esas manos eran mías de pequeña. Mire a mi lado derecho, y estaba esa mesita de noche, y había un una foto mia con el, era muy feliz cuando no sabía nada de la vida. Y a mi lado izquierdo, había una foto de el con su novia. Llevan mucho tiempo, y aún no la conozco en persona.

Mis ojos se cerraban lentamente, quedando en un rico y agradable sueño. La cama de Jimin es muy cómoda, y más sus suaves cobijas negras, llenas de algodón, y daba un calorsito a mi cuerpo. Haciendome más cómoda ahí, y las almohadas eran mejores que las mías, acariciaban mi cabeza. Como si estuviera en una piscina, relajandome.

..

Los golpes desesperados de la puerta, causaron que mis ojos se abrieran automáticamente, y un pequeño susto me atacó. ¡Maldito Jimin! Había dicho que me mandaría un mensaje cuando el llegara, y no golpeara así de horrible la puerta. Estaba con mi pijama de tela, rosa como siempre. Me puse las pantuflas de Jimin, y salí disparada a abrir la puerta, y que se detuviera de dar muchos golpes en esta, podría despertar a los pillos, y los asustara mucho. Ojalá y no esté borracho por favor.

No encontraba las malditas llaves, Jimin había dejado con seguro la puerta, y los golpes eran más fuertes. Después de unos segundos, la había encontrado en el sillón de papá. Corrí hacia la puerta y lentamente la abrí.

—Jimin porque..

Las luces de un auto no dejaban ver bien a la persona que estaba frente a mi, pero era muy obvio de que Jimin no era, no fue vestido así. Las luces poco a poco disminuyen. —¿Jungkook? —había ido a las tres de la mañana a mi casa, un poco mal, olía a licor con una mezcla horrible de cigarro. Apostaría que esta ebrio, su mirada se clavo en mis ojos, estos estaban muy rojos. Sus labios rojizos, y su nariz igual.

—¿P-puedo pasar? —su voz estaba ronca, y muy débil.

Abrí más la puerta, y este paso, en cuanto dio unos pasos, Jungkook se había caído, dándose un fuerte golpe en sus rodillas.

—¡Jungkook! —grite, y corrí para levantarle.

—Hayle. —susurro. Su voz se quebró.

Logre levantarlo, y se sento en uno de los sillones. —¿Qué haces aquí? —su presencia me había sorprendido mucho, jamás lo había visto de ese modo, y nunca creí que vendría a estas horas.

—No tenía a donde ir. —suspiros salían de su boca. —Estas ebrio, te daré un café.

—No, ya no estoy muy ebrio. Tengo conciencia. —sonrió.

—Bueno, igual te traeré uno.

Camine a la cocina, el ruido de las llaves abiertas que el agua causaba se escuchaba como un eco. La taza de café estaba lista. Camine hacia Jungkook, para que se sirviera. La mirada de Jungkook se había recuperado, y ya tenía su brillo normal, viendose extremadamente hermoso, su cabello se hizo un poco chino. Y se veía aún más perfecto.

—Ten. —le sonreí—Y dime, ¿Tomaste...

—¡AY HAYLE ESTO ESTA HORRIBLE! —su cara se hizo muy graciosa, y no pude evitar no reír. —¿Que hice ahora?

—Tu café esta horrible, sabe a agua sucia. —frunció el ceño.

—¿Has probado agua sucia? Callate y toma rápido. —le devolví la taza, para que siguiera tomando.

—¡NO! NO TOMO, NO TOMO Y OBLIGAME. —parecía un niño de primaria.

—Son las tres de la mañana. Agradece que deje que entrarás. —alcé mis cejas—porque si quiero, te hecho a la calle, como un perrito. —hice un leve puchero.

Jeon Jungkook se levantó, y camino lentamente hacia mi, agachandose un poco, para estar a mi altura, su cara se acercó lentamente a mi, mi corazón se desesperaba, y mi vista se infiltró en sus labios. Trague duro, y mi estómago tenía demasiada adrenalina. Y no podía dejar de ver sus labios rosas. Y se veían tan apetecibles. ¿COMO DEMONIOS SE RESPIRA? mis labios se humedecian al pensar y tenerle tan cerca. —No te creo, por dentro mueres por mi. —susurro, y pude sentir su respiración en mi boca, aumentando las ganas de besarle, nunca lo había hecho, pero quería hacerlo. Lo necesitaba. Estaba ebrio, no creo que se acuerde.

—Hay..

Nunca había estado tan emocionada por un beso, mis labios no escuchaban a mi mente. En un par de segundos, mis labios se encontraron con los suyos, y mi estómago tenía algo contra mi, mi corazón estaba acelerado, esperando que me muriera. Cosquillas atacaban. Solo fue un beso corto, pero para mi fue algo demasiado lindo, me encantó hacerlo. Abrí mis ojos lentamente, y Jungkook los tenía cerrados. Mi respiración estaba muy agitada, por lo que acabo de hacer. Yo bese a Jungkook.

¡Lo hice yo!

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