Capítulo 1

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El agua tibia cae de la regadera, mi pelo se empapa de agua haciendo que goteara en mi cuerpo. El calor y sudor que estaba en mi piel a desaparecido, suspiro y levanto un poco la cabeza para que el agua caiga en mi cara.

Al terminar de ducharme tomo mi toalla del baño, seco mi cuerpo. Me enredo en ella y abro la puerta para salir del caluroso baño e ir a mi cama donde se encuentra mi ropa. Mis pies descalzos dejan charcos de agua estilados por el suelo, de todas maneras limpiarán mi habitación hoy. Me visto y me recuesto en mi cama.

El aire encendido provoca escalofríos en mi piel, destiendo la sábana y me acurruco entre ellas para dormir un poco, no hay nada mejor que un domingo relajante que me ayude a quitar todo el estrés que me provoca el trabajo, lo único que quiero es dormir y relajarme y que nadie me interrumpa, mis ojos parpadean repetidamente antes de caer dormido.

Escucho un sonido leve que me hace despertar, solo abro los ojos lentamente y volteo al buró observando mi celular vibrar de un lado a otro, solo lo observo por unos segundos, lo tomo y comprendo que es una llamada, así que deslizo mi dedo respondiendo la llamada y colocando el celular en mi oreja.

—¿Quién habla?—pregunto apenas abriendo un ojo.

—Hijo soy yo, Cristina —responde —oye ¿Irás al torneo de Cassie?

Hoy será el torneo de Taekwondo de mi hermana, lo había olvidado. Mi hermana me habló llorando hace una semana que fuera a su torneo, no puedo faltar a él, que bueno que me lo recordó mi tia o de lo contrario la hubiera decepcionado.

—Sí, iré —digo.

—Ah y también me dijo tú hermana que vinieras a la casa por nosotras dos y tu tío dice que nos alcanzará allá todavía no sale del trabajo, ya sabes es temporada, pero pasas por nosotras o si no Cassie te dará una patada, me dijo el nombre de la patada pero ya se me olvidó.

Ella carcajea, provocando un leve silbido que hace que mi oído se tuerza un poco de dolor. Acaricio un poco mi oreja con la mano y la retiro.

—De acuerdo, pasare por ustedes en unos minutos, adiós.

Cuelgo la llamada y dejo el celular donde estaba, abro el cajón del buró y saco un cable para cargar mí celular.

Me levanto de la cama y me acerco a la cocina para llegar al refrigerador, abro la puerta , tomo una botella de agua y hago fuerzas para poder abrir la botella, al abrirla la acerco a mi boca para beberla, siento un placer al tomar el agua helada casi congelada, de verdad estaba muy sediento, nuevamente cierro la botella y la dejo dentro del refrigerador. Me retiro de la cocina y me dirijo al baño. Al entrar al baño me acerco al lavamanos y tomo un cepillo para cepillar mis dientes. 

Termino de asear mis dientes y salgo del baño, me acerco al cajón del armario, tomo mis calcetines y me siento en una orilla de la cama para ponerlos en mis pies. Desconecto el celular y lo enciendo para ver la hora y checo que son las cinco doce, a las seis es el torneo, me pongo el par de botas que utilizo a diario y me levanto de la cama, tomo mis llaves y salgo del departamento, cerrando con seguro para que no entre nadie, lo que acostumbro hacer cada que salgo.

Camino entre el oscuro pasillo donde mis botas rechinan, apenas unos cuántos focos que parpadean lo iluminan, sigo los números de las habitaciones, para llegar a las escaleras debo de caminar hasta la habitación número ciento cinco. Llego a las escaleras y observo entre la barra las escaleras que parecen ser infinitas, suspiro y bajo corriendo los escalones que de alguna manera me harán tropezar, la mayoría de las veces que bajo las escaleras, el suelo esta mojado gracias a que los encargados de limpieza limpian cada treinta minutos. Al bajar al último piso me acerco a los encargados del departamento, me apoyo en la mesa alta y plana, observo a George y toco la mesilla.

Malcros ©Where stories live. Discover now