44. La Verdad.

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44. La verdad.

Después de comer con su amiga algo ligero, la rubia se fue para su casa dejando a la pelinegra aún más confundida, pero con las cosas un poco más claras. Lo que le había dicho tenía mucho sentido. Pues si no tomaba cartas en el asunto, alguien, como Jimin o Jungkook, o quizás la empresa de ellos tomaría cartas y sería mucho peor. Sin embargo su corazón reclamaba una cosa y su mente otra

No cabía duda de que sentía algo por Jungkook y no había remedio para eso, es decir. ¿Qué podía hacer? Solo había tres opciones: alejarse de él; hacer como que no había pasado nada; o actuar y dejar de esconderse. Parecía muy fácil escoger, pero en verdad no era para nada así. Ya que su mente gritaba que se alejase y se olvidase, pues se arrepentiría Kook al saber que estaba con Jimin. También decía que eso era hacer daño a Jimin. ¿Pero merecía la pena alejarse? Jimin fue el que cortó con ella por la presión de sus compañeros, sin embargo podría haberlo solucionado al contar la verdad y que Jungkook supiese de verdad quien era la chica que salía con su amigo. Y Jungkook...era comprensible que se enfadase con ella por eso, pero no creía que fuese para tanto.

También había la opción de mantener el secreto de Jimin y ella.

Su corazón, decía que actuase, que se dejase de rodeos y de inseguridades. Si ella quería algo, que lo buscase con todas sus fuerzas, pues esas oportunidades pasaban muy pocas veces y estas se van más rápido de lo que se puede pensar. Que el amor es algo muy bonito que hay que disfrutar, no malgastar. Y si ella quería a alguien que sabe que no puede hacerle daño, que es una buena persona y le trata bien, no hay necesidad de preocuparse por un mañana, por un ¨Quizás no¨. Porque el mundo es para vivirlo, de todas formas.

Eran las once de la noche, Sadie estaba realmente hecha un ovillo con las sabanas en su cama, escuchando una canción. No tenía ganas de salir mañana, y menos para ver a Jungkook, que le había propuesto salir para hablar. Quería aclararse las ideas. Todo era tan confuso, que no se dio cuenta de lo que realmente estaba ocurriendo hasta que llegó a Corea. Dentro de dos días empezaba a trabajar, aunque eso no le importaba mucho.

Por lo menos, en España se la había pasado bien. Había estado con su mejor amiga, había conocido a su novio, que parecía un buen hombre y una excelente persona con Laura, cosa que agradaba a su amiga de sobremanera y le hacía sentirse orgullosa de la castaña. Y su familia...los extrañaba mucho, demasiado a su parecer. Tantos años sin verse era un fastidio para ella, y seguramente más para sus padres. Los amaba, por lo que habían hecho por ella y por su amor incondicional a todo lo que hacía. Sadie se dio cuenta de que le había servido esas dos semanas para descansar, para darse cuenta de lo que quería.

Pero también para darse cuenta de que era lo que debía hacer: escoger.

Sin embargo, por ahora solo llamaría a la persona que más quería evitar en ese momento.

-¿Mmm? – dijo alguien con voz ronca. Sadie sintió un hormigueo en su abdomen, causándole cosquillas.

-Jungkook... - al oír su nombre, pareció recobrar un poco de vida, pues ya no se sentía una respiración tranquila - ¿estabas dormido?

-¿Yo? No, que va, solo estaba... - silencio en la línea. Sadie sonrió mirando al techo, este chico era muy tierno – bueno...tal vez sí.

-¿Solo tal vez? – se le escapó una suave carcajada. Jungkook carraspeó.

-Tengo que dormir bien, o eso dicen mis hyungs. Todos están dormidos y como que yo no iba a ser la excepción. Son aburridos a veces. Tú sabes.

-Yo sé – dijo pensativa, se le había ocurrido una idea en ese mismo momento – Kook, ¿a qué horas nos vamos a ver?

Mi Psicóloga (COMPLETA) Where stories live. Discover now