Hogar

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La luz de los cristales iluminó las cavernas del este a medida que amanecía. Era una mañana tranquila en todas las ciudades y aldeas, los niños se preparaban para ir a la escuela y los adultos que no tenían resaca se disponían a trabajar.

En uno de los refugios de la caverna flor de primavera, en una tranquila habitación; una pelirroja despertó con un terrible, horroroso e insoportable dolor de cabeza. No recordaba los detalles de la noche anterior: como por ejemplo ¿cómo llegó a su habitación?

Llevó su mano a la cabeza, dolía como nunca; notó que su cabello estaba suelto, su vestido estaba medio puesto, sus zapatos y accesorios estaban esparcidas por el suelo junto a las botas de Eli y....

Esperen

¡¿LAS BOTAS DE ELI?!

Escuchó un ronquido leve a su lado paralizándose del miedo inmediatamente, la sangre le subió al rostro y su corazón se aceleró inexplicablemente. Miró las prendas en el suelo, observando que con todas estas se encontraban el short que había usado la noche anterior con la camisa del Shane y su cinturón.

¡Mierda! ¡¿Qué había pasado?!

Con algo de miedo giró la cabeza para ver a su compañero. Este le daba la espalda dejando ver lo bien trabajada que estaba por no llevar camisa, sus pantalones estaban algo bajados permitiendo ver parte de los boxers negros que llevaba, tenía marcas rojas en la espalda y algunos chupones en su hombro.

Tapó su boca con ambas manos para no gritar; tratar de recordar los sucesos de la noche anterior solo hacía que le doliera más la cabeza, lo cual también era desesperante. Estaba entrando en pánico y como si el universo estuviera en su contra el muchacho empezó a despertar.

-¿hum?- Eli se giró para colocarse boca arriba, mostrando su pecho bien formado y lleno de chupetones, sobre todo uno muy notable en su clavícula- ¿Qué...? ¿Dónde...? Arg... mi cabeza...

-¿e-eli?- las mejillas del mencionado se tiñeron de rojo al ver a la chica a su lado. Observó la habitación con detenimiento analizando y procesando la información, parecía tratar de recordar cosa que también le fue inútil. Volvió su vista a la chica al comprender más o menos lo que estaba pasando.

-¡Trix! ¡¿Qué-qué.... QUE PASÓ?!

-no lo recuerdo. Tengo imágenes borrosas pero hasta un punto. Luego todo se vuelve negro.

-yo igual- el muchacho desvió la mirada, mordió sus labios nervioso y volvió a ver a la chica, quien otra vez estaba sonrojada al mirar al Shane sin camisa y mordiéndose los labios. Jamás lo había visto hacer eso, pero se veía condenadamente sexy- ¿crees que tú y yo...?

-¡no! n-no lo creo- tragó grueso y desvió la mirada, el torso desnudo del chico la distraía- bueno, tal vez...

-¡l-lo siento! Trixie, te juro que no sé lo que hice y si lo hice por favor perdóname, por favor, discúlpeme, perdóname, perdóname Trixie- suplicó casi llorando. La chica lo tomó de las mejillas e hizo que la mirara.

-Eli, está bien, cálmate. No sabemos lo que pasó exactamente así que no puedo molestarme contigo. Sobre todo cuando fui yo quien propuso esa estúpida apuesta- trató de tranquilizarlo.

-¿No me odias?- ella negó y él la abrazó aliviado. La Sting lo abrazó de vuelta sonrojándose al sentir la piel del muchacho contra sus manos, la sensación le pareció extrañamente conocida.

El Shane se separó de ella y se sentó al borde la cama, arregló sus pantalones avergonzado y se levantó, su compañera no dejaba de mirarle la espalda; ojalá hubiese tenido su cámara cerca para grabarlo disimuladamente... Eli recogió sus cosas del suelo sin atreverse a mirarla.

La ExtranjeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora