Delivery Time

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Recargó su agotado cuerpo al mueble apegado a la ventana para observar a través del cristal todas las pequeñas luces que iluminaban la cuidad ¿en qué piso se encontraba? No tenía idea, pero tenía por seguro que era de los superiores. Paseó las yemas de sus dedos por todo el vidrio hasta encontrar el seguro de la ventana para abrirla y permitir que el aire fresco comenzara a circular por la calurosa habitación.

Nuevamente sensaciones de molestia y culpa se hacían presentes en su pecho hasta subir al centro de su garganta formando un doloroso nudo, odiaba su situación, odiaba dejarse llevar por las emociones del momento sin detenerse a pensar que estaba haciendo justo lo que contrario a sus planes. Claramente se sentía como una estúpida y algo más.

— ¿Qué miras? —La voz de su acompañante resonó por toda la habitación con su habitual tono calmado mientras se acercaba rápidamente como una intrusa a ella para acechar por la ventana abierta.

Por su repentina aparición apegó aún más su cuerpo al mueble dándole espacio para que observara el juego de luces que adornaban la vista desde aquella habitación. Y mientras analizaba los exteriores ella solo observó el delicado cuerpo de la chica, que únicamente estaba cubierto por una de las delgadas sabanas que recubrían la cama, su piel se transparentaba a través de la blanca tela pero por la nula iluminación únicamente alcanzó a ver el reflejo de las sombras oscuras entre las arrugas que se formaban. Después de unos segundos su vista bajó hasta el suelo totalmente perdida en sus pensamientos, sabía que al menos esa noche ya no sería capaz de escapar, después de todo no es como si solo fuera a abandonarla ahí, e incluso si pudiera no lo haría.

Salió de su mente al sentir el cálido contacto entre el pecho de la chica contra el suyo y sus brazos con la tela encima rodeando su torso, estaba de alguna forma acostumbrada a eso, pero siempre le tomaba por sorpresa cuando no estaba del todo en sí; había aprendido que ella solía ser demasiado afectuosa cuando se lo proponía, lo estaba siendo justo en ese momento. Ante sus acciones sólo alzó un poco sus brazos separándolos de sí misma para permitirle que se restregara como si fuera una especie de gato, pronto dejó de moverse por todo el calor que hacía, quedándose estática por varios segundos hasta subir su cariñosa vista a los ojos contrarios, que correspondieron con su habitual indiferencia monótona.

Aun con esa mirada de frialdad la rubia continuaba sonriendo con ingenuidad, conocía esa expresión, y sabía que la provocaba, nuevamente estaba confundido sobre lo que debía hacer, y ella aprovecharía aquello para intentar jalar los hilos sueltos de sus deshilachados sentimientos.

— ¿Me quieres?

Inmediatamente se escuchó una leve risa, la de cabello azul bajó sus parpados y desvió su mirada otra vez a la ventana, no quería responder algo como eso, no era el mejor momento para esa clase de temas, claro, ella sabía que esa pregunta tenía un trasfondo y fácilmente podría contestar con la verdad, pero lo que vendría después sería una presión insoportable.

— Claro que no —mintió descaradamente como ya era costumbre para evitar que la molestara.

Murmullos inentendibles fue lo siguiente que escuchó, seguramente eran quejas por su respuesta, pero no le prestaría atención.

— Ambas sabemos que las mentiras le hacen mal a tu corazón de pollo —murmuró sin separarse de ella cambiando su amistosa mirada a una un poco más confiada e intencionada— Me quieres.

—¿Entonces para qué me preguntas si ya lo sabes?

— Espero que algún día lo admitas, no entiendo por qué tanta negación al respecto, sé que soy un poco, eh, yo, pero no es tan malo, incluso a tí te trato bonito —bajó las comisuras de sus labios borrando su dulce sonrisa para esta vez mostrar una expresión más sincera de fastidio y amargura.

Rin era una chica algo extraña, por que a simple vista parecía ser agradable y amistosa, pero bajo su sonrisa estaba un complejo de superioridad antes quienes la frecuentaban, para ella todos eran imbéciles ingenuos fáciles de engañar, tanto chicos como chicas, usaba su pequeña figura y su simpático rostro para conseguir lo que quería de los demás, pero con Miku falló.

Antes de lograr seducirla para su propio beneficio se enamoró de su dulce actitud, el carácter que reflejaban sus ojos, que aun así fuera tan sensible e ingenua, de cómo aun sabiendo la malicia en ella podía tratarla con tanto cariño y la forma en que se negaba a ser una lamebotas más la convenció de que no había persona más perfecta que ella, Miku era la mezcla perfecta de las mejores virtudes según Rin.

Pero entre todo eso también tenía defectos, era una chica insegura que necesitaba el afecto de otros para poder mantenerse, después de todo no había nada en su vida que realmente pudiera valorar.

Y después de pasar por muchas manos sucias llegó a las de Rin, cuales se asemejaban más a la tela de una araña.

Como era posible, que esa pequeña rubia haya logrado darle todo el amor que un montón de personas jamás lograron, se sentía a gusto, la calidez que le entregaba era lo mejor que le pudo haber pasado, pero igualmente se negaba a ceder ante ella.

Rin era una hija de puta, debía admitirlo, pero ella no era mejor, se consideraba una mala influenza y no en cosas como el engaño, cosas probablemente peores a las cuales no iba a dejar que se metiera, no quería aferrarse a ese amor por miedo a que se lastime.

— Bueno, da igual, no vinimos aquí para pensar en eso —Apartó a la rubia de ella y dió unos pasos al costado saliendo de donde la tenía acorralada.

— Pero tú fuiste quien se entretuvo con "eso" —Siguió a la de cabello azul con la mirada reacomodando la tela sobre su cuerpo para que no resbale.

— Solo olvídalo, en vez de eso aprovechemos el tiempo que queda —Tomó su mano y la llevó lentamente al borde de la cama donde se quedó parada esperando una respuesta de su parte.

— Uhm, supongo que tienes razón —sonrió como niña pequeña y saltó a la cama estirando su delgado cuerpo aún cubriendo algunas zonas de ella, por algún motivo le agradaba la sensación fría de la tela sobre su piel— Apúrate —Estiró su mano y con un dedo le indicó que se le acercara.

Sonrió de una forma similar a la de Rin y siguió sus instrucciones con total emoción.

Realmente todo daba igual, esa situación era solo cuestión de tiempo para que Miku finalmente se entregara en su totalidad, ya se había rendido a la tentación carnal y era capaz de notar el afecto en sus acciones. ¿Cuánto tiempo más podría aguantar negando sus sentimientos? Probablemente no mucho.



Este OS se debe a que no he podido escribir la otra historia rinku :^ estaba un poco enojada por eso así que sólo escribí cualquier cosa que se me ocurriera jsñsns

Creo que estoy feliz con el resultado¿ ni yo entiendo mucho de que va esto pero me gusta uwu en todo caso espero actualizar la otra historia antes de entrar a clases este lunes.

Ya po' chau.

Delivery Time || Vocaloid Drabble • RinKuWhere stories live. Discover now