VEINTINUEVE

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Me encontraba frente a la casa de Eddie, después de un año y pico, era normal que los nervios me comieran vivo. Toqué dos veces el timbre, iban a ser apenas las 7 de la mañana, no podían haber salido. Lo que me recordó que una noche anterior el estaba con Mike... O sea en mi casa. Me quedé quieto unos segundos pensando y empezaba a girarme para caminar de vuelta al auto de Adam cuando el sonido de la puerta abriéndose hizo que me girara de golpe encontrándome con una de las imágenes mas perturbadoras, la señora K parada en bata frente a la puerta. 

-¿Mike?- Sonreí irónicamente y negué con la cabeza.

-Buenos días, señora K...- Dije y sonreí de una manera forzada. 

-¿Richie?- Dijo aún mas extrañada y yo solo asentí con la cabeza.- Pensé que estarías en Hawkins por unos meses mas.- Sonreí.

-Resulta ser que si.- Dije y me miró confundida.- Vine de visita y... No tengo mucho tiempo.- Mire por detrás de la mamá de Eddie en busca de su hijo. A lo que la enorme señora se puso en frente tapando mi vista. -Me gustaría ver a Eddie, señora K, por favor.- Dije y juro que jamás le había hablado de una manera tan cortes. 

La madre de Eddie suspiró con pesadez y luego asintió. 

-Espera aquí.- Dijo y me miro de arriba a abajo.- Debes estar lleno de germenes de Hawkins.- Dijo y cerró la puerta. Miré hacia el suelo un segundo para luego voltear a ver a Adam quien me veía muy intrigado desde su auto y que al notar que lo miraba me sonrió e hizo una seña con el pulgar.

Narra Eddie. 

Me dolía la cabeza y sentía pesados los ojos, estaban hinchados de todo lo que había llorado la noche anterior. Escuché el timbre pero no me molesté en levantarme, ni siquiera a mirar por la ventana, me sentía bastante destrozado.

Escuché una segunda vez el timbre y en mi estado juro que era mas que irritante. Escuché a mi madre bajar las escaleras mientras yo veía con dificultad el reloj que estaba a un lado de mi cama, tomé mi pastilla unos minutos antes de que mi alarma sonara y bebí casi de golpe la botella de agua que tenía conmigo. Estaba completamente deshidratado y como no, había llorado como fuente la noche anterior. 

Me recosté nuevamente y a lo lejos escuchaba a mi madre hablar, no tenía idea de quien podría ser, después se calló de golpe y cerró la puerta.

Pretendía volver a dormir cuando la escuché abrir mi puerta.

-Eddie bear...- Me dijo susurrando y de manera melosa. No respondí, estaba de espaldas a la puerta y no tenía ganas de explicarle a mi madre que la hinchazón en mis ojos no era una mortal infección si no un corazón completamente roto. -¡Eddie!- Dijo de manera mas demandante y causando que me sobresaltara.

-¿Si?- Dije tallando fingidamente mis ojos evitando mirarla.

-Te buscan allá abajo.- Negué con la cabeza sin quitar mis manos de mis ojos.

-¿Qué?- Me senté y la vi a lo lejos.

-Te busca Richie... Tozier.- Dijo confundida. Por su expresión dudé muchísimo. Mi madre siempre los confundía, a Mike siempre lo llamaba Richie y viceversa. 

-Ah... Bajo en un momento.- Dije y ella se fue a su cuarto.

Me quedé sentado en la cama por unos segundos, seguro sería Mike queriendo asegurarse de que no hubiera muerto de tristeza o algo. No me molesté en cambiarme, simplemente me puse mis tenis y bajé, la puerta estaba cerrada, como siempre. 

Negué con la cabeza y me tallé por última vez los ojos, ya podía ver mejor. 

-Mike, estoy bien...- Dije mientras abría la puerta.

The twins [Reddie]Where stories live. Discover now